"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
Champions 2012-2013 / Fútbol 2012-2013 / Fútbol
1.- Alex Ferguson diseñó el partido a su gusto desde el once inicial que desplegó. Hizo que el desarrollo del encuentro girara sobre unos derroteros muy marcados que él consideró sin equivocarse que eran los que más convenían a su equipo. Prefirió a Welbeck sobre cualquier otro centrocampista a pesar de que la idea de juego que tenía en la cabeza era la de la contención. Sufrió con un hombre menos en el medio, pero el espigado delantero inglés le dio otras cosas que a la postre resultaron fundamentales.
2.- Resulta común a varios equipos la tendencia a preferir echar el freno y realizar un juego menos alegre al corriente cuando se disputa una eliminatoria importante. Le pasó ayer mismo a la Juventus, sin ir más lejos. Ferguson le dijo al Real Madrid “ven y gáname (si puedes)”. Quería que fueran los blancos los que llevaran la iniciativa y que fueran ellos los que mostraran primero sus armas. Él se las guarda para la vuelta.
3.- El escocés quiso que el United aprovechara lo que pudiera el potencial de sus hombres de arriba porque la creación iba a escasear. Pero la falta de costumbre a un sistema defensivo hacía que el Real Madrid encontrara huecos entre los defensores ingleses con facilidad y continuidad, especialmente por la banda de Rafael, exigido en exceso por un Madrid volcado en su lado. Al brasileño no le ayudaba Rooney; tampoco es su trabajo.
4.- A priori, el factor diferencial del Manchester United debía haber sido Robin van Persie, jugador franquicia del equipo y líder realizador. La máxima atención de la zaga blanca iba a recaer sobre él, sobre todo cuando Rooney cayó a la banda de forma perenne. Ferguson, inteligente como pocos, aprovechó la focalización madridista en Van Persie para centrar sus ataques en Danny Welbeck. Trabajo a raudales, velocidad inquisitiva y finalización: hizo justo lo que le había sido encomendado hacer.
5.- El Madrid gozó de un rosario de ocasiones, especialmente en el primer tiempo del encuentro y hasta que a Özil le duró la gasolina en el segundo. La verticalidad habitual de los blancos siguió vigente, es el estilo que más y mejor le resulta y el que mejor sabe desarrollar. Pero hoy ante la necesidad por encontrarse ante un adversario que renunciaba a la posesión, encontró también la paciencia, esa calma que parecía haber olvidado desde tiempos inmemoriales. Las basculación del United permitía al Madrid mover la pelota en horizontal con tranquilidad hasta abrir un hueco en el medio para el disparo de Cristiano o para el centro desde el costado izquierdo.
6.- En el área, para el remate de esos centros laterales, también tenía que aparecer Cristiano. Tuvo dos buenos intentos de cabeza: uno de ellos lo enmarcó con un salto ingrávido que parecía no acabar nunca, con Evra como principal cómplice, ya que perdió la marca del portugués. Algo similar, pero más evidente y más espeluznante le ocurrió a Sergio Ramos en el gol de Welbeck, aunque su error pierde peso por el fallo también en la salida de Diego López, algo impreciso por alto. Otro gol más encajado a balón parado, una cosa que el Real Madrid tiene que mejorar urgentemente si se quiere llegar lejos en esta Champions.
7.- El United creó poco y tampoco tenía intención de ello. Carrick tenía sobre sus espaldas la responsabilidad de hacer funcionar creativamente a su centro del campo, pero no apareció hasta que Özil empezó a agotarse. Envuelto en una vorágine blanca, Carrick tenía suficiente trabajo con evitar las continuas arrancadas desde atrás de Sami Khedira, que parece calzar gomas Pirelli, pura potencia con control. Destacó incluso más el trabajo de contención de Phil Jones, también porque esa es precisamente su función: evitar que funcionara Özil. No era fácil por la movilidad del alemán, pero Jones hizo lo que pudo.
8.- Con el equipo atrás, Ferguson cambió varias veces de orden a sus hombres de ataque. Van Persie fue el único que no varió su posición en ningún momento, haciendo de boya para cazar los melones que le llovían y dejárselos mansos a sus compañeros. Kagawa partía desde la izquierda, teóricamente, pero en muchos momentos se convirtió en un segundo punta claro para aprovechar su velocidad. El japonés se sacó en una de sus arrancadas un córner y ahí apareció el otro hombre, Welbeck. El inglés acompañaba a Van Persie, pero se movió por todos los frentes, hasta que Ferguson lo mandó a ayudar a Rafael. Rooney no bastaba para ello.
9.- La poca presión al portador de balón por parte de los red devils provocó que al final además de Welbeck el destacado fuera De Gea. Como dijo Evra, es un gran portero, pero algo tiene que no inspira confianza. Sea como fuere, consiguió sacar varias manos prodigiosas durante los noventa minutos. Una de ellas desvió lo justo al palo el disparo de Coentrão, que acabó desesperado cuando el excolchonero también le evitó el tanto con el pie, a lo Barrufet.
10.- El portugués fue de lo mejor del Real Madrid. Tiene confianza, continuidad en el equipo y cada vez más responsabilidad ofensiva, y así sale el mejor Coentrão. Rafael se cansó de correr detrás de él, angustiado cuando lo ayudaban Cristiano, Özil o Di María. El Fideo sacó casi su mejor versión. Se atrevió con más regates que en los últimos partidos, participó más y mejor en el juego y solo le faltó un poco más de persistencia en las ayudas a Özil. En lo positivo es imposible no destacar a Varane, que ya parece acostumbrado a partidos de enjundia.
11.- En el aspecto contrario resuenan los nombres de Benzema e Higuaín. No están, no aparecen ni aportan. La asociación y movilidad del francés hace tiempo que prescribieron, mientras que el Pipa parece haber perdido su garra característica. La idea de jugar sin ‘9’ probablemente sobrevuele la cabeza de Mourinho, sobre todo teniendo al Modrić más enchufado de lo que va de temporada.
12.- El desgaste físico del primer tiempo fue importante por parte del Real Madrid. La intensidad del juego y la movilidad de los futbolistas era altísima y a los sesenta minutos las fuerzas empezaron a difuminarse. En estático, sin velocidad, el Madrid es sensiblemente menos peligroso, las ideas escasean (y no sólo en la liga). Sin embargo, el United permitía el toque-toque-toque, por lo que los huecos seguían surgiendo, pero sin remate certero.
y 13.- Aun así, cuando salía el United se olía el miedo en el respetable del Bernabéu. Van Persie apareció lo justo, pero tuvo un palo y otro paradón de Diego López. Welbeck también pudo salir con un doblete. No obstante, la superioridad blanca fue evidente y hace presagiar un partido de vuelta extremadamente emocionante y abierto. Old Trafford juzgará.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: Javier Lizón (EFE) – Juan Medina (Reuters)
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