"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu
Posiblemente, el Barça gane esta Liga, pero también es posible que pague un precio por dicha victoria. Ese precio puede consistir en la transformación de una manera de jugar que, además de permitir la conquista de innumerables títulos, otorgó al Barça una superioridad futbolística que lo batió todo: rivales, récords, accidentes, problemas graves e incluso al propio azar. Aquel modo de jugar, interpretado en sucesivas evoluciones anuales y por futbolistas que se sumaron a la orquesta, adquirió aires de invencibilidad hasta en las derrotas. Pero no existe la eternidad en la vida de los equipos, que nacen, mueren o se transforman. El Barça está en esa operación, transformándose hacia algún lugar todavía desconocido, a fin de seguir casado con el triunfo. Por el camino van cayendo algunos principios que parecían imprescindibles, básicos, fundamentales para comprender las causas de los éxitos pasados. De este modo, Víctor Valdés ha dejado de jugar en corto y ya lo hace siempre en largo, lo que no puede entenderse como miedo al error por su pifia de la Supercopa, sino como decisión técnica. El equipo ha dejado de jugar agrupado, junto, bailando pegados unos con otros, y ahora lo hace con las líneas alejadas, muy separados, en busca de un juego vertical, directo, que da buenos frutos pero no deja de chocar por comparación con los tiempos recientes.
Ya se advirtió con Pep al mando, por lo que no puede decirse que sea obra de Tito. Si acaso, Tito está intentando dominar esta montaña rusa en que se han convertido los encuentros de su Barça, reconvertido en equipo de velocistas. Donde antes corría el balón ahora lo hacen los futbolistas blaugrana y el cambio nos deja, como mínimo, expectantes ante el porvenir. Compuesto por jugadores excepcionales, no cabe duda que el Barça seguirá ganando títulos pese a la formidable progresión del Real Madrid, que ha reducido las distancias hasta hacerlas imperceptibles. Pero asombra que el camino elegido sea el de la velocidad en lugar del control y la paciencia, las grandes virtudes de la casa. ¿Estamos ante un momento puntual, en tránsito hacia otro nivel? ¿O este nuevo modo de jugar pretende establecerse como siguiente patrón estructural? Ya veremos. Quizás todo se reduzca a que no son fáciles las transiciones desde el cielo hasta la tierra y que el Tito Team será un equipo más “terrestre” pese a tener en sus filas al más extraterrestre de los futbolistas. ¿Contrasentido? Tal vez seamos demasiado exigentes. Si es así, sucede porque les hemos visto someter a sus rivales a partir de un modo de jugar que ahora solo aparece en instantes puntuales y dicha manera de jugar nos parecía el camino más recto al éxito. Quizás con Piqué, Puyol, Iniesta, Villa y la buena forma todo regrese a su sitio y acabemos acostumbrándonos a este nuevo camino.
– Foto: Lluis Gené (AFP)
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