"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
Himar Ojeda se ganó un nombre como director deportivo acertando fichaje tras fichaje en el Gran Canaria y dándole viabilidad deportiva al proyecto económico del club. Después de su polémico despido aterrizó en Madrid, concretamente en el Estudiantes, para intentar repetir éxitos. Pese a un inicio de año espectacular y la sensación de que por fin las cosas se estaban haciendo bien, la noticia de su no renovación ha caído como un jarro de agua fría en la hinchada estudiantil, que intuye que la situación del club puede ser mucho peor de lo que se cree.
Pregunta.- ¿Por qué ha decidido dejar Estudiantes? Si la decisión ha sido común, ¿a qué se debe el desencuentro tras solo un año?
Respuesta.- Hay muchos factores, pero el factor principal ha sido la situación económica. No solo del Estudiantes, sino de la ACB y de toda España. Yo he estado muy cómodo en Estudiantes, muy valorado, sobre todo, y lo que más me ha impresionado es la ilusión que se estaba generando desde mi llegada a Estudiantes. Externa e internamente.
P.- Entonces, ¿qué ha pasado?
R.- Yo creo que toda esa ilusión sigue, pero Estudiantes está en una situación en la que no me gustaría entrar en demasiados detalles pero que es compleja, que espero que pueda solucionar pero que a mí como profesional me limitaba muchísimo en lo profesional, porque me impedía hacer bien mi trabajo y alcanzaba también al plano personal, aunque mi caso no es aislado sino que es una situación que estamos viviendo un poco todos. Yo no soy un ex jugador o un ex entrenador que viene con un bagaje económico importante, he venido aquí con mi mujer, con dos hijos, y la situación se me hacía muy cuesta arriba en todos los sentidos. Ellos querían que me quedara, pero yo tengo que mirar otras soluciones, tengo una hipoteca que pagar… Yo me habría agarrado a cualquier esperanza que me dieran e, insisto, ellos querían que siguiera, pero no ha sido posible.
P.- ¿Tan mal está la cosa con respecto al dinero?
R.- Preferiría no hablar de esa cuestión, creo que no es lo que el club necesita en este momento. (Ndr: Estudiantes se ha quedado sin patrocinador tras la marcha de Asefa y está buscando uno nuevo que se haga cargo de las deudas y los gastos)
P.- Volvamos un año atrás, entonces, ¿qué le hizo cambiar Gran Canaria por Madrid?
R.- Bueno, a mí de Gran Canaria me echan…
P.- Sí, pero tendría más opciones aparte de Estudiantes después de haber fichado a tantas estrellas: English, Carroll…
R.- Cuando me despidieron a final de mayo tanteé opciones y tenía algunas pero más enfocadas a EE. UU., al extranjero. Entonces me llamó José Asensio y para mí era una situación ideal porque yo ya en Gran Canaria quería convertir el club en un club de cantera, que sacara jugadores después de formarlos, que descubriera talentos propios, y Estudiantes simbolizaba eso. Es más, la idea que me dijeron que tenían era reforzar ese concepto de cantera con unos pocos fichajes que ayudaran.
P.- ¿Lo que se encontró era lo que le habían prometido, se parecía a la idea que tenía del club desde fuera?
R.- Sí, era la imagen que tenía desde fuera y lo que los presidentes me transmitieron fue una unión total en el proyecto entre el club y la SAD, cosa que no siempre había sucedido por diversas circunstancias. Me aseguraron que conmigo iba a ser así y la verdad es que yo les vi muy integrados a los dos y con las ideas muy claras, una predisposición total de todo el mundo a confiar en la cantera y jugársela a muy pocos fichajes pero que marcaran diferencias.
P.- ¿No era esa la misma idea que la de Pepu Hernández el año del descenso? No salió demasiado bien.
R.- Sí, bueno, así me lo explican, que salió mal, aunque cuando desciendes hay muchas circunstancias que influyen. El proyecto era parecido pero rejuveneciendo un poco la cantera: Jaime y Lucas estaban el año del descenso, pero casi no participaron. Faltó la frescura que sí hemos dado este año de jugadores realmente jóvenes que tengan hambre- Y, bueno, que a veces se acierta en los fichajes y a veces no. El año pasado no se consiguió darles rendimiento y este año, independientemente de la edad de los jugadores, hemos conseguido en líneas generales acertar.
“Nadie en la directiva quiso condicionarme, tuve total libertad para tomar las decisiones”
P.-¿Percibió un buen análisis de lo que había ido mal el año anterior para no repetir los mismos errores?
