"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
Firmas / Martí Perarnau / Bayern Múnich / Fútbol / Alemania
El rasgo principal del Bayern en el segundo año de Pep Guardiola es el defensivo. Pep ha ganado su segunda Bundesliga consecutiva habiendo encajado solo 13 goles en 30 partidos, con un ratio totalmente fuera de serie: 0,43 goles recibidos por partido. Manuel Neuer recoge un balón del interior de su portería cada 207 minutos… Esto supone prácticamente la mitad del porcentaje histórico de Guardiola en sus cuatro años al frente del Barça (0,74 goles por partido) y también en su primera temporada en Múnich (0,78).
La causa de esta solidez defensiva reside fundamentalmente en la organización, dado que sus defensas han sido los más castigados por las lesiones: los nueve hombres de la línea de atrás acumulan 702 días de lesiones, casi todas traumáticas, en la temporada, a 80 días por cabeza. Javi Martínez con 255 días y David Alaba con 120 han sido los más perjudicados; Juan Bernat con dos días de baja y Dante, sin lesión, los únicos que han resistido siempre. Como promedio, Guardiola no ha dispuesto de más de cinco defensas sanos en cada encuentro, lo que le ha obligado a perfeccionar la organización colectiva.
Después de una primera temporada en la que pulsó el potencial físico de Boateng, el olfato táctico de Rafinha y la deslumbrante polivalencia de Alaba, el entrenador de Santpedor escogió como línea básica de juego la defensa con tres centrales, siendo Javi Martínez el elegido para liderarla. Duró media hora. Justo el tiempo para que la rodilla de Javi quedara hecha trizas en Dortmund. Llegó como sustituto el marroquí Benatia, que figuraba en la primera plaza del scouting muniqués por si hacía falta un fichaje, pero tampoco ha sido ajeno a las lesiones, en su caso molestias musculares nunca graves pero que han interrumpido su adaptación. Durante varios meses, solo ha tenido cuatro defensas y ha tenido que alinearlos sin cesar: Rafinha, Boateng, Dante y Bernat.
Para compensar esta debilidad manifiesta, Guardiola ha duplicado el trabajo defensivo en los entrenamientos. Ha perdido un poco de punch en el ataque, pues en su primera temporada promedió 2,67 goles favor por partido y en la liga conquistada este fin de semana ha descendido a 2,57. Pero su gran mejora es la defensiva: en la Bundesliga anterior encajó 0,67 goles por encuentro y en la actual lo ha mejorado hasta el mencionado 0,43. Los 13 goles encajados en treinta partidos suponen un récord histórico en el campeonato alemán.
“A mí me gusta mucho la defensa”, dice Pep cuando le preguntas por este porcentaje inaudito que se ha basado nada menos que en 21 partidos de liga sin recibir ni un solo gol, récord absoluto en Alemania. Mientras entrenó al Barça, Guardiola se ocupó mucho de la solidez defensiva, beneficiado por la altísima calidad de sus principales estandartes: Puyol y Márquez al principio, Piqué ascendido pronto de grumete a almirante, Abidal reconvertido en central-lateral, Alves excelente en sus apoyos en banda derecha aunque desconcertante tácticamente, y Mascherano, el último corrector. En el Bayern todavía no ha podido construir un entramado fijo a causa de las constantes lesiones, que incluso le obligaron en cierta ocasión a alinear a cuatro laterales al mismo tiempo. Pero lo ha suplido con organización y coberturas.
Podríamos decir que hoy Pep es mejor entrenador defensivo que nunca. Por los datos, que son contundentes: su mejor temporada defensiva en el Barça, la 2010-2011, se cerró encajando 0,55 goles por partido liguero, 21 en 38 partidos. En el Bayern ha superado el registro, con el mencionado 0,43. El trabajo de coberturas, la defensa de las acciones a balón parado y la incorporación de Xabi Alonso a la organización defensiva son algunas de las razones de este buen resultado.
Para los aficionados barcelonistas que identifican a Guardiola siempre con el juego ofensivo, quizás esta vocación y solidez defensiva que está mostrando en el Bayern pueda resultar inesperada o chocante. En realidad es fruto de las circunstancias y la demoledora secuencia de lesiones traumáticas padecida, y que aún sigue arrastrando. ¿Influirá esta realidad en su planteamiento contra el Barça? Parece bastante probable, baste recordar que en su visita a Ucrania para enfrentarse al Shakhtar en octavos de final puso en marcha toda su fortaleza defensiva para asegurarse de no encajar gol (como ocurrió, 0-0). En Oporto, en cuartos, no hubo manera de comprobar si su planteamiento era similar dados los errores individuales cometidos por Alonso, Dante y Boateng, que rompieron cualquier expectativa.
Los precedentes de la temporada nos inducirían a pensar que el Guardiola más sólido y defensivo de su historia como entrenador llegará al Camp Nou de los demoledores Messí, Suárez y Neymar redoblando la protección de la portería de Neuer.
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