"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Maxi Rodriguez (Foto AP)
Como dijo el doctor Genaro Borrás hace pocos días, hay que abrir ‘la caja negra’ para conocer las causas de la ‘epidemia de ligamentos cruzados’: 17 hasta el momento en la Liga española. La ‘caja negra’ no incluye para nada el factor ‘mala suerte’ que tanto utilizan algunos medios de comunicación, ni tampoco la blandura de los terrenos de juego, el tamaño y forma de los tacos de la botas, leyendas sobre máquinas de vibroterapia y muy poco la agresividad en el juego. Como define el doctor Ramón Cugat en una extensa conversación que hemos mantenido, “estamos ante un problema multifactorial producido por varias causas que se relacionan entre sí”. Citemos esas causas:
Antes del análisis detallado de este problema multifactorial, descartemos las causas que no influyen decisivamente en la plaga. Lo hace el doctor Cugat, el ‘gurú de las rodillas’, miles de operaciones a sus espaldas: “El terreno de juego (sea hierba joven o vieja, natural o artificial, campo de tierra, duro o regado) y los tacos de las botas (multitacos, redondos, rectangulares, irregulares) son factores muy, muy secundarios, sin relevancia estadística alguna”. Si a alguien le queda alguna duda al respecto, hablo con Jesús Santos, fisioterapeuta del Real Madrid: “Raúl López se rompió los cruzados en un parquet de baloncesto. No hay terreno más duro que ese. Por tanto, no acusemos a la blandura del césped, ni a que esté mojado, ni a que la hierba haya enraizado poco porque ya vemos que los cruzados también se rompen sobre superficie dura. Y digamos otra cosa: ¿no están mucho más blandos y húmedos los campos de Inglaterra y Alemania?“. Añadamos un dato: sólo el 25% de los cruzados rotos se producen por entradas violentas o golpes. El 75% lo sufren los jugadores de forma indirecta, prácticamente solos.
Vayamos, pues, a las verdaderas causas:
Gira del Barça en pretemporada (FC Barcelona)
Hace años, todos los equipos españoles realizaban una potente preparación física de base entre julio y agosto. Les servía de plataforma sobre la que construir el edificio de toda la temporada. Pero eso se acabó. Las giras mataron esa preparación y hoy no hay cimientos sobre los que edificar. Lo reconoce el recuperador físico de un club de Madrid, que solicita el anonimato: “Las giras son altamente perjudiciales, generadoras de cansancio, fatiga, mal entrenamiento y agotamiento de las reservas. De una gira como las de los últimos años se sale muy tocado: por lo que se hace y por el trabajo que se deja de hacer”.
Doctor Cugat: “Existe un consenso establecido sobre la necesidad de realizar una buena preparación de base en la pretemporada, a partir de la cual se puede crecer. El doctor Giuliano Cerulli (director de traumatología de Perugia) y el doctor Hans H. Paessler (especialista de la Atospraxis Klinik de Heidelberg) tienen científicamente documentado que la realización de ejercicios preventivos de propiocepción a lo largo de la pretemporada previene entre un 70% y un 80% de las lesiones de cruzados. De ahí la absoluta trascendencia de una buena pretemporada, aunque eso signifique una merma en los ingresos de un club”.
Villa y Cannavaro protagonizaron el domingo un episodio esperpéntico, pero habitual: salir lesionados a jugar. Y recaer. Era una historia anunciada, pero a nadie pareció importarle. De nuevo, habla el recuperador físico, que presencia en primera persona estos episodios: “Las lesiones mal curadas abundan en el fútbol actual. Los jugadores quieren estar siempre en la cresta de la ola. Los entrenadores no se pueden permitir prescindir de sus mejores hombres. Y es un círculo vicioso, donde el jugador dice que está recuperado y el entrenador hace ver que le cree. Si no sucede nada, mejor para todos. Si se recae, mala suerte”. Difícil decirlo más claro.
El doctor Cugat lo explica con otras palabras: “Una rodilla sin menisco es propensa a nuevas lesiones (él fue quien propuso no extirpar el menisco a Eto’o). Y un viejo esguince del ligamento lateral interno habrá dejado una laxitud ligamentosa que provocará un movimiento valgo, laxo y en rotación de consecuencias funestas”. Lesiones mal curadas, preludio de lesiones más graves.
Cicinho (EFE)
Para el doctor Cugat, esta es la causa más poderosa de la plaga que estamos viendo. Pero antes de detallar el porqué, nos explica cómo se rompe el ligamento cruzado anterior: “En la rotura del cruzado se produce, por lo general, una flexión de la cadera acompañada de un movimiento valgo (hacia fuera) y rotación de la rodilla. La vía sensitiva avisa al córtex cerebral que algo está fallando y el córtex, a su vez, envía una orden de corrección a los músculos isquiotibiales, que son los agonistas del cruzado anterior. Pero en esa sucesión de movimientos (flexión-valgo-torsión), los isquiotibiales pierden tonificación y llegan tarde, sin poder evitar la rotura”.