R.- A ver, yo creo que el club sí que lo hizo, definitivamente, pero a la vez ellos estaban metidos en una situación en la que quizá no podían ver el problema o las soluciones a ese problema porque estaban demasiado metidos y necesitaban a alguien de fuera, con otra visión. Por ejemplo, recuerdo una anécdota con unos chicos de la Demencia, que me han tratado muy bien: un día se estaban metiendo mucho con la directiva y elogiándome a mí y yo tuve que decirles: “Oye, que a mí me ha traído la directiva, algo bueno habrán hecho” (Ríe). Luego, hay otra cosa: no me han querido condicionar con nada, es más, no me daban información.
P.- ¿Cómo que no le daban información?
R.- No querían condicionarme, no venían a decirme “Oye, el año pasado esto salió mal o esto salió bien…”, querían que lo descubriera todo por mí mismo, desde fuera. Lo mismo con temas de cantera, entrenadores. Lo que querían es que actuara con total libertad para tomar decisiones. Si preguntaba, me la daban, por supuesto, pero no querían contaminarme.
P.- ¿Y cuál fue la primera decisión clave que tuvo que tomar?
R.- La primera que recuerdo fue en la primera reunión con los presidentes, porque a mí el que me llama es José Asensio y yo le pido hablar con los presidentes porque sé que hay un pequeño follón entre el club, la Sociedad Anónima Deportiva, la fundación… y quiero tener claro quién manda. José me dice: “Bueno, a ver si por teléfono…”, y yo le digo que no, que es muy importante y que les tengo que ver en persona. Ahí vi que iban en la misma línea, como te decía, no como otros años, lo que me legitimaba a tomar decisiones en todos los aspectos. En esa misma conversación ellos ya me preguntan por el equipo ACB y el tema del entrenador y yo ahí ya les digo que pese a tener una muy alta opinión sobre Trifón, había que ver si había que seguir con él o buscar otro entrenador. Planteé varias opciones y dejé claro que la mejor me parecía Txus Vidorreta.
Aparte de eso, tenía muy claro que quería una plantilla de diez que dejara dos plazas siempre para jugadores del filial, para que los entrenadores tengan la posibilidad de ponerlos y no recurrir a jugadores de fuera cuando hubiera problemas.
P.- ¿Eso quiere decir que con el final del proyecto Ojeda acaba también el proyecto Vidorreta?
R.- No, no. De hecho, creo que Txus va a seguir y a mí desde el club me han pedido que, aunque me vaya, les explique cuáles eran las pautas a seguir en mi proyecto porque quieren seguir con él, y, bueno, si viene otra persona con un proyecto nuevo y ellos quieren utilizar ese proyecto, estupendo. Aparte, hemos hecho una especie de guía muy extensa entre directivos, entrenadores, etc., un proyecto muy trabajado sobre temas generales y filosóficos, casi, para que entrene quien entrene y sea quien sea el director deportivo se cuide lo que es el Estudiantes: su esencia, su cantera, el equipo femenino, la vinculación con el Ramiro de Maeztu. Eso no puede estar en permanente revisión. Puede que Estudiantes vaya heredando cosas de sus entrenadores, pero tiene que haber una cierta identificación en su juego, que en estos últimos años no ha habido o se ha puesto en duda por los malos resultados. Incluso en comunicación y márketing el club es distinto, y cuando un jugador viene aquí sabe que tiene que hacer una serie de cosas para la imagen del club y tiene que aceptarlo.
P.- Uno de esos jugadores fichados ha sido Carl English, que se ha mostrado como un enorme éxito. ¿Hasta qué punto estuvo cerca de fichar por el Barcelona en Navidades, como se especuló?
R.- Bueno, la oferta del Barça, o por lo menos el interés, existió. La verdad es que todo el mundo fue muy profesional en ese sentido: el jugador, el representante, los clubes… Y a partir de ahí todos hicimos una composición de lugar. Estudiantes decide exponerlo ante jugador y prensa, pero luego no hay acuerdo entre las tres partes porque las condiciones no se dan para satisfacer a todos. English pedía unas condiciones para no dejar al Estudiantes tirado a mitad de temporada y fue muy respetuoso en ese sentido.
P.- Pero su rendimiento a partir de ahí se hundió.
R.- Hay varias cosas: esta situación no ayudó. Influyó en el jugador y en todos nosotros. Pero sobre todo fueron las lesiones: la de la copa, cuando estaba en el mejor momento del año, en ese enorme escaparate… que de repente se levante de la cama y se dé cuenta de que no puede ir a entrenar porque tiene un virus estomacal, eso es muy difícil de digerir. Luego está el partido contra el Cajasol, donde él jugó el año pasado y no puede ir porque se le cae encima Fran Vázquez en un partido contra Unicaja y no puede jugar contra su ex equipo, que siempre es una motivación para todo jugador.
