"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu
Antes del desenlace de la Champions 2013 vale la pena recordar que para los románticos del futbol los títulos no lo son todo. Levantar una copa siempre es el objetivo principal para cualquier equipo, pero en algunos clubes el camino y la manera son seguramente igual de importantes.
Cuando una entidad tiene interiorizado que las personas están por encima del club significa que podrá sobrevivir con orgullo más allá de las derrotas. Ahora mismo, esta es la gran diferencia entre clubes como el Bayern o el Barça y el Real Madrid. Unos viven bajo proyectos de club y otros con proyectos de entrenadores. Bayern y Barça son clubes dominadores, que han protagonizado cuatro de las últimas finales de Champions con distintos desenlaces, pero que han dejado aroma de campeones más allá de los resultados. Clubes que han cambiado de entrenadores, de presidentes, de jugadores y siempre han mantenido un rumbo fijo. Equipos en los que la derrota no destruye las esencias.
El Real Madrid entiende el triunfo de otra manera, en la que el fin es más importante que los medios. Su único objetivo es ganar. Primero para acabar con la hegemonía del Barça (algo que algunos lo consideran adquirido aunque haya 13 puntos de diferencia en la liga) y después para levantar la Décima. Es la representación futbolística del Carpe Diem, una particularidad de todos los equipos de Mourinho. Es la versión menos romántica del futbol, la que no perdura en el tiempo pero si sale bien mantiene fresco el palmarés de la entidad y de rebote el prestigio del presidente de turno.
El Bayern quiere la Champions porque ya ha perdido dos finales en los últimos cuatro años, pero no le hace falta levantarla para ganarse el respeto de nadie. Todos su proyectos tienen nexos en común, grandes objetivos y una ruta muy marcada. Siempre pensando a corto plazo, pero con visión a largo plazo. Gracias a esta misma idea, el Barça ha conseguido que el orgullo del aficionado supere la frustración de una derrota (como ocurrió con la eliminación en la Champions del año pasado), un patrimonio de valor incalculable. El objetivo es ser reconocible, algo que el aficionado culé echó de menos durante algunos minutos contra el PSG en el Camp Nou.
Cada club escoge su camino y valora el éxito según sus criterios. Pero antes de empezar las semifinales, Bayern y Barça sienten que están triunfando más allá de levantar una copa porque son entidades que entienden el éxito como algo más que un título. El Madrid, en cambio, sólo triunfará si la levanta.
* Artur Vilalta es periodista.
– Foto: Uwe Lein (AP)
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