Mirando al rival

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Mirando al rival

por FRAN ALAMEDA el 4 marzo, 2013 • 0:09

1.- El fútbol solemos traducir el teórico respeto o la falta de ambición o de certidumbre para ir a por el partido como miedo. No fue del todo miedo, si se quiere, pero tanto Simeone como Pellegrini miraron continuamente cada movimiento del rival. Tras alguna reserva en los primeros cuarenta y cinco minutos, ninguno arriesgó lo necesario para tener motivos y llevarse la victoria. Simeone y Pellegrini primaron la suma, la solidez defensiva ante la situación de ambos. El Málaga lleva un 2013 dubitativo en términos futbolísticos y el Atlético viene de hacer un esfuerzo intenso frente al Sevilla. Lo primero es sumar porque el Madrid parece que coge vuelo.

2.- La tónica de rivales a los que se enfrenta el Málaga es casi la misma y de manera más o menos continuada desde que Allegri estableciera el precedente en La Rosaleda. Línea defensiva rival lejos, lejísimos, del portero, presión sobre la recepción de los mediocentros (ninguno con capacidad para dar un primer pase fluido o un desplazamiento en largo para generar ventaja) y desactivar, por tanto, a Isco y Joaquín. Y cada día, esto, parece más sencillo. Porque Isco necesita bajar a la altura de Toulalan a por el balón, y redobla esfuerzos, y porque Joaquín ha perdido la chispa. Amén de que no recibe dos balones consecutivos con ventaja.

3.- Simeone plantea a ‘Cebolla’ Rodríguez y Arda cambiados de banda. Probablemente para que el uruguayo cierre el lado más incisivo del Málaga (Piazon, Isco, Antunes y, en alguna ocasión, Joaquín). Obliga al Málaga a tirar hacia dentro desde la salida. Plan muy similar al Oporto. Y efectivamente. El Málaga no sale de su campo, no fluyen las ideas, no aparece Isco. La pretensión de Pellegrini era que Piazon y Portillo ayudaran a salir renunciando a un volante posicional (Iturra o Camacho; este último estaba sancionado), pero por fuera había, como siempre (hincapié en este logro de Simeone), superioridad atlética. Robo, carrera y disparo. Sin mucho peligro. El Atlético también quería sumar a toda costa.

4.- Pellegrini ubicó a Piazón de interior izquierdo. Con mucho vuelo, sí, pero exigido al trabajo. No había hueco para una conducción larga porque tenía dos murallas por superar cada vez que recibía. Sus conducciones siempre dejan algo distinto, pero esta verde, le queda camino para elegir la mejor opción. Aún así, fue quien quiso cambiar la hoja de ruta marcada por Simeone a través de permutas y, sobre todo, de ritmo.

5.- El partido deja dos nombres interesantes para el Atlético: Falcao y Koke. El colombiano fue mejor que el delantero brasileño de moda, apoyó, ganó unos contra uno a Demichelis y Weligton y descargó bien. Ha cogido el ritmo y ya se parece al Falcao que remataba frigoríficos. Su gol por anticipación y olfato puro en Sevilla no fue un destello. Koke, por su parte, jugó de mediocentro. Saltó a la presión y no sintió la necesidad de ser 100 % riguroso posicionalmente, pero robó y agitó. Dio consistencia a través de la intensidad, aunque no se fiara de soltarse al ataque. Todos querían sumar.

6.- El Atlético lleva advirtiendo que su evolución va hacia la amplitud de registros. Acabó la primera parte con más posesión que el Málaga. Al margen de que, además, fue más productiva. Todos repiten el discurso de Simeone: “Yo no quiero el balón si es para nada”. El Atlético quería el balón para que no lo tuviese el Málaga, para desnaturalizar al rival y percutir sobre Weligton y Demichelis, partido notabilísimo de ambos conteniendo a Costa y Falcao.

7.- La segunda parte fue la máxima expresión del respeto a la puntuación. Pellegrini indicó con sus cambios lo que pretendía: Iturra por Joaquín para evitar la fractura interior (a Portillo-Piazon le comenzaban a pesar los minutos) y Seba por Isco. Trabajar, meter intensidad y aprovechar el mínimo error rival, que no llegó. Simeone reaccionó a la poquita productividad de Diego Costa y a su tarjeta. Cambio por Adrián. El otro cambio fue Raúl García por ‘Cebolla’ Rodríguez. Más trabajo interior y alguna llegada. El partido se paró en la batalla de ajedrez que propusieron ambos para neutralizar al rival. De algún modo, miraron al de enfrente para evitar que creara. El Málaga necesita la vitamina que dan los puntos para llegar a la Champions y creérselo. Y el Atlético sabía que en La Rosaleda podía perder.

y 8.- El reflejo total del partido es el nivel de la línea defensiva de ambos. Miranda, Godín, Demichelis (Lugano) y Weligton se impusieron siempre. Anticipando y ganando la batalla aérea. Solo dos recepciones cómodas para Falcao (bien trabajadas por el colombiano). En los laterales, Juanfran y Filipe se proyectaron un poco más; sobre todo porque la amenaza externa del Málaga era mínima. Pero mantuvieron el rigor. Ni una subida con riesgo o bien cubierta. Y Jesús Gámez y Antunes se lanzaron menos aún. Todo quedaba en centros lejanos o disparos por la voluntad de evitar la carrera del rival. Simeone sabía que, con su embudo, el Málaga no podría generar demasiado volumen interior y Pellegrini era consciente de la necesidad de acabar las jugadas en Courtois. Y al final, ninguno fue del todo natural. De tanto mirarse acabó el partido.