Por primera vez desde su dorado debut en Barcelona’92, el Hockey femenino español no estará en una cita olímpica. La mínima y quizás inmerecida derrota ante Bélgica no dejaba más margen al error, pero España volvió a tropezar con la misma piedra en forma de penalti-córner y su derrota ante las irlandesas (2-3) acabó con todas las ilusiones. La victoria les daba acceso al partido decisivo por la plaza olímpica ante las belgas; un empate como mal menor permitía buscar la goleada ante las rusas y esperar una probable derrota de las irlandesas ante Bélgica, para disputarles a las anfitrionas el pasaporte olímpico.
Ahora, los dos partidos que restan serán un pequeño calvario para un colectivo de jugadoras entregadas y comprometidas que han visto esfumarse su sueño olímpico. Para algunas de las maás emblemáticas, por razón de edad, se escapó su último tren olímpico. En el pasado Europeo, donde jugaron a muy buen nivel, su victoria ante la todopoderosa Holanda les situó muy cerca del pasaporte olímpico, pero la derrota en semifinal ante las alemanas, junto al hecho que las británicas, ya clasificadas, no disputasen la final, las abocó a este torneo clasificatorio que no ha tenido el final deseado. Al igual que ante Bélgica, la falta de efectividad en el lanzamiento de los penalti-córner condenó a nuestras chicas, que en ambos encuentros dispusieron de una última oportunidad a través de ellos, pero no acertaron en su transformación.
Jugar a remolque del marcador cuando hay tanto en juego supone una presión adicional de la que es muy difícil aislarse cuando ves que, una y otra vez, pese al dominio y al esfuerzo, no hay manera de colar la bola en la portería rival y, en cambio, éste sí encuentra el camino del gol que a ti se te niega. No hay tiempo para lamentos: de las derrotas se aprende y si son tan duras como esta, todavía más. Desengañemonos: haber estado en cinco citas olimpicas consecutivas para un deporte minoritario como el Hockey femenino, que no llega a las mil licencias, es toda una hazaña y quienes han contribuido a ello merecen todo nuestro respeto, admiración y reconocimiento.
Ahora es tiempo de reflexion y planificación y mejorar en aquellos aspectos técnicos cuyo déficit luego nos pasa factura. Se abre un nuevo ciclo olimpico con un horizonte lejano pero definido: Río 2016, con la dificultad añadida que supone la pérdida de las becas del plan ADO, salvo que en su replanteamiento se fijen parámetros enfocados a ciclos olímpicos, lo que seria deseable y beneficioso para los deportes minoritarios. Sin opciones en hockey ni en voleibol, ni tampoco en baloncesto, tras el inesperado batacazo en el Eurobasket que no dio opción ni siquiera a rectificar en el Preolimpico, todas las opciones para la presencia de selecciones femeninas en Londres 2012 pasan por el balonmano y el waterpolo, que deberán hacer frente a exigentes torneos clasificatorios.
Deseamos y confiamos en que lo consigan, pero no va a ser nada fácil. Desde su debut en bloque en Barcelona’92 gracias a la condición de pais anfitrión, siempre hubo como mínimo un equipo femenino en los torneos olímpicos de deportes de equipo. El hockey no faltó a las citas de Atlanta, Sydney y Atenas, donde se sumaron también el baloncesto y el balomano, mientras que en Beijing compitieron hockey y baloncesto. De los seis deportes de equipo, solo el fútbol femenino sigue sin estrenarse en una cita olimpica.
* Juan Manuel Surroca es periodista. Ha sido Responsable de deportes de RNE en Catalunya durante 17 años. En Twitter: @SurrocaJM
– Fotos: Aitor Alcalde (RFEH)
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