Uno de los culpables del Milagro de Berna fue el portero Toni Turek, con una actuación prodigiosa que desesperó a los magiares y en especial con una parada antológica que realizó a un tiro de Hidegkuti que fue narrada de esta forma por el comentarista alemán Herbert Zimmermann: “¡La paró, la paró. Toni, Toni, tú eres un dios del fútbol!”. Nacido en Duisburgo (Alemania) el 18 de enero de 1919, fue un guardameta ágil, con buen despeje de puños y algo irregular. Si tenía el dia era un suplicio poder batirle, pero en muchos otros encuentros no transmitía gran seguridad.
Empezó a jugar en las categorias inferiores del Duisburgo SC 1900 y en 1938 se marchó al Eintracht Duisburgo 1848, pero el inicio de la II Guerra Mundial (estuvo en el frente) interrumpió su carrera. Tras acabar el conflicto bélico fichó por el Eintracht de Frankfurt. Allí permaneció una temporada y a continuación fichó por el Ulm 1846 donde rindió a buen nivel durante tres campañas. En 1950 le contrató el Fortuna Düsseldorf, equipo en el cual desarrollaría la mayor parte de su trayectoria. Vistió la camiseta del conjunto de la Westfalia en 133 encuentros durante seis años, logrando como títulos más importantes un Campeonato de la Copa de Alemania Occidental en 1956, mientras que en la liga el mejor puesto durante su estancia en el club fue un 5º lugar en el curso 1950-1951. Se retiró en 1957 después de disputar solo cuatro partidos con el Borussia Mönchengladbach.
Con la selección alemana tuvo un debut muy tardío: con 31 años. Lo hizo en un encuentro amistoso frente Suiza en Stuttgart que finalizó con victoria alemana por 1-0. El cénit de su carrera llegó sin lugar a dudas en el Mundial de Suiza de 1954. Jugó todos los partidos excepto el de la primera fase contra Hungría en el que el seleccionador Herberger reservó a muchos de sus titulares. Alemania acabó segundo de la liguilla tras derrotar por 4-1 a Turquía en el primer partido y 7-2 en el desempate, mientras que cayó derrotado ante los húngaros por 8-3. En cuartos de final se impusieron a un potente conjunto yugoslavo por 2-0 y en semifinales arrasaron por 6-1 a Austria para plantarse en la final contra los magiares mágicos. El enfrentamiento del 4 de julio de 1954 en el Wankdorfstadion de la ciudad de Berna (Suiza) pasó a la historia de los Mundiales y del futbol alemán. Esa tarde, en una de las mayores sorpresas de la Copa del Mundo, Alemania derrotaba por 3-2 a Hungría en la final, tras comenzar perdiendo por 2-0 a los diez minutos y acabar remontando con tantos de Morlock y Rahn, en dos ocasiones. Unos meses más tarde Turek jugó el último de sus 20 partidos internacionales ante Francia, que derrotó a Alemania por 1-3.
Al finalizar su trayectoria trabajó como profesor y en la compañía de transporte urbano de Dusseldorf, hasta que una mañana sus piernas no le respondieron. Estuvo paralizado de cintura para abajo desde 1973 hasta su muerte por un infarto en 1984, con 65 años de edad.
* Alberto Cosín.
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