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Noche de transistores, noche de nervios. Ciudades ilusionadas, aficiones esperanzadas, directivas acongojadas, distintos finales. Un grito de alegría al unísono, tres lamentos desgarradores.
El único equipo que a lo largo de esta jornada nunca se vio en Primera fue el Zaragoza. Un Atlético de Madrid dominador jugó con los nervios de La Romareda, y solo la buena actuación de Leo Franco (Roberto no había sido ni convocado) ha hecho que hasta el minuto 84 el empate permaneciera en el marcador.
El equipo de Simeone se mostró tan sólido como acostumbra: saliendo rápido a la contra y concediendo poco atrás. Durante el inicio del partido el Zaragoza trató de buscar la portería de Courtois, pero, quizá por las noticias que llegaban en los otros campos, los maños se diluyeron pronto. Eran ya varios años los que llevaba el Zaragoza coqueteando con el descenso. Esta vez la trayectoria fue a la inversa: de más a menos.
Al final del partido algunos seguidores se quedaron a las puertas del estadio para increpar a Agapito y a los jugadores. El Real Zaragoza jugará el año que viene en la Liga Adelante.
Parecía tenerlo imposible, pero el Mallorca creyó durante los 90 minutos. El Celta ganaba pero los resultados de Deportivo y Zaragoza acompañaban. Los de Gregorio Manzano empezaron fuertes, con un Gio dos Santos electrizante y un Pep Martí conmovedor en su esfuerzo. Pese al serio partido del equipo dirigido por Djukic, que ha realizado una excelente campaña, los bermellones controlaron el partido y se repusieron rápidamente al empate del Valladolid (12 minutos después anotó Martí).
Solo necesitaban un gol del Espanyol en Vigo, gol que nunca llegó. Algunos seguidores del Mallorca abandonaron Son Moix antes de que el árbitro pitara el final. Otros se giraron hacia Serra Ferrer.
Aouate, Martí, Gio y el resto de jugadores bermellones lucharon hasta el final. No pudo ser. El Real Mallorca, 16 años después, luchará por volver a la máxima categoría del fútbol español.
El Deportivo de La Coruña era el único equipo que dependía de sí mismo, pero tenía enfrente al rival más peligroso, una Real Sociedad que se jugaba la Champions. Pese a que el Valencia comenzó ganando, los de Montanier nunca desfallecieron. Negredo, desde Sevilla, les acercaba al sueño, y en el minuto 22 Griezmann marcaba el gol que finalmente sería definitivo. Mención especial merece Agirretxe, que hizo trabajar más que nunca a la defensa deportivista, con una exhibición física y técnica.
El Deportivo de la Coruña, con más alma que fútbol, apretó en la segunda mitad, aunque la Real Sociedad era muy peligrosa a la contra. Los deportivistas enviaron dos balones a la madera, pero no consiguieron batir la portería de la Real, que acabó con un hombre menos (Bergara fue expulsado).
Demasiado duro para una afición que ha tenido que vivir en tres años dos descensos. Las lágrimas de Valerón eran las lágrimas de toda una ciudad. El jugador canario, del que Guardiola dijo un día que nació genio y morirá genio, probablemente se retirará del fútbol. Sea como fuere, no merecía este final. Lendoiro tratará de convencerle.
El Deportivo de La Coruña vuelve, una temporada después, a la segunda división..
Hace dos semanas estaban casi en segunda y hoy celebran la permanencia. A los 15 minutos Natxo Insa ponía el inamovible resultado de 1-0. El Espanyol hizo un digno partido pese no jugarse nada, por lo que el Celta necesitó emplearse a fondo, sobre todo en la segunda parte, cuando los de Aguirre se fueron al ataque. Iago Aspas, que casi con toda seguridad saldrá del equipo, sirvió a Insa el gol que permite al Celta seguir un año más en Primera.
Con el pitido final, las gradas de Balaídos quedaron vacías. Los 28.937 espectadores invadieron el campo para celebrar con sus jugadores. El Real Club Celta de Vigo sigue siendo equipo de primera división.
* Ismael Ledesma.
– Fotos: Xoan Carlos Gil / César Qiuan (La Voz de Galicia)
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