"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
Manchester City y Ajax empataron a dos en un partido que deja varias lecturas por encima del resultado y de la actuación arbitral. Los análisis siempre deben ir más allá del resultado final y los dos enfrentamientos entre ambos equipos en los últimos quince días dejan varias evidencias.
Los de Roberto Mancini, con la baja de Silva, dispusieron un once para intentar no perder el mediocampo con Javi García y Gareth Barry, con Yayá Touré por delante en el papel de mediapunta físico con llegada y el francés Nasri con la responsabilidad que tiene normalmente Silva de hilar fútbol entre líneas, partiendo en muchas ocasiones desde la banda derecha. Tévez con su movilidad y el Kun Agüero arriba parecía arsenal suficiente para superar al Ajax.
Los de Frank De Boer, por su parte, han modificado su sistema en el último mes. La ausencia de un ‘9’ de garantías en la plantilla y el experimento fallido de Ryan Babel como delantero centro, ha llevado a De Boer a jugar con un falso delantero en la figura de Eriksen, aunque colocar al danés ahí es perder todo lo que puede aportar en tres cuartos de campo.
Esta era la presentación de ambos en el partido, pero después está la puesta en escena. La del City fue mala, con esa falta de intensidad acuciante con la que empieza los partidos casi siempre. Con un Yayá Touré que está lejos del Yayá poderoso cuya sola presencia impone y con un Nasri que ya está en serio riesgo de pasar a la historia como un buen jugador de acompañamiento y poco más.
Por parte del Ajax, la llegada del finlandés Moisander al centro de la zaga y del danés Christian Poulsen al mediocampo ha sido con la intención de dotar de más experiencia a un equipo que siempre es muy joven e imberbe. Lo ha conseguido a medias. El Ajax es un equipo que toca bien, haciendo honor a su historia, pero blando y poco contundente en ambas áreas, aunque su mejora ofensiva a balón parado es evidente, al menos ante el City en los dos últimos encuentros.
Siem de Jong se ha convertido en una especie de “llegador silencioso”, tanto en jugada como a balón parado, y en sendos córners puso al Ajax con dos goles de ventaja en el marcador ante la pasividad pasmosa de la zaga del City, dejando clara la falta de intensidad apuntada antes.
Una de las escasas apariciones de Nasri desde la derecha concluyó en un centro del que Yayá Touré consiguió sacar petróleo. Si algo tiene el City es pegada en sus mejores hombres y pese a que Yayá no esté en su mejor momento continúa siendo un jugador extraordinario: su golazo a la media vuelta fue magnífico.
Mancini dio entrada a Balotelli en lugar de Javi García en el descanso retrasando a Yayá Touré junto a Barry. Fue un cambio ofensivo que no mejoró el juego del equipo, Yayá se movía en tierra de nadie y Barry no es un organizador puro. Sí le salió mejor el cambio posterior de Dzeko por Tévez, pues la entrada del bosnio liberó al Kun de ser la referencia y despistó a la zaga del Ajax.
El empate llegó a quince minutos del final en un pelotazo de Hart que peinó Balotelli y el Kun, emulando los últimos 15 metros que tenía el mejor Romario, ganó la carrera a Alderweireld y Blind, fusilando a Vermeer.
De Boer había dado entrada al mediocentro defensivo camerunés Enoh por Schone nada más empatar Agüero para prevenir males mayores de los que ya tenía, y aunque al final del partido entraron Fisher y Sana, cambios ofensivos, ya no tenían tiempo material de asustar mucho al City.
Mancini dio entrada en tramo final a Kolarov por Barry. A Mancini no le quedaba más remedio que tocar a rebato y dejó solo a Yayá en el mediocentro, con todo el arsenal por delante. El serbio por delante de Clichy es capaz de poner buenos balones y a balón parado se convierte en un peligro. Cumplió como siempre y le puso un balón extraordinario al Kun en el primer palo que terminó en gol del argentino, pero cuando Kolarov había recibido la pared de Dzeko, previa al centro, estaba en fuera de juego por milímetros.
Pudo ganar el City si el árbitro en vez pitar el final hubiera castigado con penalti la irresponsabilidad de Van Rijhn de agarrar a Balotelli cinco segundos seguidos, pero no fue así. Aunque hubiera ganado el City, seguiría siendo el mimso equipo que comienza los partidos sin intensidad, al que le falta un patrón de juego y que le salva, a medias, su gran pegada.
* Alberto López Frau es periodista.
– Fotos: Dave Thompson & Martin Reckitt (PA)
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