"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
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Una semana después de que Karim Benzema anunciara la mala noticia de que no estará en la Eurocopa por unanimidad de la federación francesa (tras la reunión entre Noël Le Graët y Didier Deschamps), Francia se enfrenta a un problema anacrónico que parecía que no iba a coger tanta fuerza en 2016: el de perder a varios de sus máximos talentos por la fuerte competencia de la absoluta.
Tras el varapalo de Karim Benzema, apareció de la nada Lucas Hernández en una semana absolutamente mágica para el nacido en Marsella hace 20 años. Lucas, que meses atrás había conseguido su primera convocatoria con la sub-21 francesa tras su gran rendimiento en 2016, secó a Luis Suárez en los cuartos de final de la Champions League tras haber debutado justo en el partido de ida en el Camp Nou. El mensaje era claro: volvía a aparecer un central joven francés que ilusionaba tanto como Laporte, Mangala y Sakho. Antes de lo de Benzema, Sofiane Boufal, revelación junto a Dembelé de la presente Ligue 1, había elegido jugar con Marruecos. Su caso recordó al de Ghezzal o Benzia, que eligieron jugar con Argelia. Francia, en el camino, selló a Fékir (Argelia) y a Ngolo Kanté (Malí), este último tras pensárselo dos veces por la incertidumbre de solo cuajar una buena temporada en la Premier. Para más inri, Lucas dijo tras el partido ante el Athletic que barajaba jugar con la selección española. Es una situación muy parecida a la de Laporte, al que todavía Francia no ha convocado con la absoluta y que puede jugar con España.
Lucas Hernández, teórico lateral izquierdo, tenía los días contados en el Atlético de Madrid en verano. La alta competencia, tanto en la banda (Jesús Gámez como recambio del retornado Filipe Luis) y en la línea defensiva (a pesar de la marcha de Miranda, llegó Savic para ser tercer central) lo situaron en la órbita del Rayo Vallecano, que estuvo a un paso de confirmar su cesión. Simeone convenció a Lucas de que tendría minutos y este está respondiendo con actuaciones magistrales. Central poderoso al corte, rápido y con una zurda privilegiada, Lucas ha querido dejar claro que a pesar de su juventud, no se arruga ante nadie. Su espectacular progresión en tan poco tiempo recuerda a la de Sakho en el PSG (que con 20 años era ya capitán en algunos partidos) o a la de Mangala en el Oporto, aunque ahora en el City se ha estancado.
Pero Lucas no es el único que junto a Laporte tiene al fútbol francés en vilo. Hay más casos, como los centrales en el ostracismo Conte o Loïc Landré, en su día canteranos del PSG, o Naby Sarr, que prometía muchísimo en Lyon y se ha estancado completamente en el Sporting de Portugal. Pero sin duda, otro caso de central que no ha sonado con fuerza y que puede perder Francia es el de Samuel Umtiti, que a pesar de dejar claro hace semanas de que quiere jugar con Les Bleus (como Ben Yedder, que podía escoger a Túnez y rechazó su llamada), podría irse a Camerún a jugar al haber nacido en su capital, Yaundé, hace 22 años. Umtiti está jugando una de las mejores temporadas de su carrera y ha sido pedido por varios aficionados franceses para que sea el sustituto de Kurt Zouma, que se perderá la Eurocopa por lesión, como tercer central en la próxima Eurocopa. Umtiti tiene bastante más recorrido que Lucas y casi el mismo que Laporte, y sus opciones de ir con Francia han aumentado debido a su jerarquía y sus galones desde hace bastante tiempo en el Lyon. Pero, ¿tienen sitio los susodichos en un equipo que cuenta con Varane, Koscielny y Sakho como fijos y cuya última plaza en el centro de la defensa se la van a jugar, a priori, Perrin y Mangala? Será difícil, pero Francia ya empieza a sudar ante dos de los que se preludian como centrales más prometedores de Europa, si no lo son ya.
* Andrés Onrubia.
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