La personalidad de un equipo es la suma de las diferentes personalidades de sus componentes. Es evidente que el peso específico del entrenador es mucho mayor que el de un jugador secundario en la plantilla, pero, al fin y al cabo, todos ellos influyen de alguna forma.
Que el Barça es un equipo diferente con Mascherano que con Busquets es una evidencia. Sin entrar en paradigmas personales sobre gustos futbolísticos, el análisis es indudable.
Me gusta comparar estos dos jugadores con dos coches que uno puede tener en su garaje. Mascherano sería un Aston Martin rojo. Deslumbrante derroche de potencia, velocidad y honestidad de servicio. Siempre innegociable ante cualquier exigencia y siempre ofreciendo una respuesta óptima sea cual sea la frecuencia con la que lo usamos. Es inevitable quedar prendado de él por todo lo que ofrece y representa.
Por contra, Busquets sería el buen coche que uno decide comprar aun siendo un poco desconocido de inicio. Una apuesta por unas prestaciones correctas y a un magnífico precio. El mismo coche que, día a día, te va sorprendiendo con una nueva virtud oculta para nuestros primerizos ojos y que te acaba presentando su verdadera carta de presentación poco a poco y como por arte de mágia. Si con Mascherano uno acaba prendado por su amplitud de prestaciones, con Busquets uno acaba futbolísticamente entregado a él. Eso es lo que pasó en su ascenso al primer equipo y en sus inicios con la selección.
Me enfrenté a Busquets en el año 2009. Con Pep Guardiola en el banquillo y justo antes de que diera el salto al primer equipo para iniciar la mejor etapa que el Barça ha vivido en su historia hasta el día de hoy. Nos emparejábamo,s ya que yo jugué de mediapunta ese día. Viendo sus primeros minutos pensé que era un día ideal para encontrar espacios y poder recibir en zonas intermedias, ya que sus características no me parecían deslumbrantes. Sin duda, cometí un error grave.
Yo intentaba buscar zonas de recepción. Extrañamente, él siempre estaba allí medio segundo antes que yo. Cuando conseguía recibir y girar, sus largas piernas impedían que pudiera irme en el uno contra uno. En la salida de balón les dejaba metros para que jugaran con él e iba a la presión fuerte para robar, pero siempre jugaba de primeras o la pisaba y escondía. ¡Ni una pérdida! ¡Ni una muestra de nerviosismo a pesar de su juventud y el contexto del partido!
No sé que pensamientos iniciales pasarían por la cabeza tácticamente rica y privilegiada de Pep Guardiola, pero estoy convencido que le ocurrió exactamente lo mismo. Acabó enamorado y entregado a Busquets.
Así pues, creo que para entender las diferencias del equipo en función de si es uno o el otro quien ocupa la posición de pivote defensivo, es básico proseguir con una comparación directa entre ellos.
– Estadísticas defensivas en la Liga BBVA 2014/2015:
– Estadísticas de juego aéreo en Liga BBVA 2014/2015:
Me detengo especialmente en este punto, ya que creo que es fundamental.
Si equiparamos las estadísticas de balones perdidos por partido entre Busquets y Mascherano (en sus partidos como pivote defensivo), vemos que la diferencia es menor de la que pudiéramos imaginar. Pero en mi opinión, este hecho no significa nada por sí solo.
Un jugador puede perder pocos balones jugando con esta finalidad (aspecto táctico importante, sin duda), pero realmente dota al equipo de un valor añadido impagable si, además de ello, le brinda al equipo el hecho de ofrecerse siempre, aunque la salida esté ahogada por la presión rival. Y justo aquí es donde Busquets es único.
– A favor: tiene una intuición especial para saber dónde caerá la jugada (creo que es el mejor de Europa en esto). Pocas pérdidas, pero a la vez siempre se ofrece. Y mira antes de recibir.
– En contra: su alta autoconfianza hace que, en alguna ocasión, se confíe demasiado en salida de balón. Necesita continuidad.
– A favor: más punch en defensa, es muy bueno en anticipación, tiene un gran cambio de orientación, es comunicativo y domina la vigilancia defensiva.
– En contra: le cuesta mirar antes de recibir y no desbloquea al equipo en situaciones límite de salida. Demasiados toques ocasionales.
De la misma manera que Luis Enrique dijo un día que “son dos pivotes de perfiles diferentes”, el equipo es diferente si es uno u otro quien ocupa la posición en el campo.
Busquets guarda la posición, socorre a los defensas en la salida de balón y desconecta con un toque las líneas de presión. Con Mascherano, el Barça es mucho más largo e invita al intercambio de golpes con el rival; hace de la intensidad y la anticipación una virtud; se identifica más con el desplazamiento en largo. Su capacidad física, añadida a su adaptación de los últimos años a la posición de central, hace que tenga tendencia a ir demasiado a la banda (a las ayudas) y se aproxime demasiado a la defensa.
Que cada uno saque sus conclusiones. La mía, considerando a Mascherano un gran jugador y excelente recambio, es que sin Busquets hay un vacío y el equipo pierde un poco de pausa, riqueza e intuición innata y es un poco más vulnerable.
* Álex Delmàs es exfutbolista y analista.
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– Foto: FC Barcelona
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