Además, hay un cambio arbitral muy claro: en la primera parte de la liga se habla mucho de proteger al jugador ofensivo y Carl se gana esa protección por méritos propios frente a defensas demasiado duras. En la segunda, sin saber por qué, se cambia el criterio, y empiezan a caerle faltas en ataque, técnicas… No ya las normales que le pitaban también al principio sino algo más personal, incomprensible, de manera que se empezó a sentir desprotegido e incluso perseguido.
“El vestuario acabó la temporada con una mezcla de alegría y de redención”
P.- ¿Qué cree que pasó en la segunda vuelta para que el equipo compitiera tan mal, incluyendo el último partido en casa ante el Joventut en el que pierde 75-112 ?
R.- Bueno, ese partido fue puntual porque fue el último partido de liga. El equipo estaba viviendo con desazón toda la situación económica desde tiempo atrás. No porque pasaran, nada de eso, sino porque no veían solución. Pero justificarlo todo por eso sería injusto, porque Gran Canaria tuvo un bajón tremendo en la segunda vuelta y ahí me consta que se paga cada mes puntualmente. Yo creo que hubo también un bajón físico, que la temporada se hizo larga y no pudimos jugar alegre, se lesiona Germán… y que todos los equipos tienen un bajón durante la temporada.
El del último día sí que fue sorprendente porque todos queríamos acabar bien la liga, era el último partido en casa y además si ganábamos subíamos posiciones en la clasificación final. Sin embargo, no fuimos capaces. Mentalmente no fuimos capaces de apretar los dientes y sobreponernos a que metieran tanto para darle la vuelta.
P.- El año pasado, en un Informe Robinson se veían varios problemas en el vestuario: un Carlos Jiménez muy apagado, Gabriel intentando ejercer el liderato y las conversaciones y gritos en inglés y español, con gente que parecía perdida en la traducción. ¿Cómo acaba este año en el vestuario y en el club?
R.- En la última cita el vestuario estaba mal por que una gran temporada, yo considero que es una gran temporada, acabe tan mal. El vestuario estaba cabizbajo, dolido, por la paliza que había recibido, aunque estas cosas pasan: en baloncesto te llevas palizas y no pasa nada. Yo he perdido por 50 en Barcelona y tres días después por 30 en Belgrado con el Gran Canaria. Incluso el CAI perdió el primer partido de ‘playoff’ ante el Valencia por más de 30 y acabó ganando el ‘playoff’. Forma parte del juego. El vestuario ha acabado con una sensación, no tanto de alegría (los nuevos sí) pero los que repiten, de haber podido redimirse de alguna manera. Sí he visto que Tariq, Germán, Jayson, Jaime, Dani han vivido la sensación de sobreponerse a lo del año pasado, que fue durísimo para ellos.
P.- ¿A nivel personal ha notado la diferencia entre la exigencia de dirigir deportivamente al equipo de una isla y un equipo tan expuesto mediáticamente como el Estudiantes? ¿Se siente mucho la presión de la prensa y los aficionados?
R.- Absolutamente. Y Estudiantes está bien cuidado, igual que Gran Canaria, lo que pasa es que creo que tiene más mérito en el caso de Estudiantes porque Gran Canaria es el equipo de Gran Canaria, pero el Estudiantes es un equipo más global y juega en una ciudad como Madrid donde hay más equipos. Estar bien cuidados se lo han ganado. Y en lo que respecta a mí, el salto es abismal, aunque yo me he sentido bien tratado y cuidado por todo el sistema mediático. Salvo casos puntuales que venían condicionados, no sé por qué, de antes, yo creo que la gente ha esperado a ver el trabajo realizado para luego opinar y eso ahora mismo es fantástico.
P.- ¿Confiar en la cantera hace más fácil la labor de un director deportivo? O al revés, obliga a acertar para que los jóvenes estén bien rodeados.
R.- Si fuera fácil lo haría más gente. Y ponte a mirar a los demás equipos. No lo hacen. Solo hubo un momento en el que noté cierto nerviosismo, que es cuando el equipo va a empezar la temporada y te llega un poco la sensación de inseguridad, incluso me preguntan: “Himar, ¿tú estás seguro?”. Solo teníamos diez jugadores, el once y el doce eran Fran Guerra y Edgar Vicedo, que era junior y no jugaba en el EBA siquiera. Pero es que el diez era Lucas Nogueira y el nueve era Jaime Fernández, el ocho era Dani (Clark), que acabó bien pero no pudo empezar por lesión. Incluso el siete, uno de los americanos, era Kyle Kuric, un ‘rookie’. Nuestros dos americanos eran Kuric y Nogueira, dos chavales que no tenían experiencia ACB sólida. Entiendo las dudas, pero cuando me las transmiten, yo digo: “Pues creo que sí, creo que salimos adelante”, y la cosa sale bien.
