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En un Wimbledon marcado por eliminaciones sorprendentes y por campeones que obligaron a desempolvar los libros de historia, sobresalió la gesta de los hermanos Bryan, a la altura del también histórico, y tanto tiempo esperado, triunfo de Andy Murray.
2012 no estaba siendo un buen año para los gemelos Bryan. Apenas tres títulos (Monte Carlo como el más importante) y dos finales de Grand Slam perdidas cuando llegó otra decepción en Wimbledon, cayendo en semifinales ante los desconocidos (aunque luego campeones) Marray y Nielsen. En los JJ. OO., su reto pendiente, cambió todo, lograron el oro y desde entonces no han parado de ganar, entre otras cosas los tres siguientes Grand Slams que les permitieron acudir a Wimbledon con el objetivo de dar el gran golpe.
El inicio fue plácido, 3 sets a 0 ante los brasileños Demoliner/Sá, y la continuación también, otra victoria sin perder sets ante Marrero (España)/Seppi (Italia), prolongando su impresionante marca ante tenistas españoles en Grand Slam: 16-0.
En los partidos siguientes, la fortaleza en el saque de los Bryan contrastaba con su dificultad para romper el servicio pese a contar con numerosas oportunidades. Aun así resolvían en los tie breaks. El partido de cuartos, ante Bhupathi (India)/Knowle (Austria), fue el ejemplo perfecto: tres tie breaks, todos ganados, en el primer partido que los Bryan vencían en Wimbledon solo con el juego de desempate.
En semifinales recurrieron a otro talismán, el 5º set sobre hierba. Bopanna (India)/Roger-Vasselin (Francia) salvaron dos bolas de partido en el 4º set y forzaron el 5º, pero en la manga definitiva vencieron los Bryan, que han jugado el 5º set en 9 ocasiones en Wimbledon y solo perdieron la primera, en 1999.
En la final se encontraron con otro reto. Un inicio lamentable, 0-4, les hizo perder el primer set, algo que nunca habían remontando en la final del torneo. Pero esta vez sí pudieron, imponiéndose a Dodig (Croacia)/Melo (Brasil) en cuatro sets, dejando sin Wimbledon a un tenista masculino brasileño (en esta edición han perdido dos finales) y cerrando el círculo.
Bob y Mike Bryan son la segunda pareja que gana de manera consecutiva los cuatro grandes (y los primeros en Era Open). Aún tienen muy por delante a los australianos Ken McGregor y Frank Sedgman, que entre Australia’51 y Wimbledon’52 lograron 7 seguidos.
Aparte de ser campeones de los cuatro grandes, también son vigentes campeones olímpicos. Ningún hombre lo consiguió jamás, pero sí varias mujeres como Graf (en 1988 en individuales al ganar el oro olímpico en Seúl), Gigi Fernández (en 1993 en dobles al vencer en Australia) y Venus y Serena Williams (en 2010 en dobles con el título de Roland Garros).
Con 15 títulos de Grand Slam como pareja, record histórico en categoría masculina, los Bryan tendrán que buscar otros retos, como los 17 Grand Slams en dobles de John Newcombe.
Los gemelos empatan en títulos grandes en dobles porque siempre juegan juntos, pero en la modalidad mixta Bob ha ganado 7 y Mike solo 3. De esta manera, Bob Bryan ya tiene 22 Grand Slams y es el estadounidense que más ha logrado en la historia dejando atrás a Bill Tilden (21: diez en individuales, seis en dobles y cinco en dobles mixto) y solo con cuatro australianos a su altura (Emerson, Newcombe, Woodbridge y Sedgman).
Era el momento. Andy Murray, liberado de la presión de la victoria en los pasados JJ. OO. y también en el último US Open, afrontó el torneo convencido de ganar. El cuadro era mortífero pero cayó Nadal en la 1ª ronda (por primera vez en su carrera en Grand Slams) y Federer en la 2ª (el suizo estaba 49-0 en Grand Slams en esa eliminatoria).
En el previsto camino sencillo hasta la final se cruzó Verdasco, que se puso dos sets arriba, pero Murray, por séptima vez en su carrera y segunda en Wimbledon, remontó esa situación, igual que el set de ventaja que tuvo el polaco Janowicz en semifinales.
