"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
A partir de la venidera temporada, el escudo de la Juventus estará siempre acompañado de tres estrellas, una por cada 10 títulos de liga ganados. Tal decisión ha generado rechazo y polémica porque federativamente los títulos blanquinegros son solo 28, y no 30 como proclama el club turinés. Y es que hay que recordar que el Calciopoli arrebató a La Vecchia Signora los títulos ganados en 2005 y 2006.
La persona media asegurará que con esta decisión, la Juventus busca tan sólo negar los hechos y deslegitimizar la justicia deportiva. El tema es espinoso, lleno de detalles legales que trataremos de explicar de manera sencilla.
Para comenzar, tenemos que remontarnos al verano de 2006, cuando estaba en pleno apogeo Calciopoli, conocido por muchos como Moggigate. Mientras la mayoría está convencida de que la sentencia deportiva dictamina que la Juventus amañó partidos, la realidad es otra. El Código de Justicia Deportiva (CJD) establecía en su artículo 6, hoy en el art. 7, que el amaño de partidos sería penalizado con el descenso solo en caso de ser acreditada la responsabilidad directa (es decir, que el ilícito haya sido cometido por el representante legal del club en cuestión); de haber sido cometida por otro sujeto de la entidad, se hablará de responsabilidad objetiva y podrá ser penalizada sólo con puntos menos. Ahora bien, Luciano Moggi era el Director General de la Juventus mientras que el representante legal era entonces Antonio Giraudo, su Administrador Delegado. Es decir que, técnicamente, la Juventus no debió haber ido jamás a Serie B siguiendo el CJD. Y, de hecho, la sentencia deportiva dice claramente que la Juventus jamás compró a ningún árbitro ni amañó ningún partido sino que a la Juventus le es acreditada solo deslealtad deportiva (art. 1 del CJD) alegando que Moggi sacaba provecho de sus buenas relaciones con la comisión que designaba los árbitros para que a la Juve le fuesen asignados los principales que pertenecían a la llamada “cúpula moggiana”, que no era más que un grupo de árbitros allegados a Moggi con los cuales este se ponía presuntamente de acuerdo a través de unas tarjetas SIM suizas que él mismo habría regalado a “sus” colegiados. Pero de éstas no había ninguna intercepción u otra prueba que no fuese su mera existencia. No, no tiene ni pies ni cabezas y no perdáis tiempo buscándole sentido porque la verdad es que la condena, la de mandar a la Serie B a la Juventus, surgió en un juicio frenético de unas pocas semanas que pareció más una cacería de brujas que un tema de hacer real justicia.
Al juicio deportivo siguió un largo y abrumador juicio penal donde emergieron detalles del todo desconocidos, pero lo que realmente interesa es que la sentencia penal dice que la Juventus no tiene ningún tipo de responsabilidad ni directa ni objetiva en los actos cometidos por Moggi.
De cara a esta situación, la sociedad turinesa ha tratado de que alguien responda entonces por los dos títulos que le fueron quitados y a los que jamás ha renunciado oficialmente, tanto que aún conserva las Copas Scudetto de esos años mientras que el Inter tiene una réplica. Recurrió a la FICG, al Comité Olímpico Nacional Italiano, a la UEFA y todos se dijeron incompetentes para devolverle los títulos. También el Tribunal Nacional Arbitral Deportivo se declaró incompetente. Es por ello por lo que la Juventus ha recurrido a la justicia ordinaria para pedir que se le restituya lo que siente como propio y está convencida le compete por derecho. Hay que recordar que un club puede dirigirse a la justicia ordinaria siempre y cuando todos los organismos deportivos declaren la propia incompetencia en el tema en cuestión. De ahí que La Vecchia Signora haya presentado un recurso de amparo ante el Tribunal Autónomo Regional (TAR) pidiendo un resarcimiento por daños y perjuicios a la FIGC y al Inter de 444 millones de euros, cantidad que deriva de los daños sufridos por la “disparidad de trato” entre los hechos de 2006 y los que emergieron en el juicio penal.
Llegamos finalmente al “entonces”. Que la Juventus utilice terza stella no es más que una evidente deslegitimación de un sistema, el deportivo, que se ha demostrado totalmente incapaz de administrar con un mínimo de equidad. La utilizará en todos lados, menos en la camiseta donde no usará ninguna ya que la FIGC no acepta la tercera estrella.
No viene al caso entrar en diatribas como el que en las vitrinas de la Juventus haya 30 copas de liga ya que nunca le han sido sustraídas las que les fueron otorgadas en el campo, que no existe ningún documento legal que asigne el Scudetto 2006 al Inter (temporada que, por cierto, jamás estuvo bajo investigación) o que en el juicio penal emergieron ilícitos deportivos a cargo del Inter pero todo estaba prescrito. Lo único que viene al caso es que, legalmente, la Juventus tiene motivos para utilizar tres estrellas; de hecho, aquí vale perfectamente la frase de Moggi: la FIGC tiene 444 millones de motivos para permitir que la Juventus lleve la tercera estrella.
* Alessandra Roversi es periodista. En Twitter: @aleroversi
– Foto: Giornalettismo – Diariodelweb
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