"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Iba a escribir sobre Alexis Sánchez y la dificultad de adaptación del atacante chileno a los parámetros del Messisistema, pero si me permiten haré un alto en el camino para reflexionar sobre el asunto de las canteras futbolísticas, a raíz de un chaval de 13 años: Brahim Abdelkader Díaz. No sé exactamente lo que ocurrirá al final, pero diría que lo más probable, incluso muy probable, es que el joven Brahim extienda en breve licencia federativa con el Barça. De hecho, no la ha renovado con el Málaga y anoche no fue convocado para el partido que hoy disputará el club andaluz contra PD Garrucha. No me extenderé con el chico: a los seis años jugaba en el Tiro Pichón. A los 7 lo fichó el Málaga. A los diez visitó el Camp Nou, conoció a Guardiola y Messi y decidió que quería jugar en el Barça. Dado que hasta los 16 años la legislación vigente no permite firmar contratos laborales, los futbolistas menores de esa edad solo están vinculados anualmente a sus clubes mediante licencia federativa. La mayoría de clubes, no obstante, firman acuerdos personales con los padres para intentar “atar” a los chicos, pero esos acuerdos no poseen valor jurídico indiscutible. El padre de Brahim firmó uno de esos acuerdos con el Barça para que su hijo se incorporase el pasado curso a La Masia. Pero en el último momento, cuando el autobús del Málaga ya se dirigía al torneo de Brunete donde Brahim pretendía disputar sus últimos encuentros como malacitano, el vicepresidente del club, Abdullah Ghubn, le convenció para seguir. Había una razón de peso: los problemas económicos familiares, afectados por el grave problema del paro. Vivienda, estudios y diez mil euros anuales fueron razones poderosas que Brahim, un chaval muy maduro para su edad, valoró para continuar en el Málaga. En vez de enfrentarse al padre, el Barça aceptó la decisión familiar y guardó en un cajón el acuerdo firmado.
Pocos meses más tarde, el señor Abdelkader contactó con el Barça. Su hijo Brahim quería jugar en el Barça. Ya no era una cuestión de supervivencia económica familiar, sino el convencimiento paterno de que su hijo había tomado una decisión irreversible. Por razones que no vienen al caso conozco todos los detalles de lo ocurrido desde entonces hasta que anoche el Málaga decidió no convocar al chico dado que no ha renovado su licencia federativa. Podemos calificar el proceso como pura negociación en busca de un acuerdo. Si concluye como apuntan los indicios, sin embargo, se venderá como un acto de piratería por parte del Barça. Eso ocurre siempre: cuando el Arsenal se lleva a Toral, cuando el City se lleva a Pozo, cuando la Juve se lleva a Pol García Tena. La prensa local dice siempre que otro club ha “robado” al jugador. Y no es así. Nunca es así. Todo club nutre su cantera de chicos de otros clubes más pequeños. En otras ocasiones, simplemente un club grande no acepta romper sus parámetros de inversión. El Barça no quiso igualar la propuesta del Arsenal por Bellerín, ni el Madrid la del City por Pozo. Lo que quería Toral era jugar en el Arsenal e impuso su voluntad por encima de ofertas ycontraofertas. Y Brahim quiere hacer lo mismo en el Barça. No es popular decirlo, pero es la realidad de las canteras. Ninguna puede autoabastecerse y todas se nutren de las otras.
– Foto: J.A. Miguélez
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