En la final esperaba el que no falló, el número 1 del mundo, Novak Đoković. Murray empezó muy bien y en los momentos complicados, cuando el serbio tuvo break de ventaja en el segundo y tercer set, demostró que su tenis sigue siendo excelente, pero su mente es radicalmente distinta a la de hace un año. Se sobrepuso a esa desventaja, algo muy difícil de superar en hierba, y también a desperdiciar tres bolas de partido cuando sacaba con 40-0, para cerrar en tres sets un encuentro de 3h09’ y 11 breaks. Nunca antes una final de Wimbledon de tan solo tres sets duró tanto. Hasta ahora la más larga era la de 1987, cuando Cash derrotó a Lendl en 2h45′
Murray es el primer británico en ganar Wimbledon en individuales desde Fred Perry en 1936 y el segundo escocés que lo consigue tras Harold Mahony (nacido en Edimburgo y de familia irlandesa) en 1896.
Ganar por 3 sets a 0 una final de Grand Slam ante el líder del ranking no es fácil, y menos en Wimbledon. No ocurría desde Roland Garros 2008 (Nadal ante Federer), y en la hierba londinense no pasaba desde 1987 (Pat Cash ante Ivan Lendl). La última derrota en Wimbledon del nº1 del mundo por 3-0 la sufrió Pete Sampras en cuartos de final de 1996 ante Richard Krajíček, que acabaría ganando esa edición.
Las tempranas eliminaciones de las favoritas (Azarenka, por retirada, y Sharapova en 2ª ronda y Serena Williams en octavos) propició una campeona sorpresa. Parecía que podría ser Sabine Lisicki, que cortó la racha de 34 triunfos consecutivos de Serena (la mejor de su carrera) y que en semifinales también venció a la subcampeona, Agnieszka Radwańska, pero no.
La campeona fue Marion Bartoli, finalista hace seis años. La francesa se aprovechó de no jugar ante ninguna de las 10 primeras cabezas de serie (hecho inédito en la historia del torneo) para ganar todos sus partidos sin necesidad de jugar el tercer set y de ni tan siquiera disputar un tie break. En Era Open, solo Martina Navrátilová en 1990 había salido campeona con semejante superioridad, aunque la estadounidense tuvo que batir a cuatro cabezas de serie (4, 5, 7 y 14).
Se frustó el sueño australiano de la jovencísima Ashleigh Barty (17 años) y Casey Dellacqua. Una pareja femenina australiana no gana un Grand Slam desde Australia’79 (y Wimbledon desde un año antes). A cambio vencieron las asiáticas Hsieh y Peng. Título muy especial para Su-Wei Hsieh porque le permitió convertirse en la primera persona taiwanesa en conseguir un título de Grand Slam en cualquier categoría.
Gran final en Wimbledon como premio a ser el único Grand Slam que no aplica el formato de juego reducido en esta modalidad. El partido se resolvió 8-6 en el set final cuando desde 1971 (el encuentro terminó 15-13 en el último parcial) nunca había vuelto a alcanzarse el 6 iguales del tercer set.
Los campeones, tras salvar dos bolas de partido, fueron Daniel Nestor (Canadá) y Kristina Mladenović (Francia), que se llevan 20 años de diferencia. No había una pareja campeona de un Grand Slam mixto con 20 años o más de edad entre ellos desde que Martina Navrátilová (49 años) y Bob Bryan (28 años) vencieran el US Open del 2006.
Daniel Nestor, aparte de ser el primer canadiense que gana Wimbledon en el torneo mixto, a sus 40 años y 306 días es el hombre más veterano en conseguir un título de Grand Slam en cualquier categoría desde el estadounidense Sherwood Stewart (42 años y 28 días), también en el mixto de Wimbledon en 1988.
Y además…
Sorpresa, de las grandes, en la final masculina. Alexander Brouwer y Robert Meeuwsen vencieron en dos sets (6º mundial seguido que la final no llega al tercer set) a los brasileños Ricardo Santos y Álvaro Filho y dieron a Países Bajos la primera medalla de su historia (masculina o femenina).
El balance final del conjunto de los países europeos fue el mejor de su historia con el bronce de los alemanes Erdmann/Matysik tras vencer a otro dúo brasileño, Cerutti/Rego. Solo en el 2005 (Suiza plata y Alemania bronce) hubo dos parejas europeas en el podio.
En la competición femenina, Xue Chen y Xi Zhang hicieron historia al dar el primer oro a China y sacar el título de Brasil y Estados Unidos (campeones en las ocho ediciones previas a partes iguales). Y lo consiguieron de forma dramática, en una final de 61 minutos (la segunda más larga de siempre solo por detrás de la de Los Ángeles’97, que duró 1h29’), resuelta por 21-19 en el tercer set ante las alemanas Borger/Büthe. Aparte de ser el set final con más puntos, también fue la primera vez que la pareja que perdía el primer set se hacía con el título.
Las brasileñas Maestrini/Seixas consiguieron el bronce permitiendo que Brasil obtuviera medalla por novena vez en otros tantos mundiales femeninos.
Final apoteósico a los partidos que el combinado británico-irlandés ha realizado por Australia y que no repetirá en ese país hasta 2025. En los primeros partidos (ante clubes y combinados) solo sufrieron una derrota, ante los Brumbies, y dejaron a cero a sus rivales en dos ocasiones, algo que no conseguían desde 1968 en Sudáfrica.
Ya en los test ante la selección australiana, los Lions ganaron el primero por 23-21 con todos los puntos de galeses (igualando una derrota por 29-23 en Australia en 2001 cuando todo fue anotado por ingleses), perdieron por la mínima el segundo partido (16-15) y se exhibieron en el tercer y último encuentro.
Una victoria por 41-16 en el Olímpico de Sydney que sirvió a los Lions para ganar su primera serie desde 1997, en Sudáfrica y ante los por entonces vigentes campeones mundiales. Además batieron su récord de anotación en un test (que era de 31 puntos ante Australia en Brisbane en 1966) y encumbraron a Leigh Halfpenny.
El zaguero galés se va de la gira con un triple de récord de anotación en la historia de los Lions: más puntos en una gira completa (114), en una serie test (49) y en un partido test (21, conseguidos el último día).
Doble cita de la competición en Lausana (Suiza) y París (Francia). En la ciudad suiza destacó el imponente salto sobre 2,41 m. de Bohdan Bondarenko en altura. El ucraniano hizo la mejor marca desde los tiempos de Sotomayor (incluso se atrevió a asaltar, sin éxito, su récord mundial) y se quedó a tan solo 1 centímetro del récord europeo de Patrik Sjöberg, vigente desde 1987. Además, Blessing Okagbare, también velocista, se convirtió en la primera africana en vencer en longitud, superando de paso su marca personal para dejarla en 6,98 m.
En la capital francesa se vieron muchas marcas mundiales del año (Bolt, James, Kemboi o Dibaba), aunque el protagonismo fue para alguien que no venció. El francés Mahiedine Mekhissi-Benabbad, a rebufo de Ezekiel Kemboi, batió la plusmarca europea de su compatriota Tahri con 8’00’’09, y a punto estuvo de romper la barrera de los 8 minutos. En el resto de la reunión destacó el triunfo en el 200 de Usain Bolt, el noveno de su carrera en la distancia en Golden League/Diamond League para igualar el récord de Frankie Fredericks, y la victoria de un jamaicano en longitud, Damar Forbes, algo que no se producía desde 1999 con James Beckford.
La vitola de imbatibilidad que acompaña a Marianne Vos desapareció cuando parecía menos probable. La neerlandesa fue líder sin necesidad de ganar la primera etapa y dos triunfos parciales posteriores asentaron su posición.
Pero en las jornadas más duras se impuso Mara Abbott dando un vuelco a la general. A la estadounidense no la inquietó ninguna rival (Luperini, que era una alternativa, fue descalificada por competir con una bicicleta de un peso menor de lo permitido por el reglamento) y se hizo con su segundo Giro tres años después.
Abbott es la segunda mujer que gana la carrera tras dos o más años sin hacerlo, hecho que, aunque parezca increíble, solo había realizado Fabiana Luperini (que consiguió su cuarto Giro en 1998 y diez años más tarde, el quinto).
Regresó la competición en la altitud de Kitzbühel (Austria) y los Brownlee siguen ganando. Esta vez lo hizo Alistair, en su ciudad talismán. Allí ha vencido cuatro veces (nadie tiene tantos triunfos en una misma prueba), las tres últimas de manera consecutiva, igualando lo hecho por él mismo en Madrid entre 2009 y 2011.
La carrera femenina fue para Jodie Stimpson. Con este triunfo, Gran Bretaña ha conseguido las dos últimas victorias con dos triatletas diferentes (Stimpson y Stanford), algo solo hecho por otro país, Suiza, con Ryf y Spirig en 2010 (Seúl y Madrid).
Otra muesca más en el revólver de Sebastian Vettel que, por primera vez en su carrera ganó un Gran Premio en su país, y consolida su liderato en el mundial. La diferencia sobre el segundo, Räikkönen, fue exigua, apenas 1’’008, la menor en el Gran Premio de Alemania desde 2006 (Michael Schumacher aventajó en 0’’720 a Massa) y la menor en el actual circuito de Nürburgring desde 2002, cuando Barrichello batió a Michael Schumacher por 294 milésimas.
La protagonista absoluta fue la patinadora local Manon Kamminga, que consiguió 7 oros (tres de ellos en relevos, incluido el novedoso mixto). Dominó todas las distancias consiguiendo títulos en 200 (salida lanzada, pista), 1.000 (pista), 10.000 (eliminación, pista) y 15.000 (eliminación, ruta), añadiendo además un bronce en maratón.
