"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
Day 30
El debate, doble o nada al único debate. Eso y los golpes de efecto dignos de explosión nuclear, lanzados a la desesperada durante los últimos días. Hoy, los candidatos aprovechan el descanso generado gracias a la validación de firmas como si se tratara de un par de etapas llanas entre Pirineos y Alpes. Bartomeu no asistió al primer debate en Vic, quizá para ratificar su inamovible patrón de conducta: solo aceptará un careo y será en TV3, donde ha presionado para que se realice cuanto más lejos del 18 de julio, mejor. Y lo ha conseguido: martes, 14. No minimicemos su poder: lo tiene y lo usa. De paso, comunicado para anunciar que no quiere convertir las elecciones en un “espectáculo mediático”. En lenguaje de calle, serán subalternos quienes acudan a los restantes. Menuda manera de pervertir el lenguaje: show donde debería entenderse obligación democrática de informar a los socios sobre los programas previstos por cada cual, debatirlos y generar reflexiones, sensaciones y todo cuanto una exposición pública de este formato procura. Fieles a la doctrina de su mentor Núñez no pisarán terreno que no dominen, no sea que les pase como a Bassat en 2003, cuando quedó meridianamente claro ante el espectador que lo suyo podía ser la publicidad, pero nunca la pasión y el conocimiento por el Barça. Imposible provocar un escándalo en este aletargado barcelonismo, en su mayoría, por lo visto y comprobado, incapaz de ir más allá de dos palabras mágicas: triplete y tridente. De ahí no los sacas, para desesperación de quienes intuyen que el club se irá al garete caso de extender talón en blanco de seis años a este grupo salvaje digno de Peckinpah. 34 más 7 por Turan, igual a su cláusula de rescisión. Excusa, que Luis Enrique aprieta, aunque el míster no abra la boca en público pese a estar en Barcelona. Escapatoria, devolverlo al portador si no ganan. De orates.
Atención al bando Laporta, un tanto sorprendido por cómo mueven los resortes del poder desde la trinchera Bartomeu. No son tan débiles o zopencos como parecían, no. Al expresidente, que sigue improvisando conforme avanza, fiel a su idiosincrasia, le quedan trece días para lanzar tres bombas, tres, con la obligación de dar en el objetivo y causar estragos. También, sin tanta notoriedad, ofrecerá alguna cabeza para satisfacer a cuantos protestan en su espectro cercano de complicidades, aquellos que deploran ese empecinamiento en seguir igual, confiando en los mismos que facilitaron la moción de censura superada por los pelos y por… Guardiola, finalmente. Estiman que Bartomeu ha quemado su último cartucho con Arda Turan. Por tanto, ellos lanzarán su Enola Gay en misión escalonada para alcanzar tres objetivos y lograr un vuelco en las apuestas. Tres pepinos que ríanse los lectores de tridentes y tripletes. No nos hacemos los interesantes, todo a su debido tiempo y sin traicionar el off the record, aunque seamos los últimos periodistas en practicarlo.
En cualquier lugar mínimamente serio, la denuncia de Farré sobre compraventa de firmas provocaría el consiguiente terremoto. No es de recibo ni comerciar con el censo de socios ni comprar papeletas firmadas sin conocer su destino final, seguramente a cambio de 20 euros primero, 40 cuando avanzaba la desesperación y se acababa el tiempo. Pero da lo mismo. No investigarán para no pisar callos amigos, ni tampoco lo hará un cuarto poder tan debilitado que resulta ya irreconocible. Mañana, más.
*Frederic Porta es periodista y escritor.
– Foto: Mundo Deportivo
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