Perarnau Magazine

"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu


Frederic Porta / Firmas

E-pistolario: No provoques…

por el 5 marzo, 2012 • 22:51

Hey, buen amigo (a la Van Morrison),

Cáspita, Martí, piedad, por favor, es lunes, hombre, un poquito de caridad cristiana, que decía aquel vivales vivalavirgen…No fastidies, en serio, que ya empinada se pone la cuesta de marzo (la que sigue a la de enero, febrero y las que nos esperan) y te pones estupendo en lo belicoso a propósito del cemento armado valenciano… Me da que perteneces a la misma tribu de los airados en la que ando metido a fondo sin pretenderlo. Dícese de los airados, aquellos que sienten un aire gélido en la cerviz a cada ocasión que leen prensa o escuchan noticieros. Nos da como un aire tal que así y te clava convertido en un pasmo, espectacular. Y no aquel Pasmo de Triana, insigne matador pretérito de cuando don Manuel Chávez Nogales le cosía biografías en verde y oro a Juan Belmonte (maravilla de texto, por cierto), no. Te quedas emulando a Pasmo de Ciudadano, a don Tancredo ante el morlaco de estos enloquecidos tiempos, a propósito de los desmanes ajenos, tantos y tan variados. Catatónico ante el uso y abuso. ¿Estamos todos locos o qué? Pues qué, que parece más positivo.

Martí, ha arrancado el día por tu tierra como en tiempos de la Semana Trágica, cuando mozalbetes pedían a los transeúntes de la Rambla, “cinco centimitos para la dinamita” con el propósito de hacer saltar el sistema y la lucha de clases por los aires. No me lo tomo a coña, pero prefiero escribirlo así, no sea que aumentemos el ritmo cardíaco del personal, que bastante fuego saca ya por las muelas. En mi peculiar esquema para la asociación de ideas, me hablaban de Arminio y yo lo asociaba al tango de Gardel: “Aquel tapado de armiño, todo forrado en lamé, que por la noche abrigaba, al salir del cabaret”.  Pues no, el personaje en cuestión ha hecho de su capa un sayo y no veas la que ha liado, provocando odiosas comparaciones a mansalva. Hasta hoy, pensaba que el hombre era otro de los candidatos a extra en el casting para el remake de “Freaks”, la película de Tod Browning estrenada aquí con el epígrafe “La parada de los monstruos”. Pues eso, de repente, aparece el tal Arminio y no se conforma con un papel de frase y punto, no. El quiere ser el prota. Desde luego, hay material y gente suficiente en la RFEF y aledaños para montar no ya una revisión de ese clásico, sino las seis entregas de la Guerra de las Galaxias. Pero en freak, en abusivo por el lado oscuro de su regalada fuerza.

Por birlarle la ocurrente frase a Woody Allen, al lado de franquismo sociológico, en el diccionario sale el escudo de la federación y su colección, tremenda,  de fenómenos mutantes, tan lejos de la órbita de este mundo y sus avatares que ni siquiera han llegado al 15 de junio del 77, primeras elecciones democráticas. No, qué va, ellos a su bola, anclados en el discurso de Arias Navarro, soplándose los mocos con la frase celebérrima en aquella comparecencia televisiva del llamado Carnicerito de Úbeda. Ya conoces, Martí, la tendencia de los regímenes autoritarios a considerar subnormales, eternos infantes y tontos del bote a sus propios ciudadanos, de ahí el arranque de su miseria moral, que luego complican con otras atrocidades varias. Pues eso, no son conscientes, ellos, en su cortedad de miras y de intelecto, a la hora de discernir entre prudentes y tontos. Y a la gente que mendiga de nuevo dinamita por la Rambla, el tal Arminio ha sido la proverbial gota del no menos tópico vaso. Un llamamiento al hasta ahí podíamos llegar o lo que Groucho Marx, por seguir quitándole hierro a esta tremenda siderurgia, bramaba “¡es la guerra, es la guerra, recojan la tropa, recojan la ropa!”. ¿Te sigo contando como está de enfurecido el barcelonismo? Pues venga.

Ya no son los recortes, la crisis y su pastelera madre, Martí. Es que de propina te cae el show de la final de Copa, aguantar al gañán de Mourinho, ver a Pepe de rositas, los árbitros en actuación corporativa y, de postre, Piqué. Vuelvo al bucle: Vive el personal soliviantado en eterno memorial de agravios comparativos (histórico Memorial de Greuges) y exigiendo a esa directiva tan flemática, tan británica, tan blandengue y tan, de profesión sus business, que desentierre el hacha de guerra y comience a cobrarse cabelleras. Ya sabemos sobre la existencia de ese curioso y procaz deporte vernáculo consistente en insultar a los catalanes a partir de las más peregrinas excusas, nada de razones o cuestiones demostrables. Total, sale gratis y además, el día que enseñaron tolerancia y respeto a la diversidad en la escuela, tenía anginas, no fui. Ahora bien, cuando tocaba la lección del victimismo, se la adjudicaba a los del Barça y tan panchos, nada de escuchar sus contrastados argumentos. Son unos lloricas. Punto.

En mi vida, nunca, jamás, querido Martí, había asistido al espectáculo de ciertos poderes entregados a la tarea de derrocar, derrumbar, dinamitar y ponle catorce ‘des’ destructivas más al mejor equipo de fútbol que ha conocido la historia, contrastable la etiqueta por la vía empírica, no porque a servidor le salga de ahí, como parece el único lenguaje comprensible para los acosadores. Hay que volver al orden natural: PP en el gobierno, Real Madrid ganando. El resto, al infierno, a que nos persigan con la porra por subversivos, cómplices en la muerte de Kennedy y artífices de la muerte de Manolete en Linares, por citar apenas dos ejemplos de los que a ellos les pone, ya que ahí se quedaron. La envidia es muy mala, ya dicen. Y la falta de espíritu democrático, aún peor, te lo digo yo.

No creo que al Ajax de los 70 le arbitraran así. Ni que a los bávaros del Bayern les echaran toneladas de detritus. Ni que al Milan le persiguiera la Camorra en pleno. Por ser coherentes, éstos ven al Brasil del 70 y expulsan a Jairzinho por sonreír, inhabilitan a Gerson por calvo, sancionan a Tostao por no jugar como mandan los cánones del delantero centro y a Rivelino se le cae el pelo por lucir mostacho. Pelé, ni se lo mientes. A quien se le ocurre ser llamado O Rei, además en lengua extraña, cuando aquí ya disponemos de Monarquía. Testa coronada, por cierto, que tendrá que irse al quinto pino (sí, Martí, confieso: iba a poner justo eso, pero bastante perjudicado anda ya el hombre) porque a Chamartín le están alicatando los baños sin falta. Anda que, como soltó el gran Karlos Arguiñano, con el general os lo ibais a permitir, de qué, moreno.

Si es que vas provocando, Martí, chico, me escribes eso de “símbolo de toda la grandilocuencia patria. Faraones de pacotilla. Constructores de palacios de hielo derretido. Menuda tropa…” a propósito de la juerga de cemento armado, literal y en la jeta, que unos cuantos se han montado en Valencia con el nuevo Mestalla, ballena varada y pestilente, y me abres las prietas carnes en canal, hombre, cuidadín. Hoy, tomando un café en repaso de prensa, apenas he acertado a cavilar frases inconexas del tipo Kermit, la rana, ya sabes: Qué difícil es ser verde. Tanta manía a las minorías, tanto afán por hacernos comulgar con sus ruedas de molino, tanta bravata que se podrían ahorrar si siguieran a Shakespeare cuando aconsejaba callar por no confirmar la estupidez al abrir la boca, tanto niño muerto, que al final conseguirán una respuesta explosiva: Que se metan la Liga donde les quepa. En la vitrina del Bernabéu, por supuesto, si antes no la agarra Sergio Ramos por banda, que ésa es otra. Visto que no se puede jugar en igualdad de condiciones, visto que les ha dado por ahí, visto que se creen tan listos y el resto, tan imbéciles pues que les vayan dando y les ondulen con la permanén, proclama el airado coro de Canaletas, en extraño giro castizo.

Perdona, Martí, la paliza. Estoy como el del chiste: “¿No decían que hay dos Españas? Pues díganme dónde queda la otra, que me voy para allá. Peor que ésta, no será”. No veas qué cansancio, qué fatiga, con las sienes moraítas de martirio se vive hoy por aquí. Y esta vez no se advierte deseo de callar la boca ante tanto atropello. Si la ganan, que la ganen en justa lid, como reza su zarzuelero himno. Muy siglo XIX, por cierto, muy coherente. Ahora que caigo, ¿Garzón es culé, no? A quien se le ocurre. Entre eso y otros atrevimientos, tampoco me extraña su acoso y derribo. ¿No tendrás un Gelocatil a mano?.

Frente de Gandesa, lunes 5 de marzo de 2012

Foto: EFE




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