Un hartón de rondear

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Un hartón de rondear

por MARTI PERARNAU el 11 marzo, 2012 • 19:15

1.- Ortodoxia pura. Tres defensas porque no prevé más de un delantero rival; muchos pequeños por el centro; bicefalia para Busquets, mitad salida, mitad central; extremos abiertos y doble opción Cesc-Messi para la llegada. Nueve del Racing esperando en la frontal de su área.

2.- Ortodoxia en tarde sesteante y sobre un césped impropio de Santander. El equipo local propone jugar en solo medio campo y el Barça acepta encantado: gracias, amigos. Mascherano en el círculo central y el resto arriba. 21 futbolistas en medio terreno de juego. Unos buscando cerrar puertas y ventanas; los otros, abriendo pasillos y túneles, encaramándose por cornisas, viviendo en el balcón del área.

3.- No es que el Barça presione agresivamente: es que, como el dinosaurio, ya está ahí cuando el Racing recupera un balón. Ya está ahí y sería un pecado no esforzarse por el cuero. Ni presiona ni muerde: simplemente está, gracias a que su viaje colectivo le permite desplazarse agrupado, como en cordada alpina. Te mueves en grupo, avanzas de Campo Base en Campo Base y cuando pierdes un balón, simplemente ya estás ahí. Vuelve a ser tuyo.

4.- Recuperaciones en la misma garganta de la defensa santanderina, que ha vivido el partido alzada sobre las puntas de los pies, como si la agarrasen de las orejas jalándola hacia arriba. Sin desgaste y moviendo de banda a banda, de Pedro a Cuenca, de Iniesta a Cesc, de Puyol a Alves, el Barça se ha dado un hartón de rondear.

5.- Rondo ortodoxo, largo, rotundo y sin uy ni ay. Tarde plácida a medio gas que mantiene el pulso vital de la plantilla, obligada a competir por un título casi inalcanzable para conseguir ponerse en la forma idónea para las hazañas europeas. Todos los jugadores lo saben: la selección de Guardiola para la Champions saldrá de la Liga.

y 6.- Quien se duerma en un domingo de siesta se quedará sin frenesí europeo. Así que todos conocen el librillo de Pep y están entrando en la fase etérea: a la espera de Piqué y Pedro, el resto ya son ellos mismos. Los de siempre.