"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
En un deporte colectivo, los errores individuales no se explican: se padecen en silencio, como las hemorroides. De hecho, los tres graves errores individuales de Valdés en la ida y Mascherano y Piqué en la vuelta han sido tan contundentes que poseen difícil explicación, salvo que queramos especular con causas que no conocemos y que, muy probablemente, estén alejadas de la realidad. Lo más probable es que no tengan más explicación que la del simple error humano. Sí, aunque usted está pensando ahora mismo que eso no es así, que son profesionales y seguro que es por falta de concentración, yo no pondría la mano en el fuego sobre las causas, sobre todo viendo el inmenso partido de vuelta cuajado por Valdés y la excelente prestación de Piqué tras su error en un control (no así Mascherano, superado por la pesadilla de su despeje fallido).
Vayamos a lo que sí sabemos: el Barça controló el juego durante todo el partido de ida pero no lo hizo en los diez primeros minutos del Bernabéu. No lo hizo. Tuvo el balón a ratos y se lo pasó, lo que podría parecer una seña de identidad, pero no lo es. La seña de identidad es tener el balón para controlar el juego. Ser quien toma las decisiones del partido: dónde se juega, qué zonas no se pisan, a qué ritmo se mueven los dos equipos, en qué momento hay pausa y en cuáles vértigo. Eso es controlar el juego y eso no lo ha tenido el Barça en los primeros diez minutos. ¿Sucedió algo grave en esos minutos? No, salvo precisamente que fue el Madrid quien poseía el botón de las decisiones. Luego llegaron los dos errores individuales y eso fue Troya, con el Barça desmontado y el Madrid enfurecido, encontrando constantemente el costado débil del rival, siempre el opuesto por donde se movía el Barça. Una y otra vez hasta dejar groggy a Xavi, Messi e Iniesta: groggy, pero no KO.
Que el Madrid es un equipo formidable no es nuevo. Está escrito aquí cien veces antes de hoy y no hacía falta esa media hora imperial para confirmarlo. Pero que el Barça tiene problemas para controlar el juego de inicio y adueñarse del botón de las decisiones sí ha tenido confirmación en el Bernabéu. Ahí estará la clave de la temporada, no en los errores individuales ni en si el remate de Pedro entra o no. La clave consiste en adueñarse del botón rojo, no lo olviden.
– Foto: RealMadrid.com
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