"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
Liga BBVA 2012-2013 / Análisis / Fútbol
Si hay una zona del campo que ha generado dudas en Barcelona en los últimos años, esa ha sido el centro de la zaga. Con innumerables lesiones, pronunciados baches de juego en puntales y numerosas reconversiones. Justamente este es el aspecto en el que se está volcando la crítica, aprovechando un mal momento de forma de Mascherano y el dubitativo inicio en la adaptación de Song. Sin embargo, nadie hablaba de ello cuando el argentino estaba (hace muy poco tiempo) entre los mejores en esta demarcación mientras Guardiola, el que más sabe de esto, decía: “Siempre he pensado que un mediocentro inteligente puede jugar de central“. Así, descartado que utilizar a centrales que no lo eran en sus inicios sea el problema, veamos cuál es, pues su existencia es indiscutible.
“Siempre he pensado que un mediocentro inteligente puede jugar de central” Pep Guardiola
Para ello, empecemos viendo qué parejas se han mostrado totalmente fiables en los últimos años: Márquez-Puyol, Márquez-Piqué, Piqué-Puyol, Piqué-Abidal y Piqué-Mascherano (Touré jugó demasiado poco de central como para extraer conclusiones). Exceptuando la formada por Rafael y Gerard (lo que merecería un análisis aparte, que tal vez concluyera haciendo hincapié en que por aquel entonces Piqué era más rápido y ágil), todas presentan un rasgo en común: la complementariedad, la cual, desechada definitivamente en el centro del campo por las brillantes decisiones de Guardiola, se antoja imprescindible en la retaguardia culé. Buena prueba de ello es el bajo resultado cosechado por parejas compuestas por jugadores con perfiles similares: Piqué-Busquets, Piqué-Chigrinskyi, Mascherano-Abidal, Puyol-Abidal, Piqué-Fontàs, Mascherano-Puyol…
Si bien encasillar a un jugador en un perfil suele dar lugar a error por todo aquello que nos dejamos por el camino al cerrar las demás puertas, en este caso resulta especialmente gráfico hacerlo. Y es que, al margen de la contundencia, la concentración, las entradas y todas aquellas capacidades que debe tener un central de primer nivel (no nos referimos aquí a las tácticas, pues son objeto de unas respectivas especialidades a continuación analizadas), en la zaga del Barcelona se requieren dos especialistas con cualidades añadidas enormemente diferenciadas. Veamos sumariamente en qué consisten estos dos perfiles:
– Táctico. Es el jugador que debe estar siempre en el sitio correcto. En la transición defensiva, cuando el otro central trata de anticipar o sigue a su marca, busca una posición en la que siempre será el último hombre, el último escollo antes del portero. En otras, cuando su colega permanece atrás pendiente de una posible carrera tras un balón en profundidad, adelanta ligeramente su posición para situarse entre defensa y centro del campo anulando opciones de pase. Es el experto en tirar la línea del fuera de juego, en estar (no en ir corriendo) en el hueco que deja el lateral que ha subido y en tantas otras facetas básicas.
– Aéreo. Esta función normalmente no le corresponde en exclusiva, pero sí es el principal encargado de rechazar los balones aéreos frontales. Debe ser un experto en este tipo de pugnas, de lo contrario la exposición del equipo sería total. También ha de ser una pieza fundamental en la defensa del balón parado en un equipo carente de jugadores con elevada estatura.
– Organizador. Tal vez, la faceta en la que menos se repara. Solemos calificar de buena salida de balón aquella capaz de superar líneas rivales (ya sea mediante pase o conducción) dejando en ventaja al compañero. Y lo es. Pero no lo es todo, ni mucho menos. De acuerdo con este criterio, el único para la mayoría de equipos, Mascherano, Abidal o puede que incluso Song sean especialistas en esta faceta. Sin embargo, el juego del Barça, si bien agradece eso, necesita algo más: un organizador desde la retaguardia, un Xavi de la defensa. Alguien capaz de hacer, desde el inicio, que el equipo juegue junto; de corregir mediante pases horizontales la ubicación de sus compañeros; de manejar los tiempos, siendo vertical solo cuando proceda; de alinearse como un centrocampista más sin prisa por volver, pues el hueco generado en el medio puede ser más trascendente que el dejado atrás. La ausencia de esta figura desde la lesión de Piqué es una de las causas más relevantes de la mayor separación del equipo.
