"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
1.- Jornada de continuo sube y baja la vivida en la París-Niza, en la que en los 199,5 kilómetros que separan Brioude de Saint y Vallier los ciclistas tuvieron que superar un total de siete cotas, cuatro de segunda categoría y tres de tercera. Además, las dos últimas se encontraban en los últimos 23 kilómetros, lo que provocaron un final sin respiro.
2.- Al endurecimiento de esta cuarta etapa favoreció la fuga del día, en la que se filtraron ciclistas que rinden bien cuando la carretera pica hacia arriba. Además, fueron siete los hombres escapados –Voeckler, Sicard, Meersman, Tschopp, Dupont, Morkov y Barguil–, lo que obligó al pelotón a mantener siempre un ritmo alto para evitar que se marcharan a una distancia insalvable.
3.- El trabajo de Garmin y BMC mantuvo a los escapados a tiro, y decidió finalizar con las esperanzas de esos siete hombres en el ascenso a la Côte de Talencieux, la penúltima del día, de segunda categoría. Consiguieron coronar por delante Dupont y Voeckler, pero poco más duró su aventura, y el pelotón encaraba la Côte de Sizeranne, la última del día, encabezando la prueba.
4.- El número de integrantes en ese pelotón no era muy amplio, debido a la dureza acumulada. Entre los ausentes estaba uno de los candidatos a la victoria en la general, Jakob Fuglsang, que tuvo que retirarse de la Carrera hacia el sol, pero también ciclistas como Philippe Gilbert o Jonathan Hivert, que parecían llamados a pelear por el triunfo parcial. Tampoco estaban los velocistas, ni siquiera aquellos caapces de superar las cotas como pueden ser José Joaquín Rojas o Samuel Dumoulin.
5.- En la subida a la Côte de Sizeranne, de 2,9 kilómetros al 6,6 % de desnivel, fueron muchos los que probaron marcharse. El primero fue Maxime Monfort, intentando explotar la libertad que le da el tiempo perdido en el prólogo debido a una caída, pero su movimiento fue aprovechado por muchos. Entre ellos Sylvain Chavanel, a cuya rueda salieron Richie Porte y Andrew Talansky, que no querían perder el tiempo ganado ayer.
6.- El descenso hacia meta fue muy rápido, y aunque eran muchos los que intentaron evitarlo, cuantos más kilómetros pasaban más se acercaba la llegada al sprint. Y eso que ningún equipo trabajó de manera muy clara en favor de su teórico hombre rápido, en parte debido a que el grupo tenía en sus filas menos de 40 ciclistas.
7.- Maxim Iglinsky fue el primero en lanzar el sprint, pero su rueda la cogió a la perfección Michael Albasini, que demostró su punta de velocidad para resolver llegadas en pequeños pelotones, como hizo hace dos años en la Vuelta a España en una jornada que finalizó en Ponferrada o la temporada pasada en la Volta a Catalunya. Tras él se clasificaron el propio Iglinsky y Peter Velits, este último quedándose muy cerca de arrebatarle el liderato a Andrew Talansky gracias a la bonificación.
y 8.- La victoria de Michael Albasini es la primera de un suizo en París-Niza desde el año 2006, cuando Markus Zberg ganaba a orillas del Mediterráneo en la jornada final. Por su parte, Talansky mantiene su liderato a la espera de disputarse mañana el único final en alto de la carrera –sin tener en cuenta la cronoescalada del último día–.
* Ricardo Alonso-Bartol es periodista.
– Foto: EPA
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