Uno formado en La Masia, el otro en Zubieta. El primero bajito, el segundo alto. Uno llegó primero, el otro después. Sólo un año separa sus respectivas edades. Uno más técnico y móvil, el otro más físico y estático. El primero con más talento para la combinación y el apoyo, el segundo para batir líneas mediante el pase vertical. Uno más capacitado para jugar rápido, el otro para progresar más rápido. El primero activa mejor los espacios interiores, el segundo los exteriores. Ambos adoran ser el centro de sus equipos: que todos le busquen, que todos jueguen para ellos. El primero es perfecto para asumir este rol en un contexto Barça; el segundo, para hacerlo en cualquier otro equipo.
Con uno se ganaba, con el otro se siguió ganando. Mas cuando llegó el segundo, el primero se movió para dejarle sitio y nada volvió a ser lo mismo. El primero dejó de sentirse a gusto para que lo hiciera el segundo; el equipo se encomendó a este último, ya que había dejado de encontrar con ventaja al primero. El primero visitó zonas cada vez más impropias mientras el segundo iba asumiendo cada vez más el mando. Ya no se jugaba bonito, pero se competía igual de bien. Los riesgos desaparecieron y, con ellos, numerosas ocasiones en ambas porterías. La presencia de ambos restó un hombre de ataque, lo que otorgó mayor posesión y restó profundidad. Alejado de su zona de influencia, la indiscutible titularidad del primero, otrora mejor jugador del equipo, sólo se mantuvo por su jerarquía en el mismo.
En un modelo de juego cuya presencia había cambiado, el primero se erigió como líder del equipo mientras del segundo, con gran frecuencia, sólo se avistó su sombra. Los pragmáticos elogiaron este cambio, los románticos lo maldijeron, los fríos analistas no lo juzgaron, los de los altavoces mediáticos no lo percibieron. El aficionado de a pie, más allá de que lo percibiera o no, siguió gritando y celebrando del mismo modo. Cuando se gana, todo vale. Da igual cómo se gane, pues así es para la inmensa mayoría de los aficionados. Ya sea con el primero y se llame Xavi o Thiago con Luis Aragonés o Milla; o con el segundo y se llame Xabi Alonso o Illarramendi con Vicente del Bosque o Julen Lopetegui.
* Rafael León Alemany.
– Foto: Sportsfile
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal