Perarnau Magazine

"¿Cómo se analiza lo que no se conoce?". Ignacio Benedetti


MAGAZINE / Tenis

Regalos o carbón

por el 22 diciembre, 2016 • 14:08

 

Papá Noel estuvo hace unos días pasando la ITV al trineo porque sabe que en pocas noches empieza la marcha. Como cada Navidad, el entrañable abuelo del atuendo rojo dopará a sus ciervos para recorrer el cielo repartiendo suerte entre nosotros. Una tradición que también abarca al mundo del deporte, aunque aquí solo hablaremos de la pelota amarilla. Los tenistas han dejado la raqueta a un lado y han cogido la pluma para pedirle sus deseos a Santa Claus, aunque no todos hayan seguido una actitud modélica durante el curso. Hasta el día 25 no sabremos qué aparecerá bajo el abeto de cada uno, ¿serán regalos? ¿será carbón? De momento y, gracias a un minucioso trabajo de investigación, hemos tenido acceso a las pretensiones de algunos de los jugadores y jugadoras del circuito. Vamos a cotillear.

Novak Djokovic: Temporada extraña la del serbio. Sería impensable que, después de ganar dos Grand Slams, hacer final en un tercero, capturar cuatro Masters 1000 y haber sido número 1 del mundo durante el 95% del calendario, alguien osara decir que 2016 ha sido un mal año para Nole. De hecho, sería de cafres, pero es la extraña sensación con la que se ha cerrado el chiringuito. El último poso ha sido ver al de Belgrado descompuesto y sin novia (sin Becker) cediendo ante un Murray imperial y en estado de gracia. Por eso el balcánico ha pedido -¡ha exigido al del gorrito!- que le envíe los vídeos de las temporadas 2011, 2014 y 2015, etapas donde su raqueta no encontró rival en ningún rincón del globo. El desafío reside en recuperar esa memoria que tan pronto se olvida cuando sufres un ligero tropiezo. Apoyarse en el pasado para recuperar el presente.

Serena Williams: A la ex número 1 del mundo ya no le molesta que la llamen ex número 1 del mundo y eso es una mala noticia. Después de gobernar el circuito femenino de manera impertérrita durante tres temporadas, la de Saginaw dejó libre un instante el carril izquierdo y Angelique Kerber no se lo pensó dos veces. Todos esperábamos una rivalidad a fuego lento, pero jamás se dio tal contienda. Serena cerró el curso con la tranquilidad de siempre, asumiendo su nuevo papel y sin dolor tras perder el trono. Extraño al tratarse de una campeona de 22 Grand Slams, prueba suficiente de que el hambre y la competitividad han descendido dos escalones en su pirámide de prioridades. Por eso la menor de las Williams pide ostentar de nuevo ese fuego, esa mirada felina y esa ilusión de volver a ser la mejor mujer del planeta Tierra.

Stan Wawrinka: El suizo hace tiempo que perdió la vergüenza a pedir lo que le saliera del coco. Empezó en 2014 mareando a Santa Claus con un Grand Slam cuando el resto de iguales se conformaba con un saquito de buenas victorias. Él, alguien habituado a convivir en la segunda línea con las migajas que el Big4 despreciaba en su camino. Pero, de manera sorprendente, el buen hombre se lo concedió, así que Wawrinka repitió deseo en 2015. Y luego en 2016. Yo todavía no sé qué tipo de contrato tienen estos dos, pero en las últimas tres temporadas el de Lausana no falla a su cita con la gloria. Así que, como dice el dicho, si algo funciona mejor no tocarlo, por lo que Stan lo tiene más claro que nunca: quiere salir de Wimbledon como una de las nueve leyendas de este deporte.

Garbiñe Muguruza: Haya tenido más o menos regularidad, haya jugado mejor o peor, el Roland Garros de 2016 ya no se lo va a quitar nadie a Garbiñe Muguruza. Ni hoy ni nunca. Tal proeza a los 22 años puede desencadenar dos situaciones: un estímulo extremo para pensar ya en el siguiente o una relajación pasajera que te bloquee durante unos meses. En el caso de la española, todos sabemos cuál fue. ¿Y a quién no le gustaría ganar un Grand Slam por temporada? A cualquiera. ¿Que tiene talento para ganar mucho más? Eso es indudable. La caraqueña le pedirá a las Navidades un poquito de estabilidad, tanto emocional como deportiva, esa habilidad tan difícil de controlar cuando ves que puedes colocar tu nombre en lo más alto pero la ansiedad insiste en empujarte al vacío.

Rafa Nadal: Es muy sencillo. Ahora mismo, con 14 Grand Slams a las espaldas, Rafa Nadal acumula casi tres temporadas sin superar los cuartos de final en un torneo de esta categoría. Su lugar en el top10 a punto estuvo de caer en otras manos y sus vitrinas han guardado más aire que trofeos en los últimos viajes. Por unos motivos u otros, el balear ha dado un paso atrás en el presente escenario y lo que más anhela, por encima de las victorias o las derrotas, es volver a ostentar ese protagonismo que siempre vistió desde su irrupción en el circuito. Ver su nombre en las grandes plazas, competir ante los mejores y, si hay algún huequecito más en el saco, por qué no soñar con volver a tocar el cielo de París.