Si Márquez fue el central TAO y Piqué lo es, ¿quién más lo será? ¿Quién más puede serlo? Hay tres jugadores en la plantilla en los que se adivinan estas capacidades: Fontàs, Busquets y Bartra. Sin embargo, el primero se ha mostrado demasiado débil en otras áreas como para tener sitio en el equipo. Por su parte, Sergio necesitaría un periodo de adaptación para asimilar los conceptos de los que no se dispone. Tampoco parece conveniente mover de sitio a uno de los hombres más trascendentes en su posición original. ¿Quién queda? Marc Bartra. ¿Qué le falta? Partidos, nada más. Solo Tito sabe por qué no se los da, aunque seguramente se deba a razones que no somos capaces de advertir. Y, si no se confía en él, ¿por qué no se fichó a un central? Seguramente porque, de este perfil (el más necesitado), solo había un jugador en el mundo que ofrecía todas las garantías: Hummels. Sin embargo, tener al alemán y a Piqué para un solo puesto sería inviable, pues ningún equipo puede permitirse tener suplentes habituales de este calibre.
– Corrector. Debe ser el último cartucho cuando una zona ha quedado sin defensores, llegando a toda velocidad al espacio que ha quedado virgen para el delantero. Meter la última pierna cuando el contrario se dispone a chutar. Llegar, gracias a su rapidez (cualidad imprescindible), antes que el delantero a la asistencia en profundidad.
– Anticipador. Aunque el central TAO puede anticipar, es el CAM el que hace de esta faceta una característica básica de su juego. El que arriesga con perder la posición y dejar en inferioridad a su defensa, pues el beneficio que se obtiene en caso de éxito es mucho mayor: recuperación y adiós a la contra sin que el adversario haya llegado a pisar el campo propio en la mayoría de los casos. Es la carta misterio, definición de Laureano Ruiz, que impide los ataques del rival.
– Marcador. En los tiempos de Rikjaard, esta característica era mucho más notoria, pues era habitual ver cómo Puyol encimaba al poseedor del balón mientras Márquez (central TAO) mantenía la posición. Este tipo de acción se sigue dando, pero con menos frecuencia. Para poder ejecutarla es imprescindible ser correoso en la marca y difícilmente superable en el uno contra uno, para lo que se requiere, entre otras cosas, agilidad y rapidez en los giros.
¿Qué pasará cuando se acabe Puyol, central CAM por excelencia? Esa es la pregunta que se ha hecho infinidad de veces, en ocasiones incluso como parte del presagio perpetuo del fin de ciclo barcelonista. Mascherano es la respuesta. Aunque ha comenzado la temporada dubitativo, durante más de un año demostró alcanzar la excelencia en este rol, desbancando incluso de la titularidad en ocasiones decisivas al mismísimo capitán con justicia. Es cierto que nunca transmitirá lo que transmite el gran capitán, pero se ha confirmado como un relevo de garantías insospechadas, algo que poquísimos centrales en todo el mundo habrían conseguido. En caso de ausencia de ambos (que ya sería mala fortuna), la eventual recuperación de Abidal (que parece que va viento en popa) sería básica, pues el francés consiguió todo lo que hemos dicho del Jefesito antes de que la enfermedad llamara a su puerta. Sin ninguno de los tres, Muniesa, Bartra o Song (en este orden) tal vez conseguirían adaptarse a este papel. No creo que hiciera falta fichar a un central de estas características, pero tampoco había infinidad de candidatos de garantías, volviendo a ser un único hombre quien las ofrecía todas: Thiago Silva. Seguramente, el brasileño habría sido la mejor opción posible por ser el mejor central CAM del mercado y uno de los más adaptables a TAO. Sin embargo, solo la desconfianza en Bartra muestra, en mi opinión, que fue un error no fichar.
Como es lógico, la mayoría de los centrales encuadrados en un perfil tienen también cualidades pertenecientes al otro. Así, Puyol (que tampoco empezó siendo central, cabe recordar), ha adquirido con los años los conocimientos suficientes para ser un central táctico cuando se requiere, además de su excelente juego aéreo. Sin embargo, cuando ha compartido el eje con Mascherano, la ausencia de un central organizador ha provocado que una pareja compuesta por dos jugadores de nivel superlativo no haya funcionado. Algo parecido se podría decir de las otras combinaciones que no resultaron. Por ello, la presencia de los dos perfiles se antoja clave para solventar los problemas en esta posición. Ello al margen de que Song, a día de hoy, no tenga los fundamentos básicos correspondientes a ambos, ni sea encuadrable en ninguno de los dos, pues no es táctico, organizador ni marcador. Claro que puede acabar mejorando y llegar a un nivel alto en uno de los roles (seguramente el de central CAM), pero para ello se requeriría de un larguísimo proceso de adaptación e infinidad de días grises hasta su conclusión, lo que no está ni mucho menos claro que merezca la pena teniendo a Bartra (que ya es central TAO e incluso podría llegar a ser CAM, pues es además rápido, ágil y sabe anticipar) en la plantilla.
* Rafael León Alemany
– Fotos: AFP – Claudio Chaves (Mundo Deportivo) – EFE
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