"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
A mediados de los 80, Magic y Bird reinaban en la NBA. Su rivalidad hizo popular la competición, siendo el inicio de la era de la globalización que ahora vivimos. La irrupción entonces de jugadores como Jordan, Malone, Barkley, Olajuwon, Robinson, y un largo etcétera convirtió a la NBA en lo que hoy conocemos: un fenómeno de masas.
Esos años que van desde mediados de la década de los 80 hasta el 98 son considerados por la gran mayoría de expertos como los mejores de la competición. Ahora podemos estar viviendo el inicio de algo parecido, aunque se necesitará el paso del tiempo para evaluarlo mejor, ya que las cosas se analizan mejor cuando se miran con perspectiva.
Coinciden en la actualidad los últimos coletazos de la generación que ha dominado la primera década de siglo (Bryant, Duncan, Nowitzki o Garnett) con la madurez de jugadores como LeBron, Carmelo Anthony o Chris Paul, con la irresistible aparición de Durant, Westbrook, Love y la generación más joven liderada por Irving. Una reunión de talento como pocas veces antes se había visto.
El duelo LeBron vs. Durant promete emociones igual de fuertes que aquellos enfrentamientos Magic-Bird. Por aquel entonces apareció un chico competitivo como nunca antes se ha visto y eclipsó todo lo que había a su alrededor. Hablamos de Jordan, que hizo de los Chicago Bulls un equipo de leyenda.
Salvando las distancias, alguien podría interponerse en esa pugna por el reinado de la NBA. También lo haría desde los Bulls. Hablamos de Derrick Rose, quien después de pasar casi todo el 2012 sin jugar por sus problemas en la rodilla parece que está a punto de volver a las canchas y pugnar por el anillo.
Rose ha quedado en el olvido, ya que su lesión ha coincidido con la eclosión de Durant, con el resurgimiento de Carmelo, con el asentamiento de Paul y la madurez de LeBron. También la lesión le impidió estar en el equipo olímpico, donde los jugadores mencionados lucieron a los ojos de todo el mundo. Sin embargo, los aficionados de los Bulls no se han olvidado de él y esperan su reaparición con ansia. Y como ellos, los aficionados a la NBA.
Adidas, marca que lo patrocina, ha realizado un anuncio que es muy representativo de lo que decimos. La ciudad de Chicago se paraliza cuando en el primer partido de los playoffs del año pasado su rodilla se rompió. A medida que su recuperación avanza, la ciudad va moviéndose y recupera su actividad cuando Rose está a punto para volver. Para ese momento falta poco.
La importancia de Rose ha sido bastante debatida, sobre todo por los resultados de su equipo sin él. La extraordinaria defensa que practican los Bulls hace que en su ausencia se mantengan por encima del 50 % de victorias. Con él sano toda la temporada conseguían alrededor de 60 victorias. Sin él, estarán cerca de las 50. Unos 10-15 triunfos menos, algo que puede hacer pensar que su influencia no es tan decisiva como la de otras estrellas.
Sin embargo, es suficiente recordar lo que sucedió en la primera eliminatoria de playoffs del año pasado. Se lesionó al final del primer partido de la primera serie. Ese partido lo ganaron los Bulls a los Sixers. Sin él su equipo perdió la serie 4-2. A pesar de haber jugado bastante durante la temporada sin él, fue lesionarse y el equipo se vino abajo, incapaz de ser competitivo en los momentos de la verdad.
Rose es un jugador superlativo. Un base que necesita mucho manejo de balón, parecido a Westbrook, pero con más capacidad para el pase. Jugando en un equipo con un ritmo de juego bajo, que es uno de los conjuntos con menos posesiones atacantes por partido, era capaz de luchar por ser el máximo anotador de la NBA promediando cerca de 8 asistencias por encuentro.
Su capacidad física le permitía ser capaz de defender a bases rápidos como Parker o Westbrook y a otros más corpulentos. Estamos hablando de un jugador que fue nombrado MVP, no sin controversia, en el 2011. Ese año tuvo su primer duelo por todo lo alto con LeBron en las finales del Este, que finalmente ganaron los Heat, en la que seguramente fue la primera actuación superlativa de LeBron en unos playoffs con los Heat.
De ahí salió perdedor, pero el aficionado disfrutó de un baloncesto que recordaba a aquellas eliminatorias de los 90, donde en el Este cada balón dividido era una batalla y los niveles de dureza eran elevadísimos, tanto como las exhibiciones que nos ofrecían Jordan, Miller o Mourning, entre muchos otros.
Mucho tendría que cambiar la dinámica actual para que los Bulls se quedasen fuera de los playoffs. En la conferencia Este, a pesar de los dificultades con que Miami ha empezado el 2013, nadie duda de que LeBron y compañía se harán con el título y llegarán a la final. Esto es porque no se confía en que Rose sea capaz de volver a pleno rendimiento y no se vislumbra a nadie que pueda ganarles 4 partidos.
Pero, ¿y si es capaz de conseguirlo? Entonces estaríamos hablando de un conjunto con posibilidades de plantarle cara a cualquiera. Con una rotación lo suficientemente amplia para afrontar con tranquilidad la dureza de la post temporada, con recursos en todos los puestos y una super estrella capaz de mirar a los ojos a cualquiera.
Porque a pesar del buen rendimiento del equipo, la presencia o no de Rose en la cancha hace que Chicago pase de ser un equipo bueno a un serio aspirante al título. Esperaremos ansiosos para comprobar en qué estado vuelve Rose.
* Daniel Arias.
– Fotos: Charles Rex Arbogast (AP)
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