Sus 7 oros en una sola edición igualan el récord que estableció la española Sheila Herrero en Praia’95. También fue Sheila Herrero la última patinadora en conseguir 8 medallas en un mismo campeonato de Europa al sumar 2 oros, 3 platas y 3 bronces en el 2002.
Y mención especial para Jan Blokhuijsen. El neerlandés, que ha logrado medallas europeas, mundiales y olímpicas en patinaje de velocidad sobre hielo, fue subcampeón en 10.000 metros puntuación en ruta.
Gran Bretaña consiguió su quinto título, segundo consecutivo, dejando otra vez con la miel en los labios a Turquía, que fue plata, como en el 2009. Es la segunda vez que el equipo británico logra dos oros seguidos tras hacerlo en 1971 y 1974.
Es más raro que se repita el medallista de bronce, pero España, derrotando a Suecia, lo logró. Solo otros dos países fue terceros en dos campeonatos de Europa consecutivos: Francia (1974 y 1977) y Países Bajos (1978 y 1981).
En el torneo femenino, tras seis ediciones de aplastante dominio de Alemania, la selección neerlandesa dio la sorpresa derrotando en la final al equipo germano por 57-56. Un punto de diferencia que ya se dio en la final de 1991 entre estos mismos equipos, entonces con triunfo alemán (49-48).
Solo estos dos países han alcanzado el oro (8 de Alemania y 6 de Países Bajos). Gran Bretaña, incapaz de superar a Países Bajos en el grupo y a Alemania en semifinales, volvió a lograr otra medalla. Ya lleva 8, todas de bronce, y todas en las 9 últimas ediciones.
El TSV Pfungstadt aprovechó la ocasión de jugar la final en su país para derrotar a los austriacos del Grieskirchen Pötting por 4-0 y revalidar título. El TSV Pfungstadt es el primer equipo alemán que gana Copas de Europa seguidas desde el TSV Hagen en 2000 y 2001.
El torneo femenino lo ganó el Union Arnreit austriaco. Este equipo ya había conseguido la Copa de Europa indoor a principios de año y es el tercer doblete de este tipo que logra (2010, 2011 y 2013), más que el resto de clubes juntos. Además lo hizo batiendo al Ahlhorner SV alemán, el vigente campeón. Nadie ganaba el título derrotando en la final al campeón de Europa desde el TV Jahn Schneverdingen en 2006 (también ante el Ahlhorner).
Ésta es la octava Copa de Europa para el Union Arnreit, igualando al Hypo (equipo de balonmano femenino) como los clubes austriacos con más títulos de la máxima competición continental entre todos los deportes.
La European Football League, la máxima competición de clubes de fútbol americano, coronó campeón a su club más laureado, el Viena Vikings, que seis años y tres finales perdidas después, vuelve a reinar. El equipo vienés no dio opción al Tirol Raiders y le venció por 37-14, pero hizo algo más complicado, ganarle en su casa, en el Tivoli de Innsbruck (Austria), donde se mantenía invicto en finales (3-0).
Los Vikings son, además, el segundo club de la historia que consigue el título tras haber perdido la final del año anterior. Hasta el momento el único capaz de hacerlo había sido el Braunschweig Lions en 2003, precisamente ante los Vikings.
Estados Unidos repitió su título mundial. Por primera vez recibió puntos (los tres partidos del anterior mundial los venció dejando a cero a sus rivales), pero en ese mismo partido aplastó a Alemania por 107-7, la mayor diferencia de la historia. La plata, como hace tres años, fue para Canadá, que si en el 2010 cayó por 66-0, esta vez perdió por 64-0. El bronce, en el partido más ajustado de un mundial, fue para Finlandia, también como en la primera edición, batiendo por 20-19 a Alemania. España, que debutaba, se fue con tres abultadas derrotas y sin anotar, algo que sí habían hecho los seis equipos que han disputado el campeonato.
Estados Unidos, sorprendentemente ausente del podio hace dos años tras caer en cuartos ante Rusia, recuperó su tradicional dominio y se hizo con su quinto título. Lo consiguió venciendo todos sus partidos por 9 o más puntos y derrotando a Serbia en la fase de grupos y en la final.
Solo Estados Unidos, en 1979 (7 victorias por 16+ puntos), y Grecia, en 1995 (8 triunfos, todos ellos por más de 17 puntos), han mejorado las prestaciones de los americanos en el torneo.
Serbia fue la única selección capaz de competir con los estadounidenses (perdió por 9 y 14 puntos cuando ningún otro país lo hizo por menos de 25), pero repite subcampeonato, algo inédito en la historia del evento.
* David Fernández es estadístico.
– Foto: Matthias Hangst (AELTC)
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