Yo quería tener una combinación de pilares que daban veteranía y liderazgo y una gente que se sumaba que aportara frescura y decisión, pero adaptado además al estilo que quería Txus Vidorreta, más enfocado al ataque y meter de fuera, abrir el campo. Por ejemplo, Lamont Barnes es un jugador por el que nadie se pelea nunca, un tío veterano que hace mejor a todos los equipos en los que juega pero que no destaca personalmente. Txus lo había tenido en Alicante y me habló de él y como a mí ya me gustaba pues le fichamos inmediatamente. Eso es para mí hacer equipo. Josh Fisher es el último fichaje, es verdad, porque ya tenemos las piezas encajadas y queremos que Jaime juegue de segundo base, pero nos falta un tercero por si hay lesiones. Josh había trabajado conmigo en Gran Canaria y además vive en Madrid y ha aportado no solo en el partido, porque Fisher, cuando estaba en el Gran Canaria, tenía que defender cada día a Jaycee Carroll y Carl English, y eso les impedía relajarse. Para los entrenamientos era clave. Gran parte del éxito de English y Carroll en Canarias y de English y Kuric este año en Estudiantes es mérito de Fisher, que les obligaba a ser mejores cada día pegándose a ellos como una lapa en cada partidillo.
“Puede que haya llegado el momento de que Jayson Granger y Daniel Clark intenten seguir sus carreras en otro club”
P.- Granger parece que se irá a otro equipo ACB o incluso a la NBA, Nogueira apunta alto en el ‘draft’… ¿Habrá desbandada?
R.- Bueno, yo en Gran Canaria viví algo parecido, son procesos lógicos: ha llegado el momento en el que Jayson busque otras salidas profesionales más atractivas, buscando jugar Euroliga o aspirar a algún campeonato. Es normal y no tiene nada de grave. En cuanto a Lucas, yo creo que se va a quedar, porque hemos estado hablando con ellos y no le vemos preparado aún para ese salto a la NBA.
P.- ¿Y se quedaría en Estudiantes? ¿No se iría a otro equipo?
R.- Tiene contrato, así que supongo que se quedaría. Además, yo creo que lo mejor para él es quedarse y que el club apueste por él.
P.- ¿Qué otros jugadores podrían irse?
R.- Pues a ver, Jaime tiene contrato, Kyle tiene contrato también y debería dar un salto adelante el año que viene. Carl English tiene contrato, aunque hay que estar preparados si aparece una oferta irrechazable para él o para el club. En cuanto al juego interior, Germán tiene contrato y quiere quedarse, aunque habría que valorar también el interés de otros equipos. Dani Clark acaba contrato y está en una posición parecida a la de Jayson, no sería equivocado para él que diera un paso en otra dirección para seguir progresando.
P.- Perdona que insista, pero, ¿hay dinero en el club para suplir a esos jugadores?
R.- Yo creo que eso no tiene que ser un problema. Estudiantes bajará el presupuesto y es lógico que lo haga, es una buena gestión. Ese no tiene que ser un problema para conseguir jugadores: probablemente haya en el mercado un base mejor que Jaime, pero creo que es el momento de fiarse de Jaime y que dé un paso adelante. Lo que Estudiantes tiene que hacer es, con el dinero que tenga, jugar en la misma línea que el año pasado: intentar tener unos pilares de veteranía y seguridad y combinarlo con mucha cantera.
¿Para qué nos sirve una final Real Madrid-Barcelona? ¿Nos da un mejor contrato de televisión?
P.- El Lucentum Alicante bajó el año pasado por una cuestión de dinero y este año se supone que ha ascendido, pero al final no ha podido pagar el canon ACB. ¿Es viable el actual sistema ACB-LEB?
R.- Creo que la situación es dramática, no solo para Lucentum. Supone una presión tremenda para todos los equipos que quieren ascender y que quieren cumplir ese sueño y esa responsabilidad con sus aficionados, pero es que ahora se trata de sobrevivir. Debemos hacer un replanteamiento general del baloncesto para tratar de garantizar muchas cosas. De entrada, la viabilidad de los clubes, que no se comprometan más que con lo que pueden asumir. Se dice mucho lo de que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” y en casos concretos, deportivos, ha sido así.
