"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
Institución del calcio, es todavía el máximo realizador de la historia del campeonato italiano con 274 goles, repartidos entre Pro Vercelli, Lazio, Juventus y Novara. Además, fue clave en la victoria en el Mundial de Francia 1938 al conseguir dos tantos en la final ante Hungría. Nacido el 29 de septiembre de 1913 en Robbio (Italia), se desempeñaba como delantero centro. Futbolista con unas grandes cualidades físicas, tenía rapidez, inteligencia, oportunismo y un remate preciso, potente y efectivo con ambas piernas y la cabeza. Un auténtico killer.
La familia se trasladó cuando era pequeño a Vercelli y allí empezó a jugar en las calles. Fue capitán del equipo de su colegio con 15 años. El gran club de la localidad, el Pro Vercelli, lo fichó para sus categorías inferiores. Con los Leones debutó en primera división con 16 años en un partido ante el Bolonia el 16 de febrero de 1930.
Aquel curso disputó tres partidos más, aunque no consiguió ningún gol. Su estreno goleador tuvo que esperar hasta la campaña siguiente, cuando marcó ante el Lazio en la jornada seis. Ese curso, el equipo acabó en mitad de la tabla y el punta marcó 13 goles.
El cuadro blanco contaba en su plantilla con algunos internacionales como Pietro Ferraris, Mario Zanello o Teobaldo Depetrini, pero no pudo luchar por los altos puestos de la clasificación. Piola se erigió en el máximo goleador de la escuadra en las temporadas 31-32, 32-33 y 33-34 con 12, 11 y 15 goles (seis en un mismo partido ante la Fiorentina, récord a día de hoy compartido con Sívori) respectivamente. En el mercado estival de 1934 recibió una importante oferta del presidente del Lazio, Eugenio Gualdi, que pagó 250.000 liras por su fichaje. La contratación, eso sí, estuvo rodeada de polémica, puesto que Piola prefería otros destinos como el Torino o la Ambrosiana, pero Benito Mussolini, hincha del Lazio, le obligó a estampar su firma con la entidad romana.
En la capital explotó todas sus virtudes goleadoras, ayudó al Lazio a crecer como conjunto y se hizo famoso en todo el país, llegando poco después a ser internacional por primera vez con la selección. En su primera temporada alcanzó los 21 goles y solo Enrique Guaita le superó en la tabla de los mejores artilleros. El Brasilazio, conocido así porque en su plantel se incluían los brasileños Del Debbio, Serafini, Fantoni I, Fantoni II, Fantoni II, Guarisi y Alejandro Demaría, pasó de figurar en los puestos bajos a luchar codo a codo con Bolonia, Roma o Ambrosiana. Pero fue en el año 1937 cuando más cerca estuvieron de lograr el Scudetto. En un curso en el que el punta fue el capocannoniere de la Serie A con 21 goles, solo el Bolonia fue mejor que ellos y por tres puntos no alzaron el título de campeón nacional. Además, un gran papel en la Copa Mitropa les permitió jugar la final tras eliminar a Hungaria y Grasshopper, pero en la eliminatoria decisiva el Ferencvárosi demostró su mayor nivel y con un global de 9-6 les doblegó, a pesar de los tres goles de Piola en ambos choques, lo que le hizo ser el segundo máximo artillero de la competición.
A finales de los años 30, el rendimiento lazial bajó, como las cifras de Piola, que por primera vez no pasó la decena de tantos en Serie A. El punto de inflexión se produjo en la campaña 40-41, cuando estuvo a punto de descender a la Serie B tras empatar a puntos con el penúltimo clasificado, el Novara. La llegada del técnico Alexander Petrovic y de fichajes como el uruguayo Faotto y el albanés Boriçi dio un impulso al cuadro capitalino, que completó un buen año con una quinta posición final, gracias también a un Piola que volvió a sus guarismos y con 18 tantos fue de los mejores jugadores de la liga.
La última temporada del artillero de Robbio en el Lazio fue la 42-43, y no pudo despedirse con mejor sabor de boca. Firmó 21 goles en Serie A, logró su segundo trofeo de máximo goleador liguero y se marchó para siempre con unos números para la historia: 227 partidos y 143 goles.
La II Guerra Mundial canceló la competición, y tras servir en el frente, jugó con el Torino un torneo no oficial (Campeonato Alta Italia) en el que perforó las redes contrarias en 27 ocasiones. Del Toro pasó al otro equipo de la ciudad, la Juventus en el que permanece dos campañas compartiendo vestuario con Sentimenti IV, Rava, Muccinelli o Boniperti. Sin embargo y a pesar de no dejar de marcar goles el equipo bianconeri es incapaz de competir con el eterno rival y queda segundo en Liga a diez puntos del Torino.
