Al final costó más de lo esperado. No es fácil atacar a pie de puerto y lograr una minutada al coronar el primer hors catégorie a 150 km. de meta. Los poursivants son fuertes, el Macizo Central muy largo y la ansiada medalla de plata anima y mucho al pelotón. Los cuádriceps duelen, los repechos pasan factura y el cálido sudor del esfuerzo se mezcla con el frío de la incertidumbre.
24 años después, el Elche ha vuelto a Primera División. Y no lo ha hecho en un ascenso épico, con un sprint final de los que llenan portadas, ni con un damnificado en concreto. No. Lo hizo con la autoridad de un equipo sólido, con el clásico liderazgo al que los perseguidores solo aspiran a secundar.
No era favorito en agosto, eso era cosa de los Villarreal, Almería o Sporting de Gijón. Pero antes de que el aficionado ilicitano se hubiera puesto la primera chaqueta otoñal ya había dado un golpe sobre la mesa. Uno, dos, tres, cuatro y hasta cinco partidos con los tres puntos en el bolsillo hasta llegar al asedio sin premio en Huesca. Carles Gil, Corominas, Xumetra, Fidel… ¡Hacía poco más de un mes que se conocían y parecían llevar años juntos! “Este año sí”, entonaba algún atrevido por la ciudad, pero las últimas temporadas habían convertido al seguidor franjiverde en alguien descreído.
La diferencia de este año con los anteriores no ha sido ningún fichaje en concreto, ninguna indivualidad, ni siquiera ninguna revolución táctica. El cambio fue que, por fin, hubo proyecto. La dirección técnica pensó que ya estaba bien de atajos y decidieron construir un camino. Un camino a medio plazo que, por circunstancias de la temporada, ha dado resultado al décimo mes. Y la irregularidad de la segunda vuelta ayuda a entender la magnitud de esta categoría. Los puntos desde febrero ya no sumaban con la misma velocidad que antes. Al equipo la portería comenzaba se le comenzaba a hacer muy pequeña y los rivales ya sabían que estaban jugando contra el líder.
Porque el Elche no es el equipo que mejor juega, ni el más bonito, ni el que más goles mete. No es tan plástico como la U. D. Las Palmas, tan contundente como el Castilla, tan temible como el primer Almería, tan alegre como el Barcelona B, ni siquiera el estadio aprieta tanto como el del Alcorcón, ni tiene los nombres del Villarreal. Pero nadie duda de que, como equipo, el Elche ha sido el mejor equipo de los veintidós.
Y si el Elche ha ascendido una categoría, Fran Escribá el doble. Hacía tiempo que en la ciudad el entrenador sólo hablaba de fútbol. El valenciano es precisamente eso, un hombre de fútbol. Un tipo elegante, serio, sin aditivos, que supo rebajar el fervor de una afición que se siente en primera desde diciembre. Toma el mando de un club perdido en la mitad de la tabla y consigue un ascenso en su primer año en solitario al frente. Porque Benfica, Atlético y Valencia le habrán forjado mucho, pero la grada de Montilivi, el césped del Anxo Carro o el frío de Ponferrada lo han acabado de perfilar. Todo apunta que Elche será un paso intermedio hasta ascender hasta cotas más altas. Igual que Fidel, Etxeita, Carles… El escaparate ha sido inmejorable y el Martínez Valero lo ha disfrutado.
El equipo vuelve a Primera División. Jugará en San Mamés Barria, visitará Cornellà-El Prat y recibirá a Getafe o Levante. La categoría reina no es solo Barcelona-Madrid. Simeone, Emery o Valverde nerviosos a cinco metros del antiguo foso. Allí residirá el verdadero olor a Primera. Un marcaje a Griezmann, ganarle un salto a Diego Costa, chutar un penalti a Willy Caballero (al que la afición adora), chocar contra Medel o una entrada de Godín.
Una decena de cláxones sonando por el centro de la ciudad por haber ganado al Mallorca un sábado a las cuatro de la tarde o un fin de semana que empieza con mal pie tras perder en el Villamarín un viernes por la noche. Porque el fútbol es un estado de ánimo y Elche es una ciudad futbolera, desde un sábado por la mañana en el Polideportivo el Plá hasta un domingo por la tarde en el Díez Iborra.
Si no fuera así, no se explicaría que hoy la ciudad haya amanecido con una mejor cara. El dueño de un bar cualquiera sirviendo los desayunos mientras recuerda aquel Elche de los 60: “Marcial, Lico, Canós, Vavá, Llompart, Romero, Canós, Pazos…”. Su Elche ya ha vuelto a Primera División. Con los mejores. Se celebra desde hace una semana, incluso desde la gran victoria en El Madrigal, pero hoy es matemático.
En agosto comenzará la carrera por la permanencia. No será fácil. Se perderán más partidos de los que se ganarán. Será un reto mayúsculo. Pero, como aún queda tiempo para pensar en ello, ahora es momento de recrear, comparar y recordar. Es el momento para saborear un ascenso que ya es inolvidable. Y para empezar a recitar “Manu Herrera, Albacar, Etxeita, Pelegrín, Damían, Rivera, Generelo, Xumetra, Fidel, Carles Gil y Coro”.
En el Club Perarnau puede leer la temporada completa del Elche.
* David González.
– Fotos: Ana F. Barredo (Marca) – Elche CF
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