"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
¿Puede un equipo que ha perdido 57-22 haber jugado un gran partido?
La pregunta es tan simple como capciosa y tiene muchas respuestas parcialmente válidas.
Situémonos en la 3ª jornada del Rugby Championship 2016: la visita de Los Pumas al FMG Stadium de Waikato para enfrentarse a los All Blacks. Todas y cada una de las selecciones de rugby del mundo son, en este momento, víctimas propiciatorias para una selección neozelandesa que sigue rompiendo los límites de todo lo que creemos que se puede ver dentro de un terreno de juego.
El escenario y el rival sirven para poner en valor el trabajo del equipo dirigido por Daniel Hourcade. Durante 55 minutos los argentinos fueron capaces de jugar de tú a tú a una selección neozelandesa que a pesar de haber conseguido 4 ensayos sólo ganaba por dos puntos (24-22) en ese minuto 55.
¿Qué sucedió a partir de ahí? Lo normal en casi todos los partidos; el equipo de Steve Hansen tuvo algo que sólo ellos tienen: sus 20 minutos. En torno al minuto 60 el equipo entra en erupción y arrasa todo lo que encuentra a su paso, entre el minuto 56 y el 76 hay 4 ensayos neozelandeses (tantos como en los 56 primeros minutos) y el resultado pasa del ajustado 24-22 al contundente 57-22.
Más allá de lo obvio del resultado y de los 8 ensayos neozelandeses, hay otras cifras que sirven para parametrizar el excelente trabajo del equipo argentino en el partido:
1) Los Pumas ganaron sus 9 line outs propios (otra cuestión diferente son los metros que tuvieron que retroceder para conseguir jugar la pelota en esas situaciones) y consiguieron que los neozelandeses perdiesen 2 lines.
2) Ganaron 107 rucks -por 79 de los neozelandeses- perdiendo solo 5. La concentración a la hora de llegar a los puntos de contacto fue un elemento destacado.
3) 114 placajes argentinos por 152 neozelandeses sirven para demostrar que, además de defender con criterio, el equipo de Daniel Hourcade tuvo la pelota y obligó a los All Blacks a realizar un gran esfuerzo defensivo. Un aspecto a mejorar para la defensa de Los Pumas es el de los placajes fallidos: 25 frente a 12.
4) Tres datos combinados: 506 metros recorridos con la pelota, 16 offloads y 14 pérdidas de pelota de los locales frente a 408 metros, 19 offloads y 8 balones perdidos por los argentinos. El ataque argentino ha ido ganando coordinación, ya no salen de forma tan desmadejada e individual y eso se traduce en la posibilidad de generar pases después del contacto y tener menos pérdidas de pelota.
Daniel Hourcade y su cuerpo técnico han insistido desde su llegada a Los Pumas en la necesidad de crear un estilo de juego reconocible en el equipo, el proyecto era a medio/largo plazo e iba más allá de la consecución de algunos resultados puntuales. La inmediatez y la urgencia del resultado son cuestiones inherentes al rugby argentino. Hourcade fue criticado e insultado públicamente por algunas de las decisiones que tomó como máximo dirigente del equipo nacional argentino y ha estado sometido a permanente vigilancia en todo este tiempo. Ahora parece que -por fin- se comienza a reconocer y valorar todo el trabajo realizado en busca de ese estilo de juego que ha traído de la mano esos resultados tan ansiados por quienes lo reducen todo al marcador final. Los Pumas fueron semifinalistas del Mundial 2015, la franquicia argentina ha disputado su primera temporada en el Super Rugby y en el presente Rugby Championship han competido de igual a igual con Sudáfrica, han hecho sufrir a los All Blacks durante 55 minutos en Waikato y todavía restan los dos partidos contra Australia y recibir a los neozelandeses en Argentina.
Hay una similitud muy interesante entre Nueva Zelanda y Argentina. Los All Blacks se despidieron tras el Mundial de varias de sus grandes figuras y han conseguido que el reemplazo funcione a un excelente nivel; el caso de Los Pumas es similar: Marcos Ayerza, Juan Figallo, Juan Martín Fernández-Lobbe, Marcelo Bosch y Juan Imhoff, entre otros, se han quedado en Europa, con lo cual no forman parte de Los Pumas. El paso adelante dado por jugadores jóvenes como Petti, Alemanno, Lavanini, Matera, Isa, Cordero o Moroni sirven para demostrar la buena salud del modelo de formación de las categorías inferiores.
El siguiente paso para el rugby argentino es conseguir ampliar el número de jugadores con los que poder contar, en cualquier momento, para la franquicia o la selección. De nuevo Nueva Zelanda como ejemplo: cualquier jugador es susceptible de ser sustituido por otros sin que el nivel del equipo se resienta.
Lo resumió -de nuevo- a la perfección Agustín Creevy: “Nuestro objetivo es conseguir hacer durante 80 minutos lo que hicimos durante 55“.
Los Pumas son, dejando fuera a los All Blacks, la selección que más ha crecido en los últimos 10 años de rugby. El trabajo a medio y a largo plazo parece que sí da resultados y que, además, los sustenta.
* Javier Señaris es analista de rugby.
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– Foto: Getty Images
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