"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
¿Cómo ha llegado el Barça a esta situación compleja y agónica? Ni ha sido por casualidad, ni de la noche a la mañana, sino a través de un proceso largo que vamos a reproducir en sus principales etapas.
La eliminación en semifinales de Champions ante el Chelsea, en abril de 2012, deja una lección y un problema.
El problema es la extrema dificultad que sufre el Barça ante defensas muy encerradas si quien lo practica es un equipo considerado Top.
Es un tipo de organización defensiva que no le disgusta a Pep Guardiola, como pone de manifiesto en numerosas ocasiones a lo largo de sus cuatro años en el banquillo. Mantiene muy lejos de Víctor Valdés al rival y sabe que con el juego de posición que practica el Barça casi siempre consigue encontrar los pequeños espacios para romper la muralla. Son pocas las excepciones: Numancia, Hércules, Rubin Kazan y alguno más.
El Chelsea 2012 marca un punto de inflexión ya avizorado a partir de los enfrentamientos con el Real Madrid: si quien se encierra es uno de esos equipos considerados “grandes”, la dificultad se incrementa. El Barça disputa dos excelentes partidos frente al Chelsea, generando nada menos que 46 ocasiones contra la meta de Petr Cech (23 en la ida, 23 en la vuelta), pero con un desacierto mayúsculo en la finalización. Sirva para simbolizarlo el yerro de Messi al lanzar un penalti que significaba prácticamente el pase a la final de Champions.
Este fue el problema que dejó en herencia aquella semifinal. Pero también dejó una lección…
(Informe completo en el ExtraSemanal del Club Perarnau)
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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