El Barça se llevó de Vitoria la tercera Copa del Rey en cuatro años, después de ganar al Valencia Basket por 85-69, resultado que no refleja la diferencia que hubo en pista pero que sí da a entender la distancia existente entre las dos plantillas. La del Valencia no soportó la ausencia de en la pintura de sus dos pivots, Faverani y Lishchuk. El Barça, sin embargo, fue capaz de ganar con autoridad a pesar de los 0 puntos de Navarro.
El Valencia estuvo en el partido mientras a través de la defensa pudo contener al Barça e impedir que el juego culé pasase por la zona. Así, tras un buen arranque del Barça que, de la mano de Sada, cogió pronto una distancia de 8 puntos, el Valencia igualó el partido y lo mantuvo así hasta el final del tercer cuarto, cuando ya el Barça se despegó para sentenciar el encuentro.
Hasta ese instante, el criterio arbitral condicionó el ritmo del partido. En un partido que no era especialmente duro, se señalaron demasiadas faltas que impedían correr a los dos equipos. Eso benefició al Valencia, que con ataques estáticos bastante ordenados y evitando pérdidas de balón mantenía vivas las esperanzas en la victoria, a pesar de que Lishchuk se cargó muy pronto de personales y Perasovic no pudo contar con él.
Eso desgastó en exceso a Faverani. No lo hizo mal, cargó de personales a Jawai, a Tomic y a Lorbek, aunque poco a poco, tanto Sada como Marcelinho, comenzaban a meter balones dentro. Eso era sinónimo de canasta o una mejor posición de tiro para los exteriores, especialmente Oleson, que siempre aparecía cuando más lo necesitaba su equipo.
Como también lo hizo Pete. En los minutos finales del tercer cuarto y primeros del último (como contra el Caja Laboral) el Barça rompió el partido. Apareció Pete para comandar la defensa culé, que forzó muchas pérdidas al Valencia y permitió correr al Barça. Con canastas fáciles y la aportación siempre oportuna de Lorbek, el Regal se marchó en el marcador para finiquitar el partido.
Siempre estuvo el Valencia dando la cara, manteniendo la esperanza a pesar de tenerlo todo en contra y solo se dejó llevar en los dos minutos finales en los que el Barça, sin dejar de pisar el acelerador, consiguió la amplia ventaja que refleja el marcador final. Todo ello sin que Navarro anotase ningún punto.
El Barça llegaba a la Copa con la sensación de tener Navarrodependencia. En parte es lógico, la tienen todos los equipos con los grandes jugadores. En la Copa su juego ha sido más coral que nunca. Todos los jugadores aportando cosas en algún momento y Pascual ha escogido de forma perfecta cuál era el momento ideal para cada hombre. En definitiva, justo campeón de Copa.
* Daniel Arias.
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– Fotos: ACB Media
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