Esa mentalidad de “tengo que hacer lo que sea para mantenerme, tengo que hacer lo que sea para meterme en playoff” es perversa. Si la viabilidad pasa por ser una liga cerrada, pues que sea una liga cerrada pero viable, de clubes sanos, y si en un momento dado hay un club en otra categoría que puede entrar en esa liga, pues se amplía. Empecemos de cero porque esto es insostenible. Llevamos dos años seguidos sin ascensos ni descensos. No creo que se trate de que la ACB baje las condiciones para subir de categoría o baje el dinero que tienen que pagar los clubes, sino que se cambie todo, el propio sistema, para que los proyectos sean viables, que la gente ponga a los jóvenes, sin presiones, que se recupere la esencia del baloncesto. A lo mejor habría que refundar la Asociación, no sé, y que entre quien cumpla.
P.- ¿Hasta qué punto el Madrid y el Barcelona fagocitan todas las competiciones, incluido en el caso del Barça también balonmano y fútbol sala? ¿Se nos viene una década de finales Madrid-Barça sin competencia ajena? ¿Eso ayuda porque “da mucha audiencia”? ¿O hace que vendamos un producto que no es lo que es?
R.- Bueno, siempre da la sensación de que va a ser así y luego este año en las semifinales estaban Gran Canaria y CAI, sin grandes presupuestos. Siempre he pensado que efectivamente iba a haber una separación mayor entre unos equipos y otros, por el dinero de Euroliga, de televisiones, los esponsors… y sin embargo ves que luego el Gran Canaria elimina al Baskonia y el CAI elimina al Valencia. Creo que falta el último pasito, que es que lleguen a jugar la final y no caigan 3-0, claro.
En cuanto a la segunda parte de la pregunta, estoy condicionado porque yo no soy de ninguno de esos clubes grandes, pero creo que si la final no es Madrid-Barça eso no es malo, no se pierde nada. Es una visión muy limitada pensar que va a tener poca audiencia porque solo la van a seguir la gente de Gran Canaria o Zaragoza. ¡Pues claro, nos ha jodido! Pero eso no quiere decir que sea peor para nuestro deporte. De hecho, creo que ahí estamos valorando al público marginal, a la gente que solo ve ese partido porque son del Madrid o del Barcelona y no ven ni un partido más en todo el año, perjudicando a los que van todas las semanas a ver a sus equipos, aunque sean de ciudades con menos población o mercados más pequeños. ¿Es muy bueno para el baloncesto que el día de la final haya muy buena audiencia porque así conseguimos contratos de televisión? No. No, porque no los conseguimos, no los tenemos, no hay nadie pegándose por el baloncesto. El Madrid, por ejemplo, no tiene contrato de televisión para la Euroliga.
Habría que ir en esto al modelo americano, aunque sea una cultura diferente. Ahí tienen diferentes equipos que han sido capaces de jugar la final de la NBA, pero también tienen a sus Boston Celtics y Los Angeles Lakers, que sería el equivalente a Madrid y Barcelona, pero que no sea porque sus rivales sean incapaces de plantarles cara sino porque lo hagan bien. Los grandes mercados siempre van a estar fuertes en la ACB, ¿pero por qué limitarnos a que solo ellos puedan jugar en Europa? Eso no tiene sentido, no tiene ningún sentido. La ACB se fundó para proteger lo común, para proteger la liga, ahora le hemos quitado todas las armas y es un ente en el que trabajan unos cuantos intentando hacer lo que pueden mientras cada uno va a lo suyo. ¡Repartamos y generemos!
P.- ¿Por qué te gustaría ser recordado en el Estudiantes?
R.- Bueno, ha sido solo un año, pero me gustaría que la gente recordase que traté de hacerlo lo mejor posible, trabajando duro y que puse un granito de arena para recuperar lo que realmente se valora de Estudiantes, esta filosofía de juego y los resultados, no solo los del equipo ACB, que creo que son buenos, sino los del de EBA, que ha subido a LEB con un equipo por el que nadie daba un duro a principios de año, y que todos los equipos de categorías inferiores han participado en el Campeonato de España, masculinos y femeninos. En general, ha sido un año muy Estudiantes.
P.- ¿Y cuál es el futuro de Himar Ojeda?
R.- Me paso al otro lado, a colaborar con la agencia de representación You First, aunque el trabajo va a ser similar: ver partidos, controlar distintas ligas y recomendar jugadores.
* Guillermo Ortiz es filósofo y escritor.
– Fotos: Club Estudiantes – ACB Media – Víctor Lerena (EFE)
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