"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
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La convocatoria de Bojan Krkic con la selección española, en un claro ejemplo de que en España se quiere todo antes de tiempo, trajo un gran revuelo. Su convocatoria se debió únicamente a que Serbia estaba intentando convocarle para que fuera un estandarte en una selección que, pese a ser inferior a la española por historia y resultados, había dejado a los nuestros casi sin Mundial en 2006 –España acabó segunda de grupo y se clasificó en la repesca–. Bojan debutó en 2008 ante Armenia y tras finalizar su debut, la presión pudo con él. Pudo con él porque se le llegó a comparar con Messi y las comparaciones en el fútbol son odiosas. No ha vuelto más.
Del ostracismo y casi olvido de Bojan, en Francia hemos pasado a Nabil Fekir. En apenas siete años, Francia ha tenido que ir contracorriente en otro caso de jugador joven que tiene un futuro por delante espectacular. El joven, nacido en Lyon hace 21 años, pero también con nacionalidad argelina, está cuajando una temporada inimaginable en verano. La temporada pasada, pese a que tuvo sus minutos, apenas gozó de protagonismo. La marcha de Gomis, las continuas lesiones de Yattara y Gourcuff y el flojo rendimiento de N’Jie auparon a Fekir a una titularidad de la que nadie le puede mover a día de hoy. Este espectacular rendimiento y sus consiguientes participaciones con las selecciones inferiores francesas abrieron el debate. ¿Debía Francia atar a un diamante bruto antes de que Argelia se le anticipase?
Argelia fue la primera en golpear. Su independencia y su demoledora guerra contra el imperio colonial francés todavía sigue en mente de muchos argelinos, quienes tampoco perdonan los malos tratos que reciben día a día varios de sus compatriotas en Francia. El racismo sigue imperando en el país de la libertad, y aunque con Hollande se ha erradicado en parte la xenofobia y las discriminaciones raciales, todavía siguen siendo noticia africanos por acoso o por malos tratos. Polémicas aparte, Argelia convocó a Fekir para disputar dos partidos amistosos. Fekir tenía ante sí el tiempo en contra. O elegía a Argelia, lo que significaba que nunca más podría jugar con el país en el que ha crecido, o escogía a Francia, algo que podía ser considerado traición en el país norteafricano. En una semana que mantuvo en vilo a la prensa francesa, Fekir finalmente decidió rechazar a Argelia para encomendarse con la selección francesa, en la que jugó su ídolo, Zidane, también de raíces argelinas. Ante Brasil, Fekir puede debutar con la selección francesa absoluta. Cosas del destino han querido también que Fekir sea comparado por su prodigiosa zurda y su facilidad a la hora de desbordar con Leo Messi.
Fekir ha demostrado ser un jugador completamente capacitado para jugar con la selección entrenada por Didier Deschamps. Los problemas, como en su día le pasaron factura a Bojan –aunque nunca tuvo los números en el Barcelona de Fekir en el Lyon o no fue indiscutible para el equipo catalán–, pueden llegar ahora. El Lyon se juega la Ligue 1 y necesita la mejor versión de Fekir. La Eurocopa de 2016 se acerca y Francia está más que obligada a ganarla. Si supera ambas pruebas, podríamos estar hablando no ya de uno de los jugadores más prometedores del fútbol europeo, sino de un líder que quiere adentrarse en la élite del fútbol mundial.
* Andrés Onrubia.
– Foto: AFP
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