Baño y masaje con distintos registros

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Baño y masaje con distintos registros

por FRAN ALAMEDA el 20 septiembre, 2012 • 20:06

1.- Tal vez sea pronto para lanzar previsiones, pero el Atleti elimina partido a partido, a base de señales inequívocas, los viejos fantasmas de la irregularidad, la dependencia y la falta de corazón. Simeone ha compuesto un coro hambriento que tiene la virtud de conocer el deseo de su entrenador y plasmarlo en el césped con una complementariedad asombrosa. No solo por las piezas, sino por el carácter. El Atleti nunca careció realmente de plantilla, pero en escasas ocasiones se le ha podido llamar equipo.

2.- Y la verdad es que el once podía aportar dudas. Sin Courtois, Arda, Falcao, Filipe, Gabi, Juanfran… Las piezas que le han ofrecido la identidad descansaron frente al Hapoel y el Atleti se resintió no más que en alguna defensa estática, fruto también de la falta de acoplamiento de los titulares.

3.- Con su habitual 4-4-2 con los puntas muy anchos y los interiores estrechos, Simeone quiso el mando del partido porque así lo dictaba el nombre y el ritmo del partido. Al Hapoel le costaba un mundo despegar en el inicio de la jugada. Djemba-Djemba ofrece criterio, pero no había recepciones verticales para fluir. No existían más que apoyos cortos que rizaban la elaboración en el propio campo. Y este aspecto lo leyó el Atleti, que adelantó la presión -sobre todo un inmenso Raúl García- para robar con el contrario saliendo y golpear repetidamente. El contexto parecía inventado para el Atleti, aunque con algún metro menos de lo ideal para volar.

4.- Con la fragilidad del rival asumida, el Atleti dominó posicionalmente el encuentro. Con posesiones largas, advirtiendo que no solo verticaliza, sino que también dosifica esfuerzos y controla la posesión para evitar cualquier peligro rival. La movilidad de Diego Costa permite recepciones de espaldas y estirar continuamente a la defensa rival para que Adrián -y quien guste- aparezca por delante, entre líneas y libre. Como el ‘Cebolla‘ Rodríguez en el 1-0, por ejemplo.

5.- Emre comenzó dubitativo, pero como el Atleti no comenzó con la velocidad de crucero pudo agarrarse al partido, cual diesel, para guiar el rumbo. Evidentemente, no es aquel Emre dinámico y cirujano en el centro, pero la experiencia le da ventaja posicional y la sensación de desmoronamiento que ha ofrecido el Hapoel antes de llegar a tres cuartos (donde sí tenía las ideas claras) ha dado alas a todos para colocar presión alta y desactivar a Ben Haim. Jugó a dominar, se atrevió a presionar y también esperó al rival para volar con mucha pradera por delante. El Atleti se dio un masaje a base de distintos registros.

6.- La segunda parte se convirtió en un trámite. El Hapoel quiso, pero es un equipo muy limitado y demasiado inocente que encontró enfrente a un ciclón que no entiende de voluntades ajenas. Se plantó en el césped, observó al rival y se lanzó a morderle aprovechando todas las fisuras hasta que bajó el ritmo, respiró y se vio con el partido en el bolsillo.

7.- La victoria en Europa no solo es importante por el hecho de seguir devorando números, sino por haber conseguido incluir a más jugadores en la senda, demostrando que todos cuentan para él; y ellos, que cualquiera puede funcionar en el once titular. Mención especial para un Adrián intermitente con visos de voluntad que completará la excelencia del Atlético. Con Diego Costa también se complementó. Él realizó su función de delantero suelto y aunque aún falto de ritmo, aparece. Y eso es importantísimo para este Atleti, al que se le enrocarán partidos y podrá resolver con la magia del Ronaldo blanco (Lotina, 2007).

y 8.- Simeone consiguió que el partido acabara siendo un formal ejercicio de solvencia a base de distintos registros y con la globalidad de la plantilla incluida en el bucle ganador del que será difícil sacar a este Atlético. 14 partidos consecutivos sin perder esta temporada y los mismos ganados de manera consecutiva en Europa, siendo el récord absoluto de victorias en la historia de cualquier competición europea.