"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
Liga BBVA 2012-2013 / Fútbol 2012-2013 / Fútbol
1.- El Sevilla volvió a ser lo que ya ha demostrado esta temporada. Míchel volvió a vestir a su equipo de intensidad y explosividad en un partido donde la mentalidad juega una parte tan importante como la táctica. La exigencia emocional superó al Betis, que no jugó un pésimo encuentro, pero se vio superado por un equipo que llevó al límite sus fuerzas, presionó alto y quiso abrazarse al partido desde antes del inicio.
2.- Los primeros 6 minutos explican, evidentemente, el devenir del partido. 2-0 en 6 minutos; 4-0 en 42. El Sevilla mordió desde el inicio y el Betis no leyó nada. Seis minutos para golpear mentalmente, obtener ventaja y jugar a placer el partido. Sin bajar un gramo de intensidad. No supo interpretar una posible ventaja. El principal defecto, ya con 2-0, fue querer jugar el partido donde Míchel, a sabiendas de la eficacia de su equipo, lo había planteado. En el vértigo, en la ida y no en la vuelta. El Betis claudicó jugando tal y como pretendía el Sevilla desde el inicio. Se sintió cada vez más pequeño.
3.- Primera parte magistral. El equipo de Míchel respondió –como contra el Madrid y el Barça– no solo a nivel de activación. Por primera vez en la temporada ocupó todos los carriles y encontró zonas con ventajas. La izquierda funcionó al enésimo intento tras la lesión de Trochowski. Reyes quería jugar y se enfundó el traje de jugador de equipo para competir antes de recrearse. Fue incisivo, presionante y activo. No fue el Reyes de antes, pero fue un jugador extraordinariamente aprovechable para su equipo. Activó la banda izquierda, obligó al Betis a defender ancho y estimuló las subidas de Navarro.
4.- Si algo marcó el partido, eso fue la presión del Sevilla. El equipo de Míchel gana dos activos brutales a nivel de intensidad-escoba con Medel y Maduro. Ambos subieron la línea de presión –clave para entender tantas pérdidas de los de Mel– por delante de su línea del centro del campo. Beñat, Cañas y Rubén Pérez no tuvieron una sola recepción cómoda –¡ni en su propio campo!– hasta tener el partido decantado totalmente. Brutal sensación de ahogo.
5.- Negredo y Rakitic se dividían el inicio y el resultado era un Betis que quería y no podía. Expuesto a pérdida corriendo hacia delante en el primer escalón de la jugada o balón aéreo. Sinónimo de pérdida también. Todos los hombres tapados y con Spahic y Fazio expulsando a Rubén Castro de su zona de acción, el Sevilla vencía todos los balones divididos. Excepcional trabajo de Míchel.
6.- Cada balón robado pillaba a contrapié a la salida del Betis. Centrales obligados a rectificar la carrera, laterales retornando… Espacios para correr y superioridad. Volver a la intensidad es vital. El Sevilla volaba; Rakitic se hacía dueño del carril central, superó cayendo mínimamente hacia los costados al centro del campo bético. Además, generaba superioridades posicionales por dentro para agitar por fuera. A toda la coyuntura que provocaba excepcionalmente la activación del Sevilla se le sumaba algo más: Navas y Cicinho pisaban, muy abiertos, siempre en campo contrario. Verticales y determinantes.
7.- Negredo fijó al principal activo defensivo del Betis, Paulao. Le ganó en los apoyos, lo sacó de la posición y desnudó sus espaldas para que Rakitic y Reyes llegaran cómodos. Su trabajo en apoyos y rupturas fue muy bueno. Siempre facilitado por el robo previo, pero volviendo a sentirse delantero.
8.- La plácida segunda parte sirvió para exhibir que en el Sevilla se hace buena la relación entre querer y poder. Míchel plantea los partidos a alta intensidad y convierte cualquier robo en decisivo. Tiene la determinación suficiente para dedicarse a neutralizar y lanzarse en transición. El Betis, además, favoreció todo. Quería más balón, estuvo más desactivado el único pasillo interior que buscaba el inicio espeso y corto que le dieron Pérez, Beñat y, el tiempo que estuvo, Cañas.
y 9.- La intensidad es sinónimo de voluntad, de hambre, de querer. El Sevilla fue mucho más, pero sobre todo fue ambición. Robó, ganó rebotes y acertó. Hizo bueno la afirmación del bueno de Paulo Coelho: “Cuando quieres realmente una cosa, todo el Universo conspira para ayudarte a conseguirla”.
* Fran Alameda es periodista.
– Foto: Reuters
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