"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
No hay demasiados jugadores que sepan cómo competir en el Augusta National. Algunos llevan acudiendo allí durante años y todavía no han dado con la clave: cada día parece distinto. Puede deberse a las irregulares rachas de viento que azotan la zona o las numerosas y pronunciadas pendientes de sus greenes, desafiantes hasta para las mentes más lúcidas. Jim Furyk resumió este parecer general hace un par de años: “No puedo pensar en otro campo en el mundo en el que cuanto más lo juegues, más aprendes”. El diseño de Bobby Jones y Alister MacKenzie está vivo, cambia y se altera con el paso de los años y para cada edición del Masters. Jackie Burke lo definió de otro modo: “Es el campo más tentador del planeta”. Cuando creen que han dominado a la bestia, esta les muerde y evita soltarles.
Dustin Johnson llevaba un acumulado de menos siete en la salida del hoyo 14. Había pasado el tramo más difícil del recorrido de una forma brillante, en un día muy distinto al de la primera jornada. La aparente calma dio paso al viento, las banderas adquirieron posiciones de domingo y la media de golpes aumentó en casi dos impactos, pero el estadounidense estaba destrozando la bola. Sus drives monstruosos apartaban los peligros desde el tee y sus tiros a bandera aterrizaban delicadamente cerca del trapo; parecía imposible que no terminara líder del torneo. Este fue el resultado de sus últimos hoyos: bogey, doble bogey, par, bogey y doble bogey. Otra vez la trampa de Augusta cazando a una nueva víctima. Dustin pasó de ocupar la primera posición a ser vigésimo.
Nadie entiende mejor estos peligros que los hombres más veteranos. Los ganadores del Masters tienen derecho a participar en todas las ediciones que quieran y cada año vemos cómo alguno de ellos se sube a las barbas de la clasificación; hay cosas allí que ellos pueden ver y que los más jóvenes no comprenden. “Existen sitios en los que puedes atacar y otros en los que tienes que morderte el labio y buscar otra zona del green, salir de ahí cuanto antes”, siguió Furyk. De entre todo ellos, el que más prolonga su idilio con Augusta se llama Fred Couples. Ha jugado el Masters en veintiocho ocasiones y solo ha fallado dos cortes, además de vencer en 1992. A sus 53 años, lo tiene muy claro: “Cuando gane otra vez aquí voy a retirarme. Lo juro. Voy a retirarme. Es muy poco probable que suceda pero si lo hago, me retiraré”, dijo ayer. Nadie en sus cabales apostaría por alguien de esa edad como ganador el domingo. Es todo un desafío a la lógica: nadie gana majors con tantas canas. Pero “Boom Boom” todavía sabe cómo domar este recorrido. Sabe cuándo ser agresivo y cuándo alejarse. Su segunda vuelta, de 71 golpes, le ha situado segundo en la tabla.
Ángel Cabrera, a los 43, o Bernhard Langer, con 55, fueron otros veteranos que supieron sacar partido a la segunda jornada y se posicionaron cuarto y decimocuarto, respectivamente. Es necesario algo más que jugar bien para ganar el primer grande del año. Jason Day solo cuenta con veinticinco primaveras pero ya finalizó segundo en 2011 y cuenta con un plan de ataque. Mientras el resto de contendientes agonizaba en alguno de los hoyos, el australiano llevó a la práctica la máxima que enunció Ben Hogan en sus cinco lecciones: “Este es un juego de errores. El que falle mejor va a ganar”. Cuando Day lo hizo, como todos, supo hacerlo hacia el lado bueno del hoyo y terminó el día en primera posición tras entregar 68 golpes. “Sientes que cada golpe es el más importante que vas a pegar en tu vida”, declaró tras firmar su tarjeta. “Es muy, muy difícil. Ahora mismo estoy encantado de haber terminado”.
El panorama que se abre ante él para los próximos dos días es el de una legión de rivales esperando a que no falle tan bien. Couples y Marc Leishman lo hacen desde el menos cinco, a un solo golpe; Cabrera, Furyk y Snedeker, el rey del putt de los últimos tiempos, les siguen con menos cuatro; mientras que Scott, Dufner, Lynn, Westwood, Rose, Choi y Tiger Woods aguantaron en menos tres. El número de candidatos a la victoria es tan amplio que nadie tiene en cuenta las posiciones, solo importa salir vivo de la siguiente prueba. “Hace dos años, en la última jornada, Tiger se puso cinco abajo en tan solo nueve hoyos”, recordó Day. “No necesito preocuparme de él. En el momento en que comience a pensar en otros jugadores pierdo la atención en lo que tengo que hacer y llegan los bogeys”.
Sergio García y Gonzalo Fernández-Castaño también tienen un plan para atacar este recorrido, aunque en ocasiones la ejecución no resulte de su agrado. Ambos jugaron sobre par en esta segunda jornada (76 y 74 golpes, respectivamente) y bajaron hasta la decimocuarta posición con menos dos, a cuatro del liderato. Sus opciones, como las de todos que están bajo par, pasan por un gran despliegue en el llamado “día del movimiento”, o la jornada en que se colocará la última mano de cartas sobre la mesa, con la que habrá que jugar el domingo. Rory McIlroy, número dos del mundo, o Charl Schwartzel, ganador en 2011, también probarán suerte desde esa posición y puede que incluso José María Olazábal, desde el más dos, cuente con alguna oportunidad.
Ajeno a toda esta lucha, un niño de catorce años se convirtió esta semana en el jugador más joven de la historia en debutar en el Masters. Nació en Guangzhou (China) y tras los primeros dieciocho hoyos consiguió superar a hombres que le doblaban la edad, la experiencia y los metros desde el tee de salida. Tianlang Guan pertenece a ese pequeño grupo de niños prodigio que surgen de vez en cuando en cada deporte y durante el segundo día de competición fue penalizado por juego lento con un golpe adicional. Ni eso le impidió superar el corte, algo que nadie había logrado a esas alturas de la vida. Mientras otros profesionales y diversos medios clamaban justicia, él respondió a la decisión de los árbitros del siguiente modo: “Respeto la decisión. Es lo que tienen que hacer”. Catorce años, primer Masters. No todo el mundo crece al mismo ritmo.
PD: Tiger Woods ha sido sancionado con dos golpes de penalización por dropar de manera incorrecta en el hoyo 15.
* Enrique Soto.
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– Fotos: AFP – EFE
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