Hemos hablado y escrito mucho durante la última semana sobre la franquicia argentina del Super Rugby. Los Jaguares se han enfrentado, en sus cuatro primeros partidos en la competición, a tres equipos tan potentes como Sharks, Chiefs y Stormers.
No es la primera vez que hacemos hincapié en la necesidad de conocer a los dos equipos en liza en un partido. Puede parecer una obviedad, pero resulta que en muchos casos todo lo relativo al encuentro se reduce a los aciertos y errores de uno de los conjuntos. Todo lo que se ha hecho bien, o mal, se debe a aciertos o errores propios, sin que el rival parezca tener nada que ver en ello. Los Jaguares se encuentran inmersos en el complejo proceso de adaptación a una competición de un nivel de exigencia tan alto como es el Super Rugby. Los rivales han sido, y serán en las próximas semanas, franquicias sudafricanas y neozelandesas de primer nivel.
Partimos de la premisa inalterable de que todos los equipos buscan la victoria en todos los partidos, ese es el objetivo principal de cualquier deporte, pero hay otras metas que pueden ser tan urgentes y necesarias como ganar.
Los cuatro primeros partidos de los Jaguares los podemos dividir en dos grupos:
Los partidos contra Cheetahs y Chiefs fueron abiertos, dos equipos que se dedicaban a atacar con todo lo que tenían y a intentar defenderse como buenamente podían de las acometidas rivales. Los datos son esclarecedores: 34 puntos (cuatro ensayos) conseguidos contra los sudafricanos y 26 (tres ensayos) contra los neozelandeses. 33 (cuatro ensayos) y 30 (cuatro ensayos) puntos recibidos. Un dato significativo respecto al estilo de juego: los argentinos terminaron el partido con más offloads que sus rivales (11-16 y 19-17).
El partido contra los Chiefs ha sido el único (por el momento) en el que los Jaguares no han visto ninguna tarjeta amarilla.
Los enfrentamientos contra Sharks y Stormers se resolvieron con marcadores mucho más ajustados y escasos: 19-15 a favor de Sharks y 8-13 a favor de Stormers. Los Jaguares recibieron un ensayo en cada partido y consiguieron dos en Sudáfrica y uno como locales. Muy significativo el empate a cero puntos en el segundo tiempo del partido jugado en el Estadio José Amalfitani. Si Nico Sánchez y Rete González Iglesias hubiesen estado acertados en sus pateos a palos, el equipo argentino se habría llevado la victoria.
Los Jaguares han competido de igual a igual contra los equipos que tras cinco partidos son líderes del Super Rugby (Chiefs) y líderes de las dos conferencias sudafricanas (Stormers y Sharks). Dos derrotas por cuatro puntos y una derrota por cinco puntos. Si vemos más allá del resultado, el bagaje para los argentinos es (ciertamente) positivo.
Para entender la necesidad de adaptación al torneo: el 26 de marzo, los Jaguares recibieron en Buenos Aires (Argentina) a los Stormers; el 2 de abril juegan en Auckland (Nueva Zelanda) contra los Blues. Más de 10.000 kilómetros de distancia y 16 horas de diferencia. La mayoría de los jugadores argentinos nunca se habían enfrentado a una competición con un nivel de exigencia semejante, y es en ese punto en el cual hay que situar el foco de atención, más allá de resultados puntuales.
La entrada en el Super Rugby recuerda –ineludiblemente– a la aparición de los Pumas en el Rugby Championship. Se exigían resultados en un momento en que lo verdaderamente importante era acostumbrarse a competir en un torneo desconocido y ante rivales del más alto nivel. Hay una diferencia que salta a la vista: quince partidos en la temporada regular para la franquicia y seis en el torneo de selecciones. Resulta imprescindible formar un grupo amplio de jugadores –entre 40 y 50– en condiciones de competir en cualquier momento de la temporada sin que el nivel medio del equipo se resienta. Los conceptos titular y suplente resultan un tanto anacrónicos en este torneo. Siempre habrá jugadores de mayor nivel que jugarán más partidos, y lo harán desde el principio, pero todos los roles son susceptibles de cambiar en función de las circunstancias de la competición.
Los Jaguares se encuentran en un momento clave para definir su futuro. Recordemos que el proyecto en el Super Rugby es a largo plazo, igual que lo era el de los Pumas en el Rugby Championship.
* Javier Señarís es analista de rugby.
– Foto: Steve Haag (Gallo Images)
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