¿Por qué llegan tarde? Por fatiga y estrés, en primer lugar: “La sobrecarga de partidos y de viajes tiene efectos graves: cambios en la alimentación y en el sueño. Este cansancio y estrés comporta que las órdenes de reacción del Sistema Nervioso Central estén disminuidas. El aumento de cansancio provoca reacciones tardías, que a su vez tienen resultados trágicos”. Y todo empuja hacia un incremento de la fatiga: “La competitividad es extrema. Resulta esencial no perder la titularidad en un equipo porque al jugador le va mucho dinero en ello. Y eso es un inmenso generador de estrés psicológico”.
Tiko (El Correo)
Jesús Santos nos apunta desde Valdebebas: “Uno de los grandes males del fútbol actual es el sobreentrenamiento. Vivimos una ley del péndulo y ahora se trata de ver quién trabaja más”. El recuperador físico nos amplía esta circunstancia: “Cada vez que un equipo cambia de entrenador, el fenómeno del sobreentrenamiento se agrava porque llega con mano dura, disciplina y ganas de demostrar que con él no ocurre como con el anterior. Se entra en una dinámica perversa para demostrar que con el nuevo sí se entrena y con el viejo, no. Y se trabaja sin mesura. Eso no ocurre en Italia o Inglaterra, donde la cultura del entrenamiento está mucho más arraigada y viene de lejos. Allí no tienen nada que demostrar. Trabajan desde siempre y lo hacen mucho mejor porque son más equilibrados”.
El doctor Cugat asiente: “La ‘ley del péndulo’ se aplica al entrenamiento futbolístico. Cada entrenador nuevo quiere superar al anterior. Nuevos métodos, mayor intensidad. O poco entrenamiento o excesivo”. Sobreentrenamiento, o dicho de otro modo, errores en la preparación, como señala el recuperador físico: “En el fútbol trabajamos la propiocepción, pero no todos los equipos de forma adecuada. Por lo general, los equipos lo hacen antes de entrenar, cuando están descansados. El trabajo del sistema propioceptivo es interesante como prevención de lesiones, pero debe hacerse en condiciones parecidas a la realidad, es decir, con los músculos fatigados. La mayoría de futbolistas lo hacen al empezar el entrenamiento y deberían hacerlo al terminar, porque es entonces cuando un músculo cansado es incapaz de cumplir su función y lo manda todo al carajo”.
Cicinho (Real Madrid.com)
Jesús Santos señala con rotundidad la descompensación muscular: “Hay varias causas, pero la principal es el desequilibrio entre los músculos cuadriceps y los isquiotibiales. La proporción correcta de fuerza entre cuadriceps e isquios es de 100 a 70. Es decir, los isquiotibiales deben tener aproximadamente un 70% de la fuerza que posean los cuadriceps de un deportista. Si tienen menos fuerza, ese desequilibrio muscular impide sujetar la rodilla en momentos de máxima tensión, de apoyo en falso o de torsión excesiva. Los isquiotibiales son esenciales para extender la cadera y flexionar la rodilla, pero los futbolistas apenas los trabajan”. Los isquiotibiales llegan tarde, en frase del doctor Cugat.
¿Por qué los futbolistas trabajan poco esos músculos decisivos? Responde el recuperador: “Por el falso mito de que si los musculan mucho se rompen. Pero está comprobado en cualquier otro deporte que no es así. Si acaso, que hay que muscularlos adecuadamente, sin grandes cargas de kilos ni volumen, trabajándolos en sus dos vertientes: concéntrica y excéntricamente. Los isquios son músculos largos y relativamente débiles, pero que soportan toda la tensión de rodilla y cadera y resultan fundamentales en carrera. Son los llamados ‘músculos del velocista’. En el fútbol se ha instalado la leyenda de que el jugador que trabaja los isquios sufre contracturas y existe pánico a muscularlos. En cambio, se trabaja muchísimo los cuádriceps, esenciales en el golpeo del balón, lo que incrementa el desequilibrio hasta proporciones exageradas, con menos de un 60% de fuerza en los isquiotibiales respecto de los cuadriceps”.
Jesús Santos dibuja para concluir una metáfora reveladora: “Con ese desequilibrio, cualquier movimiento de riesgo de la rodilla no tiene cinturón de seguridad muscular y resulta inevitable la rotura. Un buen equilibrio muscular es como ponerse el cinturón en el coche. No evita los accidentes, pero limita las consecuencias”.
La próxima vez que haya una lesión de cruzados no aceptéis que os hablen de mala suerte, tacos cuadrados, hierba mojada o máquinas vibradoras. Explicad que la ‘epidemia de cruzados’ tiene un origen multifactorial, de varias causas estrechamente relacionadas entre sí: el estrés competitivo; la fatiga por sobrecarga de partidos y viajes; el sobreentrenamiento; una escasa preparación física de base en la pretemporada; la descompensación muscular; y las lesiones mal curadas.
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal