Entre el Grand Slam de Inglaterra y la cuchara de madera de Italia hay espacio para sacar algunas conclusiones respecto al desempeño de cada una de las selecciones en este 6 Naciones que acaba de terminar.
Grand Slam, 6 Naciones, Triple Corona y Calcutta Cup. El verdadero trabajo de Eddie Jones y su cuerpo técnico comienza ahora: los rivales de Inglaterra no son los equipos del hemisferio norte; la labor de aproximación al juego de Australia y Nueva Zelanda es el objetivo a lograr a corto y medio plazo con el único desafío de alcanzar el Mundial 2019 como candidata firme (y con argumentos) para intentar luchar por el título. El desempeño de los jugadores ingleses durante el 6 Naciones ya lo hemos analizado con anterioridad sin que haya necesidad de añadir nuevas opiniones al respecto.
El equipo de Warren Gatland no ha variado su estilo de juego (ni sus jugadores) en este 2016. Han estado muy cerca de conseguir arrebatar a Inglaterra la victoria final, pero la sensación de estancamiento en el modelo galés se hace cada vez más patente. Todo lo que realiza el XV del Dragón sobre el campo resulta previsible de antemano: las patadas tácticas de Dan Biggar, las durísimas percusiones de Jamie Roberts, las incursiones hacia el centro de George North… Gatland ha intentado mover ficha con la entrada de Justin Tipuric como 7, pero el experimento no ha cuajado. El flanker es un jugador ciclotímico (alejado de la regularidad habitual de Sam Warburton y Dan Lydiate) e imprevisible que no ha conseguido aprovechar la oportunidad brindada. Taulupe Faletau ha sido el jugador más destacado del equipo en el torneo, el 8 ha conseguido regularizar su rendimiento lo cual supone una gran noticia ya que no tiene un relevo real.
Hay una excelente noticia para el equipo de Joe Schmidt: CJ Stander. El sudafricano ha sido uno de los mejores jugadores del 6 Naciones, el XV del Trébol ha encontrado un complemento de altísimo nivel para esa tercera línea que tantos quebraderos de cabeza ha dado con las lesiones de Peter O’Mahony y Sean O’Brien. Stander se ha visto empujado al puesto de flanker cerrado en lugar del 8 que habitualmente ocupa en Munster, en el futuro se espera que sea una alternativa para un Jamie Heaslip que ha dado unos síntomas de agotamiento bastante notorios. Jack McGrath y Jared Payne han ganado presencia y peso en el equipo debido a las lesiones y ausencias de jugadores destacados (Cian Healy, Rob Kearney) en el esquema habitual. La transición irlandesa pasa por conseguir alternativas de nivel a jugadores extenuados mental y fisicamente.
La cuchara de madera ha dejado de ser una amenaza –a corto y medio plazo– para el equipo de Vern Cotter. No es una cuestión baladí, la posible evolución del XV del Cardo (en juego y resultados) pasa por mirar hacia arriba en la clasificación y no hacia abajo. El estilo equilibrado de Edinburgh va ganando terreno –lentamente– al estilo más desenfadado y descontrolado de Glasgow Warriors. Escocia ha encontrado una columna vertebral formada por WP Nel, Jonny Gray, John Barclay, Greig Laidlaw y Stuart Hogg. Hay juventud y talento suficientes como para que el XV del Cardo aspire a objetivos mayores en los próximos 6 Naciones.
Mèdard, Danty, Vakatawa, Camara, Thomas, O’Connor, Fofana, Fickou, Mermoz, Spedding, Plisson, Bézy, Trinh-Duc, Machenaud… Guy Novès ha probado a casi todos los backs que tenía disponibles y Francia ha sido la selección que menos ensayos ha conseguido en el 6 Naciones (7), 82 puntos en cinco partidos (solo por delante de los 79 de Italia), 109 puntos encajados (Italia 224, Escocia 113) y balance de –24 entre puntos anotados y recibidos–. El XV del Gallo ha tenido escaso rendimiento ofensivo: la idea original de hacer circular la pelota con rapidez buscando la profundidad y el pase tras el contacto no se ha visto traducida en puntos. Solo Virimi Vakatawa ha destacado desde el ala y ha sido más por el efecto sorpresa que por el verdadero rendimiento del jugador. En la delantera, paso adelante de Guilhem Guirado como capitán y figura de referencia sobre el campo. Pocas lecturas positivas en estos cinco primeros partidos de la nueva Francia.
Cuatro aperturas titulares en cinco partidos, un dato esclarecedor respecto al actual estado del rugby transalpino. Cinco derrotas, cuchara de madera, 45 puntos recibidos de media por partido, la marcha de Jacques Brunel, la retirada de Martín Castrogiovanni… El monólogo de los problemas italianos se hace interminable. Carlo Canna y Michele Campagnaro han sido la cara de la moneda en un 6 Naciones en el que el rendimiento de Italia (y el que se espera para el futuro) ha vuelto a abrir las puertas al debate sobre la posible entrada de Georgia en el torneo.
La sensación generalizada (incluso en Inglaterra) es que hemos visto uno de los peores 6 Naciones, en cuanto a juego, de la historia reciente del torneo. La implantación del bonus ofensivo y la posibilidad de un sistema de ascensos y descensos son cuestiones que deben analizarse con calma y no desde la cercanía con los resultados y las impresiones que ha dejado este 2016.
* Javier Señarís es analista de rugby.
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