¿Cuál es la salida del laberinto?

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¿Cuál es la salida del laberinto?

por MARTI PERARNAU el 9 marzo, 2013 • 21:55

1.- El marcador otorga tres puntos importantes para cerrar el título de Liga con antelación, pero el juego del Barça arroja malas sensaciones. Si se trataba de reencontrar las grandes sensaciones de fluidez, amplitud, profundidad y agresividad con balón, el objetivo no se consigue aunque pretenderlo a partir de la segunda unidad era tarea compleja.

2.- El primer minuto de partido es un cúmulo de pequeños desastres y desaciertos en el Barça. La alineación prima la frescura mental por encima de cualquier búsqueda de la identidad en el juego. Este Barça emocionalmente herido tras Las Tres Derrotas y futbolísticamente desconcertado parecía necesitar, por encima de todas las cosas, reencontrarse consigo mismo antes de la finalísima europea contra el Milan.

3.- La decisión inicial, sin embargo, prioriza hacerlo con los jugadores menos utilizados, posiblemente porque la experiencia del año pasado, y también la reciente, dicta que los muy titulares tienen tendencia al embotamiento mental. La decisión repercute necesariamente en el juego por más que el sistema resulte más aseado de entrada, con Villa de ‘9’, Alexis de extremo derecho y Tello en la izquierda.

4.- Con Thiago dirigiendo las operaciones, sinónimo de genialidad permanente y error puntual pero invariable, el Barça solo juega a hacer jugadas individuales. Es Alves el peligroso, con su aparición incesante en el espacio que Alexis deja libre al tirarse hacia dentro del área. En muy buena condición física, Alves no escatima esfuerzos y recorre su banda arriba y abajo sin cesar. Acertando mucho cuando sube y dejando siempre la sensación de incertidumbre cuando defiende. Pero siempre fue así, no es novedad y en Alves confluyen esas grandes virtudes unidas a los conocidos defectos. Lo tomas o lo dejas.

5.- Como cabía esperar, el Depor espera atrás, como hizo ayer el Milan en su visita al Genoa (0-2), encerrado y sin dejar espacios. En un buen sparring para lo que verá el Camp Nou dentro de tres días. Sobre el papel, el Barça dibuja muy correctamente el plan de juego, pero las ejecuciones resultan harto discretas. El equipo “parece” saber lo que necesita para abrir semejante tipo de organizaciones defensivas, pero la propia aproximación al área rival contiene muchos defectos.

6.- Lo hace a través de acciones individuales. Casi siempre a partir de Thiago, que en esta faceta es elegante y atrevido. Pero no lo consigue como bloque, como aquel tanque que avanzaba agrupado, aplastaba al rival y lo empujaba contra su portería. El primer equipo dejó de jugar así hace un tiempo y la segunda unidad tampoco lo ha logrado frente a los coruñeses, conjunto con los atributos escasos que le hacen circular en el peor de los vagones de cola en el campeonato.

7.- No todo ha sido malo en la prestación blaugrana. La concentración de Mascherano ha resultado efectiva y tranquilizante; la intensidad y anticipación de Puyol, fenomenales. El capitán quizás ya no pueda vencerle un sprint a Di María (por otro lado, labor nada sencilla), pero juega bien los grandes partidos y aún mejor aquellos que la mayoría desprecia. Puyol y su coraje es una de las columnas del templo.

8.- Adriano se muestra menos incisivo que Jordi Alba, pero más acertado en la elección del momento para subir o para quedarse. De Alves ya hemos dejado dicho que está siendo muy Alves. La posición de Villa como ‘9’ en la primera hora también se antoja interesante porque logra separar a los centrales de los mediocentros, aunque sus remates inquietantes lastran ese mérito.

9.- Y Alexis realiza por fin un partido redondo, pese al inicio dubitativo que hace pensar en otra noche aciaga. Mientras Cesc Fàbregas se hundía en un mar de confusiones, desconcertado y empequeñecido, Alexis Sánchez proclama en silencio su catálogo de virtudes y se muestra agresivo, profundo, incansable, marca, asiste, pelea, se desmarca y deja muestra de quién podría ser si consiguiera expresar lo que atesora en su interior como futbolista. Alexis podría ser (y me refiero a la intensidad) el Puyol del ataque pero no es nada seguro que llegue a serlo, pues necesitará mucha suerte y notable ayuda para conseguirlo.

10.- La virtud colectiva del Barça respecto de partidos anteriores -claro que se ha enfrentado al colista y eso es muy distinto- consiste básicamente en acceder al área rival con cuatro hombres. El que llega por una banda (Alves por lo general) y los que penetran desde atrás (los tres delanteros). Ese elemento de más permite sumar varias ocasiones de peligro, lo que no es poco teniendo en cuenta de donde viene el equipo. Sujetado con pinzas, al Barça le supone un motivo de alegría no encajar gol por primera vez en dos meses y acumular media docena de remates peligrosos.

11.- Tácticamente, el equipo no ha sido ni todo lo amplio que precisará ser ante el Milan, ni todo lo profundo que se exige. Ha jugado con las líneas muy separadas y si no ha sufrido en la transición defensiva es porque el Depor es poquita cosa. Si el primer tiempo blaugrana ha sido de jugadas individuales, el segundo se ha movido en la inanidad, sin que podamos discernir si se trata de incapacidad transitoria, fijación por el Milan o dinámica del equipo suplente.

12.- En lo táctico sí se advierten algunas señales de interés: de entrada, cierta voluntad por hacer amplio el campo de manera asimétrica, con Tello a lo ancho y Alexis yendo de fuera hacia dentro para que Alves ocupe el costado. A la media hora, el Barça ha plantado un doble 9 con Villa y Alexis y en uno de esos movimientos del tándem ha llegado el gol liberador del chileno, cuyo papel arrastrando defensas se antoja ahora mismo imprescindible. Partiendo de ‘7’ o de ‘9’, pero moviendo a los centrales fuera de su posición, lo que automáticamente genera espacios.

13.- El otro atisbo táctico se ha visto con Messi, a ratos en la banda derecha como en la era Rijkaard o los primeros meses de Pep y en ocasiones por la izquierda, de donde ha partido para el segundo tanto, el que suma otro récord en su historial (17 jornadas consecutivas marcando). En derecha o revoloteando por el lado opuesto, casi siempre se ha movido a espaldas de los mediocentros rivales, lo que hacía tiempo no se veía y puede resultar clave el martes, cuando el termómetro será comprobar si Messi le mira el rostro a Ambrosini o bien la espalda.

14.- En los minutos finales, nuevamente Busquets para juntarse con Song en la posesión defensiva. Segunda vez que vemos la misma decisión técnica, aunque hoy ya con el catalán de mediocentro y el camerunés de interior. Sirva solo como nota al margen de un partido feo y algo agarrotado de un equipo que, por encima de todo, necesita liberarse para volver a ser.

y 15.- Mientras el Milan demostró el viernes en Génova que sabe perfectamente el tamaño de la muralla que plantará el martes, el éxito del Barça es de una incertidumbre mayúscula pues depende exclusivamente de que se reencuentre a sí mismo en el momento y la hora exactos. No es que no sepa lo que necesita (agredir futbolísticamente con balón a los italianos), sino que se mantienen las dudas de que acierte con el camino exacto que le saque del laberinto en que vive.