"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
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Dos victorias, liderato y los problemas de la Eurocopa olvidados. El inicio de la era Deschamps en la selección francesa no puede ser mejor. El técnico de Bayona no ha dudado ni un instante en apartar del equipo a Nasri, Ben Arfa y Alou Diarra -los futbolistas que armaron el lío en Ucrania- y le ha dado el mando a Ribéry y Benzema.
Tras la sorprendente derrota ante Suecia, que condenaba a los galos a medirse con España en cuartos de la Euro, Laurent Blanc y Ben Arfa se pelearon, como también Diarra y Nasri. Ahora ya no está ninguno de los cuatro y la calma ha vuelto al vestuario francés.
Deschamps ha aprovechado para incorporar a varios jóvenes prometedores como los centrales Sakho y Yanga-Mbiwa (que han apartado de la titularidad al jugador del Valencia Rami) o el centrocampista Étienne Capoue. También ha apostado por el lateral derecho Jallet, que debutó como internacional en partido oficial anotando un golazo frente a Bielorrusia, o Rio Mavuba, ambos de 28 años, y ha devuelto la titularidad a Evra.
El caso del medio del Lille es curioso. Debutó con la absoluta en 2004, pero solo había disputado cuatro amistosos y dos partidos oficiales hasta 2012. Con Deschamps, Mavuba ha sido titular en los tres partidos, convirtiéndose en un futbolista clave, jugando siempre a uno o dos toques, trabajando constantemente para recuperar balones.
Blanc construyó un equipo sólido atrás, trabajador en el medio y al que le gustaba llegar rápido a portería. Deschamps, que se define como un entrenador pragmático, no ha variado en exceso esta fórmula mientras busca la eficiencia defensiva y ofensiva, las dos zonas realmente importantes en su ideario. No valora tanto la creación como la efectividad.
El ex entrenador del Olympique de Marsella empezó igualando ante Uruguay (0-0) en un amistoso y sufriendo para derrotar a Finlandia (0-1) en el primer partido de clasificación para el Mundial 2014. Ambos choques le permitieron sacar conclusiones clave que aplicó en el holgado triunfo contra Bielorrusia (3-1).
Los finlandeses encontraron rápidamente los puntos débiles de Francia: la banda derecha y la espalda de sus rocosos centrales. Y los explotaron al máximo. Reveillere sufrió en defensa y poco aportó en ataque porque ni Menez ni Diaby le ayudaban en exceso. La poca presión ofensiva de Les Bleus, además, permitía a los jugadores de Mika Paatelainen tener tiempo para esperar la entrada de los centrocampistas y buscar el pase largo a la espalda de Sakho y Mbiwa.
En ataque, casi todo el juego de Francia se centralizó en la izquierda con las subidas de Evra y la excesiva dependencia del uno contra uno de Ribeéry. También Benzema tenía tendencia a ir hacia ese lado. Y en el centro del campo, Diaby perdía muchos balones debido a sus carencias técnicas y Cabaye estaba demasiado alejado de la base de creación. Los galos solo se sintieron cómodos cuando pudieron correr.
Con todos estos problemas y el desacierto en ambas porterías, el duelo se resolvió con una excelente jugada individual de Benzema, el auténtico diez de este equipo, que bailó claqué entre tres defensas y filtró un pase excelente para que Diaby explotara su excelente llegada.
Por eso Deschamps introdujo ante Bielorrusia varios cambios para recalibrar el juego de su equipo. Encontró las lagunas del primer día y les puso remedio. Entró Jallet en el lateral derecho, Giroud en ataque y Capoue en el medio. Más control del balón y pegada, elementos que faltaron ante Finlandia.
Así se ocuparon mejor los espacios. Con Giroud de 9, Benzema empezaba como extremo derecho para moverse con libertad mientras la banda quedaba para Jallet (más seguro que Reveillere) y Capoue (mejor técnicamente que Diaby). En la izquierda se mantenían Ribéry y Evra mientras Cabaye se acercaba a Mavuba para iniciar el juego.
El juego de Francia ganó en dinamismo, en combinación, en dominio y su despliegue fue menos previsible, armando jugadas por ambos lados y también por el centro. También creó mucho peligro a balón parado gracias a los centímetros y la potencia de Sakho, Mbiwa, Giroud y Capoue.
Y sin embargo no nos podemos olvidar de Hugo Lloris, determinante con dos excelentes intervenciones con 0-1 ante Finlandia y 0-0 frente a Bielorrusia Sorprendentemente suplente en el Tottenham, al que llegó con la temporada ya comenzada, el capitán de Francia resolvió con eficacia el poco trabajo que tuvo, permitiendo a sus compañeros jugar sin los agobios de un marcador desfavorable.
* David Ruiz Marull es periodista.
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– Fotos: AFP
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