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"La competición no forja el carácter. Lo revela". Imanol Ibarrondo


CONOCIMIENTO / Modelos de juego / Equipos

Italia practica el juego de posición y España no

por el 28 junio, 2016 • 20:15

Bonucci Busquets

Al fútbol se juega con ideas, con jugadores, con ambas o con muy poquito de ambas. Cuando ideas y jugadores adecuados confluyen en el máximo nivel de excelencia, comprensión, cohesión y ejecución es cuando aparecen equipos a los que consideramos excepcionales. No ha habido demasiados en la historia, lo que explica la dificultad de reunir todas las condiciones precisas para que surjan esos fenómenos.

Por sí solas las ideas no ganan partidos y a veces pierden ante el gesto genial de un jugador -o el gesto afortunado- o bien sucumben porque excelentes ideas fueron pésimamente ejecutadas. Hay jugadores capaces de matar cualquier idea rival: Pelé, Di Stefano y Maradona fueron los más distinguidos en esta faceta. Otros, como Cruyff, no solo mataban las ideas de los demás sino que plantaban la suya allí por donde pisaban, incluso cuando perdían. Messi es la sublimación de todos los anteriores, en una época que afortunadamente facilita la eclosión de los grandes atacantes.

Si los jugadores son fundamentales, también lo son las ideas. La Italia que dirige Antonio Conte posee unas ideas muy interesantes, que no tienen nada que ver con el Catenaccio. La estupidez de estos tiempos frenéticos ha cubierto con un tupido velo también el fútbol y así todo son tópicos, clichés y frases hechas, carentes de sentido. La principal responsabilidad de semejante insensatez pertenece a la industria de los medios de comunicación, que se revelan incapaces de observar, preguntar, analizar y explicar lo que ocurre alrededor del fútbol ya sea en España, Inglaterra, Alemania, Italia, Argentina o cualquier otro lugar. Con excepciones brillantes que destacan poderosamente, la mayoría se mueve en un cenagal, por lo que no puede sorprender que sesenta años después de que los Mágicos Magiares tomaran Wembley al asalto, Inglaterra siga sin rumbo ni norte; que en Argentina se haya perpetrado durante una década un atentado masivo a la sensatez discutiendo cada actuación de Messi; que en Italia sigan reivindicando un tipo de juego que en realidad no practican; que en Alemania las contradicciones resulten impactantes aunque permanezcan escondidas tras el gigantesco talento de sus jugadores más jóvenes y el caudal incesante de triunfos; y que en España apenas se conozca lo que significa el juego de posición, que es lo mismo que no saber a qué se juega (o se jugaba). Si ya es triste no saber por qué se pierde, aún lo es más desconocer por qué se ganó tanto. El gran fracaso de los medios es no haber sabido exponer, explicar y hacer pedagogía sobre las causas que propiciaron un gran ciclo de victorias.

De este modo, en la previa de un Italia-España te pueden reventar los oídos y sangrar los ojos con las alusiones al catenaccio italiano y al juego de posesión español. La confusión es colosal: con contadas excepciones, nadie practica el catenaccio en Italia desde hace una barbaridad de tiempo; y confundir a estas alturas la posición con la posesión es desolador. Pero a fuerza de slogans y etiquetas, la estulticia avanza imparable y de su mano cada vez se comprende peor lo que ocurre en el terreno de juego, véase cómo abundante número de analistas, cuando se queda sin palabras -porque no comprenden lo que sucede en el juego-, recurren inevitablemente a intangibles comunes: intensidad, actitud, preparación física, ambición, hambre, coraje… Cuando no se sabe el motivo por el que suceden las cosas, mejor recurrir a los actos de fe…

PROBLEMA DE DEGENERACIÓN

El problema de la selección española no es de Generación, sino de Degeneración. ¿Fin de ciclo? Imagino que se refieren a un ciclo de victorias. Es cierto: se acabó un ciclo de victorias, pero no ahora sino en 2014, aunque en aquella ocasión aún jugaban los que ahora, según la teoría predominante, han resultado decisivos por su ausencia: Xavi Hernández y Xabi Alonso, por aquella época todavía bastante lejos de perder su mejor nivel como se comprobó con el catalán en el triplete barcelonista de 2015 y con el donostiarra en la magnífica prestación con el Bayern, que continúa. Ha habido un fin de ciclo de victorias, pero no tanto de jugadores. Desde 2008, cuando empezó ese ciclo triunfal, la renovación y sustitución de futbolistas ha sido permanente. De la selección campeona de 2008 solo quedan Iniesta y Ramos como insustituibles y bastante menos Fàbregas y Silva. El resto dijo adiós durante el trayecto. Así que, ¿de qué fin de generación hablan? ¿No será que lo que terminó fue la inercia?

¡Ah amigos, la inercia! El fútbol se construye a partir de ideas, como explicó Conte. En su día, Luis Aragonés agrupó una serie de conceptos que con su verbo tosco no acertó a pulir, pero lanzó a la selección a jugar de una manera determinada: se distinguía por pases rasos, cortos a menudo y largos solo si podían ser precisos. Para ello juntó a varios futbolistas de diferente perfil pero que se complementaban entre sí y que reunían todos ellos una gran calidad técnica: Xavi, Iniesta, Senna, Fàbregas y Silva principalmente. Ganaron. Después llegó Guardiola al Barça e impuso el juego de posición; al principio con rasgos algo heterodoxos y más adelante, cuando las victorias sonreían sin cesar al equipo, ya de forma rotundamente ortodoxa hasta el punto que aquel Barcelona dejó escrito y pintado para siempre cómo es el canon clásico del juego de posición.

Vicente del Bosque, persona sabia y entrenador de perfil “administrador” y no “arquitecto” [véase “La secuencia de los entrenadores”], aprovechó de un modo extraordinariamente inteligente las dos herencias: la de Luis Aragonés, algo informal y sin una estructura intelectual totalmente descrita; y la de Pep Guardiola, canónica y académica. Hizo más; aprovechó la dinámica competitiva que ambos habían implantado y, en un período en que el Barça lo ganaba todo, Del Bosque vistió a la selección con los colores del Barça. La inercia de estas dos fuerzas iniciales resultó imparable. El ciclo victorioso siguió y siguió avanzando… Pero el fútbol es un animal que no se queda quieto. La contemplación es el peor enemigo del juego porque lo que no se entrena, se olvida. Las ideas de hoy quedan superadas por el proceso de la evolución, que por supuesto también es el más importante en la vida del fútbol. Hay una frase que por sí misma es toda una enfermedad: “Lo que funciona no se toca”. ¡Al contrario! Lo que funciona debe cambiarse porque si no se cambia, se enquista, envejece, queda obsoleto y es engullido en el proceso evolutivo. La evolución no es un bonito power point: es un animal insaciable. Desconfíen de quien les diga y argumente que lo que funciona no se toca. Es uno de esos tópicos enfermizos que conducen al fracaso.

El gran problema de la selección española no es la dura ausencia de Xavi y de Xabi. Desde luego, sin ellos no se pueden realizar algunas operaciones con idéntica eficiencia. La calidad técnica de Xavi permitía variar la vocación del juego según las necesidades: si se quería atacar, Xavi conducía al equipo como el guía de una cordada, de campamento en campamento, hasta la cima del último pase; si tocaba defender un resultado (y recordemos que España ganó títulos a base de vencer por 1-0 los partidos), Xavi usaba su calidad de conservación del balón para ejecutar lo que denominamos en su día como “posesión defensiva” [Esto último solo era una herramienta, pero la industria del tópico quiso convertirlo en esencial]. En cuanto a Xabi Alonso, indudablemente la calidad de sus pases en largo, los cambios de orientación, la facilidad y diversidad en las salidas de balón desde atrás, puro quarterback, son rasgos que se echan muy en falta. Hay que repetir que la selección no pierde ahora porque ellos dos ya no estén presentes: ambos jugaron en el Mundial y la selección también cayó de manera contundente, aunque no debe despreciarse ni mucho menos el efecto de su marcha, unida a las de Puyol o Villa como otras dos muy singulares.

A mi entender, el problema no es tanto de Generación de jugadores, como de Degeneración del juego. España ya no practica el juego de posición como lo hacía. ¿Por qué? Porque es un modelo de juego que exige dedicación artesanal y conocimiento profundo. Sin sospechar de los conocimientos del seleccionador, lo que es indudable es que la dedicación artesanal resulta de difícil implantación en un seleccionado. Primero, porque los tiempos de entrenamiento de una selección no facilita dicha dedicación, razón por la que a menudo se prioriza clonar el bloque troncal de un club (Juve en Italia, Bayern en Alemania). Y segundo, porque el núcleo duro de la actual selección (Piqué-Busquets-Iniesta) ya no se beneficia del propio modelo de juego del Barcelona, que ha mutado notablemente en los últimos años. [Es obvio que el Barça ha sacrificado y modificado de forma sustancial su juego de posición en beneficio del rendimiento explosivo de sus tres delanteros].

De este modo, la selección no recibe ahora una inercia ideológica ni una dinámica de juego, procedente del Barcelona, que permita a Del Bosque mantener el modelo del juego de posición introduciendo sus propios matices competitivos y personales (como hizo en 2010 con el tandem Busquets-Alonso, entre otras muchas aportaciones). Y, en apariencia, durante la fase de preparación la inmersión-recordatorio no ha arrojado rendimientos suficientes para compensar la inercia perdida. El resultado de este proceso no es la derrota, sino la amortiguación del modelo. Puede decirse que hoy en día España no practica el juego de posición, aunque algunos de sus jugadores lo pretendan en momentos concretos y se mantengan las apariencias. ¿Es esta es la causa de la derrota ante Italia? No. España puede ganar a Italia sin practicar el juego de posición y puede perder practicándolo. O viceversa. Yo no sé las causas exactas de la derrota (y quien diga saberlas quizás se aventura en exceso) más allá de que Italia jugó muy bien y España bastante mal, pero no pretendo reflexionar sobre ello, sino solo apuntar que el cambio de modelo de juego es una realidad en la selección española. No lo señalo como crítica ni lamento, sino como una evidencia. Y, desde luego, no sé cuál es la solución ni soy nadie para aportar ninguna. En este sentido, el fin de ciclo es cierto, pero no por la marcha de determinados jugadores, ni por las derrotas, sino por el lento y gradual adiós a un modo de jugar. Quien corresponda deberá decidir cómo se juega de ahora en adelante.

Chiellini Pellé

ITALIA PRACTICA EL JUEGO DE POSICIÓN

Dice Antonio Conte: “Ellos tenían el talento y nosotros teníamos las ideas. Y las ideas vencieron al talento”. Sus ideas se insertan plenamente en el juego de posición. Si decimos con rotundidad que España ya no lo practica -en su versión canónica-, debemos afirmar que Italia sí lo hace. Esta afirmación puede resultar chocante, sobre todo si el lector se ha dejado influir por quienes todavía recurren al catenaccio para etiquetar a cualquier equipo italiano. Sucede que es un juego de posición de orientación vertical practicado por un equipo que se distribuye en un 3-4-3 con balón y un 5-3-2 sin él, lo que resulta inhabitual y de ahí que resulte sorprendente afirmarlo, Pero lo es: jugadores dispuestos a diferentes alturas, equipo amplio para abrir pasillos interiores, búsqueda del hombre libre, generación de superioridades a la espalda del rival… Todos los fundamentos del juego de posición son practicados por la azzurra.

 

No es un juego de posición sofisticado, ortodoxo y académico, de ahí que resulte más difícil de percibir y analizar, pero contiene todos sus fundamentos y es llevado a cabo con maestría. Dicho de otro modo: es un juego de posición de pocas ideas, pero muy bien ejecutadas, como son la búsqueda de la superioridad en la salida de balón y en medio campo o el mediocentro como permanente hombre libre alternando con uno de los interiores más uno de los tres centrales, ideas acompañadas de presión agresiva al poseedor del balón y el recurso de resolver acciones de riesgo con balones dirigidos a su punta (Pellé), que se mueve cerquísima del mediapunta (Éder), un tandem (alto + bajo) tradicionalmente muy usado en el fútbol italiano. Con el añadido de la mejor virtud que puede tener cualquier táctica: los jugadores conocen todos los detalles y comparten la propuesta de su técnico.

Italia España Andreu Asensio

Imagen: Andreu Asensio.

Antonio Conte es listo y no dirá en público nada de lo anterior porque la opinión mediática en Italia no está predispuesta a escuchar dicho mensaje. Numerosos medios italianos continúan anclados en los viejos “intangibles”: la fe, el coraje, el himno, la lucha incansable, lo listos que somos, el “juego a la italiana”… Siempre el recurso a la fe… Pero ¿acaso cuando cayeron estrepitosamente en otros torneos fue porque cantaran más bajito el himno? No, hoy es el juego posicional lo que da fuerza a la azzurra. Su núcleo juventino es esencial, pero no solo porque se conozcan y acarreen una inercia positiva, nacida en el propio Conte (arquitecto) y prolongada por Allegri (administrador), sino porque ellos cuatro (Buffon y la BBC) son troncales en los fundamentos del juego: la salida de balón, la generación de superioridad en el centro del campo a partir del tercer central, la búsqueda de terceros hombres… Juve en estado puro, 5-3-2 sin balón, 3-4-3 con él, Italia como paradigma de otro modo de concebir el juego de posición. Sin duda, contracultural para la opinión pública italiana y no digamos para quienes aún les tachan de “catenaccistas”. Por todo ello, Conte reivindica el valor de las ideas, pero astuto como es se guarda mucho de explicar cuáles son dichas ideas, no sea que en Italia se lleven una sorpresa y se les rompan los clichés y las portadas emocionales:

 

 

EL DURO 5-3-2

Atacar un 5-3-2 es una pesadilla. Casi siempre y muy especialmente si quien lo propone es un equipo experto, compuesto por jugadores de calidad específica. El 5-3-2 pretende por encima de cualquier otro objetivo atraer al rival hacia el centro de la defensa para neutralizarlo allí, en un callejón sin salida. Hay varios ejemplos recientes cuyo empleo desarboló al contrario.

En mayo de 2014, el Bayern lo usó en la final de Copa alemana contra el Borussia Dortmund. Fue una novedad inesperada que Guardiola utilizó debido a las innumerables lesiones que padecía su equipo y que desconcertó tanto a Jürgen Klopp que el BVB no logró conectar ni un solo contraataque en 120 minutos… La imagen inferior explica los detalles de aquel uso inédito del 5-3-2 por parte del entrenador catalán:

 

Bayern BVB 2014 Pokal

 

Semanas más tarde, Louis Van Gaal realizó la misma operación ante España en el Mundial, con magnífico resultado. Era un plan diseñado meses antes, como explicó Arjen Robben en una larga conversación que tuvimos precisamente en vísperas de la final de Copa entre Bayern y Dortmund: “Mañana jugaremos la final exactamente igual a como tiene previsto Van Gaal que juguemos contra España en el Mundial”. Ocurrió exactamente de este modo, con el conocido triunfo. La siguiente imagen detalla la disposición de los Países Bajos en la cita mundialista:

 

NED SPA Mundial 2014

Chile empleó el 5-3-2 con profusión y España también fue una de sus víctimas. E Italia lleva dos años aplicando este módulo de juego que Conte implantó con éxito en la Juventus, que suma cinco títulos ligueros consecutivos. Ricardo Zazo lo explicó de manera sencilla y espléndida a principios del pasado mes de mayo en su análisis “¿Una Revolución a la italiana?

Atacar esta disposición es muy complejo y exige manejar numerosos recursos, tanto tácticos como humanos, y como mínimo un juego en el que proliferen los regateadores y a poder ser por el exterior del campo. Como he mencionado, el objetivo prioritario de esta disposición en defensa cuando el equipo no posee el balón es “dirigir” al oponente hacia las zonas centrales. El 5-3-2 forma una especie de “U” mayúscula que expulsa al rival de las bandas y le induce a dirigirse hacia el centro, donde sus iniciativas son barridas por una acumulación de hombres. Para que esto suceda así se precisa una gran organización colectiva. Italia la tiene porque la coincidencia ideológica entre Conte, Buffon y los tres centrales no solo es total, sino duradera en el tiempo pues fueron ellos mismos quienes iniciaron este proyecto (en la Juventus). Y al tratarse de un juego de posición no extraordinariamente rico en variables, el seleccionador ha podido trasladar y trabajar esas ideas con precisión durante los dos años que ha ejercido como tal.

Kroos

Una cuestión diferente es si a Italia le servirá para superar a Alemania. Al igual que le ocurre a España, los alemanes no cuentan en su selección con extremos puros de dribling seco, por más que Julian Draxler pueda ocupar uno de esos roles. En mi criterio, la construcción del juego alemán no tiene igual actualmente en Europa gracias a tres jugadores esenciales: Boateng, Kroos y Kimmich. En el caso de Boateng porque aporta una calidad excepcional en sus pases largos, verticales o en diagonal. Kroos, porque posiblemente no haya ahora mismo un centrocampista más eficiente para asentar a su equipo en campo contrario y manejar el tempo del partido. Y Kimmich porque es el socio más adecuado para que Kroos pueda realizar las citadas funciones.

[Kimmich está lejos de ser Lahm, pero es quien más se aproxima al trabajo que el capitán hizo en el pasado Mundial: tomar las decisiones propias del mediocentro, pero hacerlo desde una posición teórica de lateral derecho. Fue un movimiento decisivo de Joachim Löw que dinamizó a la selección alemana. Schweinsteiger mantuvo la posición sin obligación de tomar decisiones; Kroos pudo asentar al equipo en campo rival sabiendo que Lahm era quien decidía el ritmo del juego; y Khedira se liberó como interior, su mejor faceta. En la siguiente imagen puede verse el peso de Lahm en dicha distribución]:

 

Mundial 2014 Lahm

 

Alemania posee dos puntos frágiles: una organización poco eficiente de su ataque posicional y, como consecuencia, una dificultosa transición defensiva, acrecentada porque el rendimiento de Khedira siempre es mejor como interior que como mediocentro que debe guardar la posición. La ausencia de extremos puros obliga a atacar por fuera con los laterales, con lo que no pueden ayudar por dentro al mediocentro y este es un riesgo mayúsculo para la Mannschaft si debe enfrentar el 5-3-2 de Conte, porque puede coincidir el deseo de los italianos de atraer a sus rivales a la zona centrales para desarbolarles allí mismo con la tendencia natural de los alemanes de dirigirse a esa misma zona central. Posiblemente, para atacar bien este 5-3-2 haría falta un 3-4-3 muy bien organizado.

– Fotos: Getty Images, AP y EFE

– Capturas Imagen: The Tactical Room




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