"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
Profesional / Defensas / Perfiles
Con el permiso de Gary Cahill, autor de tres partidos monumentales en la recta final de la UEFA Champions League, Thiago Silva es el mejor central de todos cuantos no juegan en nuestra Liga. Un defensor sólido con algún tinte de genialidad que ha sustentado un sistema táctico surrealista y aún no ha mostrado su techo. Para hacerlo, tendría que salir del AC Milan. Algo que, por otro lado, le expondría en cierto modo.
FICHA TÉCNICA
PERFIL FUTBOLÍSTICO
Thiago Silva es un central equilibradísimo en lo físico. No lo tiene todo, pero no echa nada en falta. Por ejemplo, carece de la flexibilidad y agilidad de los más dotados; sin embargo, su capacidad para salir en ventaja de todos los choques y su volumen le permiten forzar el impacto en distancias reducidas y salir bien parado en esos duelos individuales. En el área, donde todo es chico, se mueve como pez en el agua gracias a esto y su salto vertical. En situaciones abiertas sí tiene algún problema más, especialmente cuando el reto zigzaguea. Si sólo de correr en línea recta se trata, pone el turbo y es de los rápidos.
El don técnico de Thiago Silva es su habilidad para despejar el balón. Da igual el matiz de la acción; no existe un central más fiable destruyendo el peligro a un solo toque. Pases diagonales, centros laterales rasos o aéreos… no importa la superficie del cuerpo que se requiera. Thiago responde como ninguno y la bola queda en zonas inertes. En el quite, sin ser tan extraordinario, oscila entre el notable y el sobresaliente. Es que es muy bueno.
Con el balón en los pies aparenta el 10 y se queda en el 7,5. El motivo es que su precisión es tremenda, y eso es lo que queda en la vista, pero sus pases no tienen la tensión necesaria para marcar la diferencia. La pelota le va demasiado lenta, como si por dentro tuviese agua en vez de aire, y la calidad de sus acciones queda mermada. En conducción, no obstante, sí es un escándalo. La pelota nunca se aleja de su pie y es capaz de alterar la ruta en plena carrera. Ideal para transitar de defensa a ataque tras anticipación.
El AC Milan busca su propia portería para encontrar la tranquilidad defensiva. Aun en el día a día, cuando suele llevar la iniciativa, el equipo retorna tras pérdida y queda depositado lo más cerca posible de Abbiati. De ahí el gusto de Allegri por interiores como Enmanuelson, Nocerino o Muntari. En los partidos importantes, donde el Milan cede el peso, nace y muere en su área pequeña, rellenada o escoltada por un mínimo de ocho jugadores. Por lógica, tal coyuntura condiciona la toma de decisiones de Thiago Silva. El brasileño se ve forzado a defender “hacia atrás”, reculando y solucionando, en lugar de anticipando y evitando. ¿Implica esto que no podría adaptarse a un sistema de línea adelantada? No. Tiene capacidad de anticipación y una lectura correcta de los desmarques de apoyo, pero hasta hoy no se le ha visto exigido con regularidad en esas difíciles labores. De ahí que salir del Milan fuese, al menos en una pequeña parte, un riesgo para él. En el área chica ya demostró ser supremo.
Iniciando el juego es más capaz de ver los desmarques de ruptura que los de apoyo. O sea, se prueba a sí mismo más en el envío largo que filtrando pases que batan líneas hacia sus centrocampistas. Cuando sale en corto siempre busca la salida lateral, que al fin y al cabo es la académica. En cuanto a la lectura de sus conducciones, sabe elegirlas, nunca deja a su equipo expuesto ante una eventual pérdida; aunque es cierto que no termina de alcanzar la determinación de sus homónimos más talentosos, como Hummels o Demichelis. La percepción del juntarlos a todos para soltarla luego no es su punto fuerte. Por eso finaliza un gran porcentaje de las transiciones que él mismo comienza.
Las bajas de Van Bommel, Ambrosini y Pirlo hicieron que Allegri situase a Thiago Silva de mediocentro en algunos partidos de la temporada 2010/11; lo que, en principio, podría parecer un plus en la valía del futbolista. Y lo es en realidad, aunque sólo en determinados contextos.
Thiago, cerrando el mediocampo, domina bastante bien dos fases del juego: la defensa posicional y la transición ofensiva. La primera, porque muestra una lateralidad sorprendente en un central reconvertido, amén de por los añadidos lógicos en la defensa del juego directo y el dominio sobre las segundas jugadas. En cuanto a su aportación en la transición ofensiva, lo supuesto: sale como un tráiler y tiene la agilidad para ver y la técnica para lanzar la carrera de cualquier compañero.
Sin embargo, en el ataque organizado y en la transición defensiva deja mucho que desear. En ambos casos por el mismo motivo: se queda demasiado atrás. Eso le elimina del circuito de pases y ofrece a los contrarios demasiados metros gratuitos en sus intentos de contra. Para un equipo preconcebido para atacar constantemente, Thiago Silva de mediocentro no implica ninguna solución. Ni falta que hace, claro. A uno de los mejores centrales del mundo no se le ficha para eso.
* Abel Rojas. En Twitter: @ecosdelbalon En la web: ecosdelbalon.com
– Fotos: Josep Lago (AFP)
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal