"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Tras la primera entrega de la entrevista con el ex atleta mallorquín Toni Peña, en la que nos hablaba, entre otras cosas, de lo que supone participar en unos Juegos Olímpicos, de sus inicios en la maratón, de la mala situación por la que atraviesa el atletismo español y de los cambios vividos por el atletimo a nivel global, vamos ya con la segunda parte de la misma, en la que se siguen tocando temas candentes, como los mejores y peores momentos en su carrera, el dopaje en el deporte, la federación de atletismo o su feliz situación actual. Es Toni Peña, uno de los mejores maratonianos de la historia de España.
Pregunta.- ¿Cuál fue su mejor momento como atleta?
Respuesta.- Debo empezar diciendo que no cambiaría ninguno. Pero entre el 2000 y 2004 fueron cuatro años buenísimos, donde di lo mejor de mí mismo, y eso al final es lo que queda. Fue una época en la que no tuve lesiones, entrenaba mucho y muy duro, estaba bien psicológicamente… Pero si tuviera que quedarme con una imagen concreta, seguramente te diría la llegada en la maratón de Japón, donde hice 2.07.34, mi mejor marca personal.
También es cierto que en esa fase tuve el disgusto del Mundial de 2001, en Edmonton. Llegué como uno de los favoritos, porque tenía una de las mejores marcas mundiales, y quedé bastante atrás. Ese ha sido uno de mis hándicaps en mi carrera deportiva: no he sabido llevar bien la presión. Es decir, cuando corría pensando que podía hacer algo grande, terminaba mal.
P.- ¿Sería ese su peor momento como atleta?
R.- No, no. Los peores momentos para un deportista son cuando encadenas lesiones; cuando entrenas como nunca y no te salen las cosas. Eso fue solo un mal recuerdo en una competición particular. En el 97, por ejemplo, sí tuve una racha muy mala, estuve a punto de dejarlo todo porque encadenaba una lesión tras otra. Y eso es lo más duro.
P.- Es la suya, como la de muchos atletas, una carrera que requiere de gran sacrificio, de dejar muchas cosas atrás, con una entrega y dedicación casi íntegra. ¿Cree que ha valido la pena? ¿Lo volvería a hacer?
R.- Lo tengo clarísimo: claro que ha valido la pena. Todo ha valido la pena. Tanto, que me gustaría que mis hijos crecieran siempre con algo relacionado con el deporte. El deporte me lo ha dado todo: las mejores amistades, la mujer, me ha permitido conocer todo el mundo, me ha enseñado a perder y me ha dejado saborear lo que es ganar. Todas estas cosas son bonitas en la teoría, pero se tienen que tocar.
¿Que ha sido duro? Muchísimo. ¿Que el mismo esfuerzo lo hubiera realizado en otro deporte y hubiera sido más recompensado? Solo económicamente. Pero yo voy mucho más allá de lo económico. El atletismo me ha dado grandes amigos para toda la vida.
P.- Pero también habrá tenido que sacrificar otras cosas.
R.- Sí, claro, pero en el momento en el que escoges este camino ya sabes que tienes que dejar algunos amigos o algunas relaciones que podrían haberme llevado a otros sitios, a otras cosas. Pero es el camino que yo escogí y no me arrepiento. ¿Que a veces me quejo y pienso que mi deporte no está tan valorado como otros? Bueno, así son las cosas, pero este es mi deporte, el que me hace feliz y no lo cambiaría por ninguno otro. Lo tengo bien claro.
P.- Hablando de esto, ¿es el atletismo de fondo el deporte más duro, la máxima expresión del hombre contra el hombre?
R.- A ver, todo el mundo cree que su deporte es el más duro, el mejor del mundo. ¿El ciclismo? No es duro, es durísimo. ¿La maratón? Durísimo. Y, además, lo peor no se ve. Tú, un aficionado, ves una carrera o ves la etapa de la Bola del Mundo, pero lo que hay detrás no se ve. Y es durísimo. Preparar una única maratón son tres meses y nadie se entera de las palizas que te metes. Nadie se entera de si te duele todo, de si terminas una carrera y te paras a vomitar… todo esto la gente no lo ve.
P.- Eso, un futbolista o un jugador de baloncesto no lo tiene.
R.- No, desde luego. Y con cualquier cosa que hacen ya son noticia, mientras que a nosotros eso no nos pasa. Pero bueno, los que llenan estadios y mueven millones de euros son ellos y tienen todo el derecho del mundo. Pero no es comparable un deporte con otro. La maratón es de lo más duro que hay.
P.- ¿Es más duro físicamente o psicológicamente?
R.- Yo siempre he dicho que no corre más quien más entrena, sino quien mejor entrena. Pero está claro que hay una gran determinación psicológica en el atletismo de fondo, que hace que entre dos atletas en una condición física más o menos similar, gane aquél que tiene la cabeza más fuerte.
Porque en la maratón llega un momento en el que has agotado todo el glucógeno que tienes y en el kilómetro 35, vayas al ritmo que vayas, se te aparece el famoso muro. Y entonces los pensamientos negativos te bombardean: qué haces aquí, tú ya no puedes más, te podrías retirar, con lo bien que estarías en casa… Y en ese momento, tu cabeza ha de ser capaz de transformar esos pensamientos negativos en positivos. Los mejores, los ganadores, son los que mejor saben transformar esas sensaciones. Es vital.
P.- Háblenos de Odriozola. Una vez más, ha sido reelegido presidente de la Federación Española de Atletismo, después de 23 años al frente. Parece demasiado tiempo.
R.- A ver. La gestión de Odriozola ha sido muy buena. De verdad. Pero como todo en esta vida, tiene una caducidad. Y ya volvemos a mezclar política con deporte, porque esto es otra forma de hacer política, de tener todo atado y bien controlado. Al llevar tanto tiempo en un mismo cargo, pierdes la visión real del atletismo y con ello el objetivo y la función que realmente debes desempeñar, que en este caso es el de velar por el atletismo español.
P.- Hacía falta un cambio.
R.- Sí. Con esto no quiero decir que no haya hecho una buena labor. Claro que la ha hecho, no le quito su mérito. Pero ya era hora de un relevo. Aunque lo cierto es que, visto desde aquí, no te sabría decir si las otras alternativas eran mejores.
P.- Más allá de las deportivas, Odriozola también ha recibido varias críticas por su gestión de los posibles casos de dopaje. En la Operación Galgo, los casos de Bezabeh, de Nuria Fernández, de Ángel Mullera… ¿Hay dopaje en el atletismo?
R.- Lo que hay es mucha hipocresía por parte de la sociedad. Se exige tanto al corredor o al atleta, se busca tanto la marca, el guinness, que no se tiene en cuenta lo que supone tener que lograr todos esos resultados, todo lo que tiene que hacer para ello. Cuando trabajas tanto al límite, tu cuerpo necesita ayudas, eso sí, siempre legales, y para esto están los médicos, que son profesionales en la materia.
Que ha habido casos de dopaje en el atletismo español está claro. Algunos que han salido a la luz y otros que no. Y eso no me parece bien: o todos moros o todos cristianos. También la prensa, los periodistas, tenéis mucho que ver en toda esta historia. ¿Y qué pasó con Marta Domínguez? ¿Fue negligencia? ¿Fue un complot contra ella? Es todo tan complicado.
P.- ¿Cómo vivió todo eso?
R.- De lo mío, de lo personal, sí te puedo hablar con certeza. Yo pasaba controles por tres lados: de la Federación Española, de la Asociación de Maratones Europea y de la Asociación Internacional. En una semana podía llegar a pasar dos controles. Lo mismo llegaba a casa y me encontraba a un tío ahí, o me llamaban a las siete de la mañana para que me marchara de inmediato a pasar un control. Además, recuerdo que tenías que estar localizable las 24 horas: no te podías ir a ningún lado, porque si venían a buscarte para hacer un control y no te encontraban, se consideraba un positivo. De verdad que con todos los que se hacen, no sé como la gente puede salvar un positivo.
P.- También es complicado. Un deportista necesita dar lo máximo, lograr resultados, y puede pensar “me exigen esto, y no llego, no llego“.
R.- Yo puedo llegar a entender a la gente que se dopa, pero no significa que lo comparta. Lo que no me parece bien en absoluto es que tenga más posibilidades quien tenga los mejores medios. No. Si hay doping, que haya para todo el mundo; y si no, que no haya para nadie. Las mismas condiciones para todos. Claro, imagino que eso es imposible, porque ya se llegaría a un punto en el que entra en juego la salud y la cosa ya pasa a ser más delicada. Pero lo que no se puede es llegar a dar la impresión que en España se es permisivo con el dopaje o tratar a ciertos deportistas como demonios o apestosos.
P.- Eso es, por ejemplo, lo que ha pasado con Armstrong, ¿no?
R.- Estoy en contra, por ejemplo, del tema de Armstrong. No puede ser que después de tanto tiempo se le cuestione. Todo tiene su momento. Yo recuerdo, en el 84, en Los Ángeles, que Abascal logró medalla y él mismo dijo, porque en aquella época se podía decir, que se iba a entrenar en altitud para crear hemoglobina, después se extraía la sangre y se la volvía a poner dos días antes de la competición. Antes se podía hacer, pero eso es dopaje. ¿Y qué pasa? ¿Tenemos que tirar tan atrás que le tenemos que quitar esa medalla? ¿Tenemos que estirar tanto el hilo? En los países comunistas, a las atletas las dejaban embarazadas para que creasen más hormonas. ¿Vamos también a por ellas?
Todo tiene su momento. Y si en el mismo momento tienen claro lo de Armstrong, pues perfecto, adelante; pero así no. ¿Hasta dónde estiramos? Que conste que con esto no estoy defendiendo el dopaje, ni muchísimo menos. Pero creo que después de tantos años, no se debe hacer de esta manera.
P.- ¿Cuándo dejó de competir?
R.- Después de los Juegos de 2004 estoy un año entrenando, pero me encuentro muy cansado psicológicamente. Aun así, aguanto. Y, de hecho, voy a Nueva York, voy a Londres, fui campeón de España de media maratón, estuve en el Mundial… Pero en el 2006, a la fatiga psicológica se le unen unas molestias, así que decido parar.
P.- ¿Fue difícil tomar la decisión?
R.- En ese momento la verdad es que no. Estaba tan cansado… Ahora, pensándolo fríamente, creo que me equivoqué, que podría haber alargado un par de años más mi carrera. Ha habido un bajón tan grande que estoy convencido que hubiera podido vivir un poco más de este deporte. Mira, en los Juegos de Sidney yo me quedé fuera con una marca de 2:07:47, siendo el cuarto español. Y este año, el mejor español que ha ido a Londres lo ha hecho con un 2:14. Es decir, que estando dos añitos con 2:11 ó 2:12, algo que podría haber hecho perfectamente, podría haber estado en los Juegos de Pekín. Pero bueno, ahora todo esto es muy fácil decirlo, una vez ya ha pasado todo. Y nunca se sabe.
P.- Pero estuvo un tiempo en el que no quería saber nada de lo que era correr.
R.- Estaba saturado psicológicamente y era totalmente incapaz de poder disfrutar corriendo. Es que era ver unas deportivas o unos pantalones cortos y mi cabeza relacionaba de inmediato que eso era ir a sufrir. No podía pensar que iba a disfrutar un poco, a pasar media horita con este compañero corriendo tranquilamente. No, no, era incapaz de quitarme el chip competitivo. Ese que antes me había permitido estar ahí arriba, está claro, pero que una vez me había retirado era incapaz de quitármelo de la cabeza. Estuve bastante tiempo así. Ahora por fin lo he conseguido. Ahora ya disfruto, tanto con jóvenes que corren a más de cinco el kilómetro, como con gente que lo hace en menos de cuatro.
P.- Y por eso el club…
R.- Sí, desde hace unos meses llevo dos grupos de entrenamiento, uno en Portocolom y otro en Palma, y salimos a correr casi cada día. Hacemos las rutas de las maratones de España. Ahora tenemos que ir a Ámsterdam, a París… Me ha permitido tener otra visión del atletismo, menos competitivo y más de disfrutar con los compañeros. Y la verdad es que disfruto mucho.
P.- ¿Y ahora a qué dedica su tiempo cuando no está corriendo?
R.- Pues ahora he abierto una tienda de atletismo. No de deportes, sino de atletismo. Para la gente que hablamos el mismo idioma. Es un proyecto que tenía desde hace mucho tiempo, de cuando corría con Isidro, el promotor de las tiendas Bikila. Lo fuimos aplazando, pero ahora ya he tomado el proyecto y estoy disfrutando mucho, porque me permite crear un contacto con mi gente y además me permite invertir algo en el club para hacer publicidad u organizar alguna carrera de vez en cuando.
P.- ¿Por qué Bikila?
R.- Bueno, todo es idea de Isidro. Él es originario de los Montes de Toledo, zona bastante deprimida económicamente en su época, hace unos 40 ó 50 años, por lo que en su juventud tuvo que correr descalzo porque no tenía para comprar zapatos. Y cuando vio que en los Juegos de Roma un tío, Abebe Bikila, era capaz de ganar una maratón y tocar la gloria corriendo descalzo, decidió que si algún día tenía una empresa, quería hacer honor a ese campeón. Y de ahí viene la anécdota de por qué una tienda de deportivas hace honor a un tío que corría descalzo.
Así es Toni Peña, incapaz de desvincularse nunca del atletismo, sea de una manera o de otra, porque eso es precisamente lo que más le ha aportado en su vida. Ahora toca vivirlo desde la barrera y disfrutarlo en un sentido en el que no pudo hacerlo durante su etapa como profesional, en la que solo la falta de fortuna le privó de ser uno de los mejores maratonianos españoles de la historia. Porque por tiempos, por marcas, lo es.
– 1ª parte entrevista: “Los españoles destacábamos en el atletismo cuando éramos pobres”
* Tolo Leal es periodista y editor del diario “Som Balears”.
– Fotos: antonipenya.com
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal