"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
Sin cerrar su segundo año al frente del Juvenil A, Óscar García Junyent abandona el Barça tal como estaba anunciado desde hacía meses. Al mismo tiempo, el Maccabi de Tel Aviv ha anunciado su fichaje como entrenador del primer equipo profesional, que milita en la Ligat ha’Al, la Israeli Premier League. Un experto en la materia, Jordi Blanco nos introduce en este cambio drástico en la cantera blaugrana.
En plena recta final de la temporada, con la Copa del Rey en juego, Óscar García se marcha a Israel, reclutado por Jordi Cruyff para instaurar en el Maccabi Tel Aviv esa filosofía futbolística que tanto ha calado. El fútbol del Barça pero fuera del Barça. El considerado mejor alumno de la última hornada de entrenadores del club seguirá su camino lejos de casa. Así son las cosas.
¿Así? No tan simples. Óscar entró en el Barça bajo el manto del Laportismo y al Rosellismo eso nunca le ha cuadrado. Después de una excepcional primera temporada al frente del Juvenil A ganándolo todo, fue durante unos instantes el entrenador elegido para sustituir a Luis Enrique en el Barça B, pero su nombramiento decidido en los despachos deportivos fue tumbado en los despachos institucionales y, dándole una palmada en la espalda, se le animó a seguir creciendo diciéndole que se creía en él pero que el equipo filial se ponía en manos más expertas, las de Eusebio, porque no se quería dar el segundo equipo del Barça a un novel. Vaya, que las anteriores experiencias de Guardiola y Luis Enrique en el filial no eran válidas a ojos de la directiva.
Y el segundo año de Óscar García Junyent al frente del Juvenil ya fue, ha sido, todo un vía crucis, a nivel personal y también deportivo. Apuntado el equipo en la NextGen Series, una suerte de Champions de la categoría, al técnico se le negó la presencia de sus mejores chavales argumentando que los quería Eusebio en el segundo equipo. Y varios de ellos ni jugaron en un sitio, ni tampoco lo hicieron en el otro. Lastrado en Europa, pero también en la Liga, el equipo se resintió y se despidió de Europa ante un Ajax que presentó un once con hasta cuatro chavales que habían tenido presencia ¡en el primer equipo! Con juveniles de primer año, pretender lo imposible era eso, imposible. Curiosamente, ni un directivo de la junta bajó a los vestuarios del Mini la noche en que el Ajax eliminó al Barça. Felicitaciones todas. Ánimos, ninguno.
Cuando aquello ocurrió ya habían pasado los días difíciles (que los tuvo) de Eusebio Sacristán en el banquillo del filial. Alguien le insinuó a Óscar que Eusebio dejaría el club a final de temporada y que ello, invariablemente, iba a suponer su nombramiento como entrenador del segundo equipo. Se filtró, incluso, la existencia de una reunión en la que al de La Seca le comunicaban la decisión de cerrar su etapa a final de temporada… Y en una semana lo que apareció fue todo lo contrario. A Óscar le seguían animando de cara al futuro, a pesar de un trabajo indiscutible con los chavales, y a Eusebio se le confirmaba para la próxima temporada al frente del filial.
A principios de diciembre el club le pidió que no dejase el trabajo. García Junyent había pedido cita para dar cuenta de tres ofertas del extranjero. El Manchester City, ahora ya puede decirse, le daba el mando del segundo equipo y la responsabilidad del juvenil. El mismo Patrick Vieira, desde el día que se enfrentaron ambos equipos, tenía marcado el nombre de Óscar. Y en Brighton se pensaba en él ante la marcha de Poyet. Y en Bélgica, el Genk le abría las puertas para el próximo ejercicio si contestaba al club en ese momento. Pero Óscar, convencido por su propia inocencia, entendió que debía quedarse en el Barça, al menos hasta final de temporada. Todo eso antes de que ocurriera el tema de Eusebio, antes de que el barcelonismo se pasmase ante los sucesos que se repetían en la cantera. Antes de que a Óscar se le abriesen los ojos.
Y en cuanto el entrenador de Sabadell comprendió, entendió y descubrió que su perfil personal le cerraba más puertas de las que le podía abrir su currículum deportivo en el club, decidió su marcha. Y maldito el día en el que lo hizo saber a la entidad, puesto que allí empezó el principio del final, ya sin disimulo, con Jean Marie Dongou como último peón de una partida en su contra, llevándoselo al segundo equipo para jugar cinco minutos aquí y cero allá, desmoralizando a una plantilla de chavales que acabaron por dejarse la Liga en el último partido, de la forma más inesperada pero cruel. Error propio, de Óscar y sus chavales, desde luego. Pero, también, provocado por la gestión, por la persecución de la que ha sido objeto un entrenador que ha arrastrado a todo su vestuario.
Ahora ya hay quien dice, proclama, que Óscar García se va de manera ‘poco caballerosa‘. Hay quien dice que no ha tenido tacto con el club y los chavales. Da igual que el Maccabi le ofrezca una confianza que no ha contemplado desde hace muchos meses en el Barça y nadie cae en la cuenta de que después de tantos meses es él quien debe mirar por su futuro.
Óscar García, ahora, representa aquello que tanto se teme en el futuro inmediato del club: un excelente entrenador con una personalidad bien definida. Parece, de momento sólo parece, que eso es algo que no está de moda en el Barça.
* Jordi Blanco es periodista del diario Sport. En Twitter: @Elwood_White En la web: http://notas-de-un-forofo.blogspot.com.es
– Foto: Archivo FC Barcelona
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