Unos piden a Nolito, quizá el caso más duro en no haber saltado del filial al primer equipo, porque las dos partes lo deseaban. Otros, a ese organizador que ponga un poco de orden en el centro del campo –ahora mismo escasea, sí–. Por último, los más afines a los principales medios claman por una versión real del mito en que se ha convertido Henrik Larsson. Mientras tanto, llegan informes que ponen en duda la capacidad adquisitiva del Barça por el incremento de la masa salarial.
Esto último, al menos de puertas para afuera, parece ser lo que cuenta con soluciones más fáciles. Douglas, quien en año y medio no ha contado para nada, cobra 1,5 millones por temporada. El mismo periodo lleva Adriano con un rendimiento pésimo y con escasísima participación reciente. Cobra 2,5 millones. Teniendo por delante hasta un Mathieu que en este momento de su carrera ya no sirve para jugar de lateral –y menos para el Barça–, cuesta entender tanto su continuidad en la plantilla como, sobre todo, que Grimaldo –estrella del Barça B–, al margen de asuntos extradeportivos, no cuente para Luis Enrique.
Masip, buen portero que a fuerza de inactividad está condenado a acabar dejando de serlo, también cobra un millón al año. Lo mismo que Munir y Sandro, quienes, visto su rendimiento –ya sea por culpa suya o de las pocas facilidades tácticas del Barça actual para sus canteranos–, serán bastante prescindibles con la vuelta de Messi e Iniesta y la aparición de Aleix Vidal y Arda Turan, más allá de la eventual llegada de un fichaje y de que quizá algún jugador del filial pudiera igualar su aportación.
Otros problemas, como que las plazas de Vermaelen (3,5 millones) y Mathieu (3 millones), podrían ser ocupadas por un solo jugador con mejor rendimiento que el francés y sin las lesiones del belga; o que Rakitic (6,5 millones) sea el quinto jugador mejor pagado de la plantilla sin ser su rendimiento tan alto y ocupando la plaza que podría corresponder a un buen organizador de juego parecen más estructurales, pues para corregirlas haría falta fichar a sustitutos que ya están jugando con otro equipo la Champions League y que seguramente necesitaran un periodo de adaptación que no existe en invierno.
Analizados los que pueden sobrar línea por línea, vayamos puesto por puesto a ver qué puede faltar:
Está claro lo que sobra y lo que falta: un Grimaldo y un Sandro o un Munir que rindan. Solo uno, pues con los minutos que acapara la MSN no hay sitio para más. Y ese uno debe parecerse más a Luis Suárez que a Neymar, tanto por sus suplentes como porque el uruguayo va a cumplir 29 años, mientras que el brasileño va camino de los 24. Dos perfiles podrían valer: el treintañero para quien el Barça suponga el colofón a su carrera o el joven con paciencia que, aprendiendo de los mejores, pueda llegar a ser el nueve titular del Barça en dos o tres años.
Por tanto, lo lógico es que lo de Nolito se quede en un amor imposible, pues si llegara y no mediara lesión grave de Neymar, seguramente se convirtiera más bien en un amor frustrado. También sería lógico esperar a verano para la llegada de un central de nivel que reemplace a Vermaelen y Mathieu, para ese organizador que ocupe la posición privilegiada de Rakitic o para que, con la vuelta de Rafinha y el asentamiento en el lateral de Sergi Roberto, Alves termine su ciclo en el Barça.
Mientras tanto, con el fichaje de alguien que sea ahora lo que fueron Henry o Bojan en 2010 y el ascenso de Grimaldo (o el fichaje de un lateral izquierdo cumplidor en su defecto), el Barça estaría bien cubierto para pelear hasta el final por todo. Pudiendo, al mismo tiempo, reducir los costes con las salidas de Masip, Douglas, Adriano, Sandro y Munir.
ENERO AGOSTO
* Rafael León Alemany.
– Foto: FC Barcelona
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