Agnieszka Radwanska: Igual es hacer trampas, pero esta polaca de 27 años lleva ya unas cuantas Navidades enviando la misma e idéntica carta a Papá Noel, los Reyes Magos, el Ratoncito Pérez y hasta al cartero del barrio. Tanto empeño tiene que ya no sabe dónde se haya el error; si en el idioma, si en el discurso, si en el formato… no hay manera. La mayor de las Radwanska lleva soñando con levantar un Grand Slam desde que se hiciera profesional, pero por múltiples y variopintas circunstancias la vida todavía no ha querido premiarla con tal distinguido galardón. Ella va a seguir soñando, escribiendo cada diciembre com la misma buena letra con la que dibuja sus dejadas o sus voleas. Al final tocará presentarse ante un juez para exigir un mínimo de justicia para una jugadora irrepetible como es Aga.

Nick Kyrgios: Detrás de todo el ruido y de los malos modos del australiano, por mucho que nos choque y nos rabie, sigue estando el joven con mayor proyección y progresión del vestuario masculino. Eso es así, lo lleva siendo desde que hace dos años nos mostrara de lo que era capaz en la hierba del All England Club. Con sus altos, sus bajos, sus sanciones y sus salidas de tono, Kyrgios ya está a un solo paso del top10, un recorrido repleto de truenos que han impedido ver brillar el sol en todo su esplendor. Nick pasa absolutamente de regalos y de consejos, de hecho, su máximo deseo es que Papá Noel deje caer por su chimenea el carbón más negro que tenga. Porque el de Canberra no encuentra mayor aliciente para la pelea que las críticas incondicionales del pueblo. Así luego el triunfo sabe mejor.

Petra Kvitova: Desde hace unas semanas llevaba Kvitova hablando de objetivos, de metas, de su sueño por tirar abajo todos los hándicaps y vestirse por fin de número 1 del mundo. A la doble campeona de Wimbledon era el reto que más le motivaba, lo que le instaba a seguir corriendo por cada bola. Hasta que hace unos días, un desgraciado, porque no tiene otro nombre (o sí, pero no es de gusto), le arrebató los primeros seis meses de la temporada en un acto de violencia que nos dejó a todos petrificados. Obviamente, cada pensamiento previo al suceso se ha esfumado y ahora el único anhelo es tener salud, recuperar al 100% esa muñeca y regresar lo antes posible a las pistas. No tenemos ninguna duda de que la Navidad le traerá eso y muchas cosas más.

Roger Federer: Los seis primeros meses de 2016 no tuvieron que ser sencillos para el hombre con más estilo del universo (así lo anunció esta semana la revista GQ), pero mucho peores han tenido que ser los seis siguientes. De enero a julio compitió con dolores; de agosto a noviembre, solo dolores. Sin embargo y, pese a estar alejado del terreno de juego, Federer ha tenido que salir al paso en numerosas ocasiones a declarar, una y otra vez, que su amor por el tenis todavía tiene cuerda y que el fantasma de la retirada solo representa la última pregunta recurrente a cada entrevista que concede. Que su magia no se ha ido, solo ha estado aparcada y que a partir de enero lo único que necesita es silencio. Nada tan sencillo como la calma para volver a funcionar y demostrarle al mundo entero de lo que es capaz un jugador de casi 36 años de edad. Compren sus boletos porque esta limusina prepara ya sus últimos viajes.

Mónica Puig: ¿Cuánto pesa una medalla de Oro? Ni la mejor báscula de Ikea sentirá el pálpito en el pecho de Mónica Puig durante la tarde del 13 agosto de 2016. Era tan remoto que aquel sueño se cumpliera que ni pasando varios días pudo la de Puerto Rico entrar en razón. De hecho, puede que incluso todavía queden restos de nube sobre su piel. Pero todo esto ya es pasado y ahora toca demostrar que no fue flor de un día. Es por ello que la boricua ha pedido una escalera -muy austera ella- para desenvolverse mejor por el ranking, rebajando la expectativa cuando sea necesario y multiplicando la ambición en los momentos cumbre. En definitiva, para manejar con mayor comodidad ese vértigo que impone una chapa lograda en los Juegos Olímpicos.

TOP SECRET: Se preguntarán cómo un estudio tan profesional y concienzudo como éste no ha tenido alcance a las cartas de los dos actuales emperadores del circuito: Andy Murray y Angelique Kerber. Ambos empezaron la temporada sin demasiadas esperanzas y han terminado superando a dos colosos como Novak Djokovic y Serena Williams. Bien, lo cierto es que ni el británico ni la alemana han escrito este año sus pretensiones a Papá Noel, pero no porque hayan perdido la fe, todo lo contrario. La vida se ha portado tan bien con ellos que han optado por reservar sus deseos para las próximas Navidades. Dicen que la avaricia rompe el saco y ellos ya lo tienen hasta arriba de títulos.

* Fernando Murciego es periodista.

Twitter: @fermurciego




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