La evolución estratégica de Mourinho alcanzó una elevada excelencia a principios de curso, sublimada en un Real Madrid imperial en octubre y noviembre, donde dejó de ser un equipo de galope largo para convertirse en una máquina polivalente, capaz de tocar y dominar sin perder sus virtudes corredoras. Un Madrid excelente, cuya evolución ejemplificamos de un modo simple: el Madrid de Cristiano (el del curso pasado) daba paso al Madrid de Xabi.
Xabi fue más Quarterback que nunca. Protegido por Khedira, retrocedió hasta incrustarse entre centrales y dirigir un catálogo magnífico de pases de todas dimensiones y ángulos. Xabi alimentaba a sus jinetes con alfafas variadas, mezclando largo y corto, vertical y diagonal, salidas y entradas.
El gran Alonso se apagó a principios de diciembre y sigue en la oscuridad. Como ha escrito @rubenuria hoy parece un “cortador de césped” por cómo pasa el filo por la hierba, en vez del capitán de barco que maniobraba con mesura. ¿El problema es físico? ¿Es táctico? La mutación negativa coincide con las dudas madridistas en partidos anteriores y alcanza frente al Barça una nota pesimista y gris. El Madrid de Xabi no puede esfumarse así, entre la neblina del invierno.
– Foto: Ángel Martínez (Real Madrid)
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