"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
Si hiciéramos una lista con los mejores equipos de fútbol de la historia precisaríamos casi tamaño enciclopédico para relatar las vivencias de esos grandes conjuntos, desde La Máquina de River a la Hungría mágica, del Madrid de Di Stéfano al Bayern arrollador, del brillante San Lorenzo de Almagro al innovador Milan de Sacchi, del Brasil’82 al Dream Team… Lista inmensa. En esta lista, y además encabezándola, estaría el Barça de la primera década del siglo XXI. Pero, ¿cuántos Barças hay en esa década? ¿Cuántos deberíamos incluir en dicha lista? ¿Hay un Barça de Rijkaard, otro de Pep y un tercero de Tito? Sin duda, cada uno de ustedes tendrá una respuesta a la pregunta.
Lo que yo sé es que a principios de siglo, tres de los actuales capitanes del Barça, Carles Puyol, Xavi Hernández y Víctor Valdés, veían pasar el tiempo sin excesivas esperanzas de arañar títulos. Por aquellas fechas, en esos años de plomo, el Barça no parecía tener un rumbo claro y una excelente generación de futbolistas temía desperdiciar sus mejores años sin alcanzar los éxitos que su potencial preveía. Cambió la historia y aquel potencial desembocó en la mayor cosecha de triunfos de la historia. Primero con Rijkaard, el hombre tranquilo que construyó las bases para tener un equipo de leyenda. Más tarde con Pep, que desterró los vicios que habían sepultado aquella maquinaria y la llevó a ser auténtica leyenda del fútbol mundial. Y ahora con Tito, que está convirtiendo al adolescente ganador en adulto inabordable. ¿Hablamos de tres equipos distintos o de uno solo que ha vivido las evoluciones y altibajos de todo ser humano? ¿Los libros de la historia futbolística mencionarán tres equipos del Barça o uno solo? ¿Hablarán del Barça de Rijkaard, el Barça de Pep y el Barça de Tito o del Barça de Puyol, Xavi, Iniesta, Messi y demás? ¿Un único equipo a lo largo de una larga década, simplemente con paréntesis, o tres conjuntos diferentes?
Personalmente, tengo la sensación que estamos ante un mismo equipo, vertebrado en torno a una misma idea de juego y estructurado con una columna esencial compuesta por salvavidas (Valdés y Puyol), filósofos (Xavi e Iniesta) y lanzallamas (Messi) a la que se fueron sumando o restando piezas básicas para cada momento, desde agitadores (Alves, Pedro, Cesc) a reposados (Márquez, Piqué, Busquets), de decisivos (Ronaldinho, Larsson, Eto’o) a fundamentales (Deco, Abidal, Touré). En realidad, estamos frente a una novedad: la mayoría de los grandes equipos mundiales que citaríamos en esa larga lista tendría un principio y un final bastante bien definidos, en tanto que del Barça que mencionamos podemos señalar su inicio, con la llegada de Rijkaard al banquillo, Ronaldinho sobre el césped y la activación de los cuatro capitanes a los que hizo debutar Van Gaal; pero no resulta posible avizorar un final concreto ni mucho menos inminente, con lo que su longevidad puede llegar a ser un fenómeno inédito y, por tanto, difícilmente catalogable. Fuera de normas.
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