Corría el año 1947 y el delantero contaba ya con 34 años. El final de su carrera estaba cerca. Tuvo varias ofertas, pero dio el sí a un equipo humilde que militaba en Serie B, el Novara. Con su experiencia y su olfato de gol, el equipo regresó a la élite del fútbol transalpino en 1948. Piola vivió una segunda juventud: 15, 19 y 18 goles en tres de las cuatro siguientes campañas en Serie A. El equipo cumplió el objetivo de quedarse en la categoría e incluso tuvo años excelentes, como en 1952, cuando terminan octavos. Piola colgó las botas en el conjunto del Piamonte dos temporadas después, en 1954, tras jugar solo nueve partidos de liga, en los que marcó cinco goles. Tenía entonces 41 años y se retiró como el futbolista más vidjo en jugar en Serie A y en lograr anotar un tanto, aunque dichos récords fueron superados décadas más tarde por Zoff y Costacurta.
Con la selección italiana fue internacional en 34 ocasiones y marcó 30 goles. Llegó al equipo dirigido por Pozzo unos meses después del campeonato del mundo de 1934 que Italia organizó y ganó. Debutó en un choque de la Copa Internacional de la Europa Central 1933-1935 ante Austria. Y marcó los dos goles del triunfo. A continuación también jugó el partido de esa competición frente a Checoslovaquia en Praga. A pesar de la derrota, Italia conquistó el trofeo por delante de Austria y Hungría, ambos a dos puntos de distancia.
En 1936 comenzó una nueva edición del torneo que reunía a las mejores selecciones centroeuropeas. Piola se convirtió en indiscutible para Pozzo. Los transalpinos doblegaron a Suiza en dos ocasiones y a Checoslovaquia en su territorio, con el delantero de Robbio como máxima figura: consiguió cinco goles. Italia estaba cerca de dar caza a Hungría cuando la copa se canceló debido a la anexión de Austria por la Alemania nazi.
Ya en 1938, con el Mundial de Francia a la vuelta de la esquina, el combinado italiano concertó varios duelos amistosos de preparación para el gran evento. Italia derrotó a Bélgica con un contundente 6-1, con triplete de Piola, y a Yugoslavia por 4-0 en Génova con otro tanto del artillero del Lazio. El equipo estaba preparado para viajar a tierras francesas, donde lucharía por repetir el título mundial alcanzado cuatro años antes.
El sorteo de la FIFA les deparó como primer rival Noruega, un equipo que en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 ya creó muchos más problemas de los previstos. Piola, fijo en los esquemas de Pozzo, compartió delantera aquel día con Pasinati, Meazza, Giovanni Ferrari y Pietro Ferraris. Y de nuevo Noruega supo cómo jugar a Italia. Al finalizar los 90 minutos, el empate campeaba el marcador y tuvo que ser Piola quien en la prórroga batiese a Johansen y diese a su escuadra el pase a la siguiente ronda. En cuartos de final estaba enfrente el equipo anfitrión. Con un estadio Colombes a rebosar, Francia se adelantó en el marcador, pero después de la igualada de Colaussi apareció de nuevo Piola. El ariete destrozó las ilusiones locales en la segunda mitad con un fabuloso doblete. Cuatro días después, Italia jugó la semifinal frente a un Brasil sin Leonidas. Los jugadores de Pozzo se impusieron por 2-1 tras un penalti de Meazza y alcanzaron otra vez la final. Su adversario fue un cuadro húngaro con Sarosi y Zsengeller. Italia se puso en ventaja y los húngaros empataron pronto. Piola hizo acto de presencia y marcó ante Szabó. Y Colaussi logró su segunda diana para que Italia se fuese 1-3 al intermedio. El capitán húngaro, Sarosi, le dio emoción al choque, pero Piola, que de esta forma culminaba un mundial extraordinario, sentenció la final tras enviar a la red un preciso centro de Biavati. Italia revalidó el título y Piola acabó como máximo goleador del equipo y en el once ideal del torneo.
Italia paseó su corona los meses siguientes en varios amistosos previos al estallido de la II Guerra Mundial. Entre esos duelos destacó el que les enfrentó a Alemania en Florencia, donde Piola marcó un doblete, o el de Inglaterra en San Siro, que concluyó empate a dos y con el capocannoniere firmando un tanto con la mano 47 años antes de que lo hiciese Maradona en México. El conflicto bélico evitó que la carrera internacional de Piola fuese más extensa, aunque tras la guerra aún disputó cuatro partidos más. Se despidió definitivamente el 18 de mayo de 1952 en un encuentro ante Inglaterra (1-1).
Además, Piola también formó parte en una ocasión de una selección europea. Concretamente, tras el Mundial de Francia, un equipo entrenado por Pozzo y con Rava, Andreolo, Aston, Braine, Zsengeller o Brustad en el once, se vio las caras con Inglaterra con motivo del 75 aniversario de la federación inglesa. El partido tuvo como sede Highbury y acabó con victoria local por 3-0.
Tras retirarse entrenó por un breve espacio de tiempo al Cagliari y a la selección sub-21 transalpina. También fue preparador físico en la selección italiana unos meses entre 1953 y 1954, hasta que se retiró a vivir a su casa de Vercelli. Falleció a los 83 años el 4 de octubre de 1996 en Gattinara. En la actualidad, los estadios del Novara y el Pro Vercelli llevan su nombre.
* Alberto Cosín.
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