"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu
La Europa devastada por el mayor conflicto armado nunca vivido despertaba cada día con el horizonte aún gris después de tanta vidas pérdidas. Los habitantes de las ciudades más afectadas sufrían, tras la firma de la supuesta paz, la posguerra más cruel y devastadora que la propia guerra en sí. Los recursos escaseaban y las naciones debían levantarse por sus propios medios. Al borde del Telón de acero se levantaba una de las naciones que Hitler se había anexionado en el desarrollo de su política expansionista: la actual República Checa. Su capital, Praga, vio nacer en 1947 a un joven muchacho que sería apadrinado por otro país.
Zdeněk Zeman es hijo de un médico y de un ama de casa. Dentro del dramático panorama imperante en el continente europeo, la familia de Zeman no pasó demasiados apuros económicos. Conforme el pequeño de la casa crecía, su pasión por el balón aumentaba. Pocas veces se dejó llevar por las corrientes políticas e influencias que la zona recibía por su cercanía al bloque soviético. Desde muy pequeño, la pasión del checo estuvo orientada hacia la república italiana. Cestmír Vycpálek fue un antiguo jugador y técnico de la Juventus de Turín e ídolo de Zeman desde su más tierna infancia. Buena parte de su pasión italiana se adentró en él viendo jugar a su compatriota. Tarde o temprano, Italia sería su destino.
Con poco más de 20 años, y aprovechando que un familiar suyo residía en Palermo, realizó su primer viaje a Italia. Comenzó a entrenar muy pronto a equipos de divisiones muy bajas, como el Cinisi, el Bacigalupo, el Misilmeri o Esacalza. La mayor formación como entrenador la comenzó a obtener en el año 1974, cuando consiguió dirigir al equipo B del Palermo. Estuvo en el filial del club insular durante casi diez años para posteriormente conseguir un graduado en la escuela del deporte de Palermo y la acreditación necesaria para entrenar a cualquier club de fútbol.
Su periplo como entrenador con título acreditativo le hizo recorrer algunos clubes de perfil medio bajo hasta llegar a debutar en la Serie A. Entrenó a clubes como el Licata Calcio, la US Foggia, el Parma, el Messina y, de nuevo, el Foggia. Pese a que en su primera etapa había fracasado, Zeman logró sacar el máximo de jugadores desconocidos para protagonizar uno de los ascensos meteóricos más sonados. Jugadores como Giuseppe Signori y Francesco Baiano, entre otros, fueron testigos de cómo el técnico checo sacó el máximo de una plantilla, a priori, escasa técnicamente. El Foggia pasó desde la C1 a la Serie A, donde Zeman debutó como técnico. El éxito y la fama como entrenador no llegó solo por esa ascensión, sino por el rendimiento que el Foggia mostró en la cúspide del calcio.
Con un fútbol bastante ofensivo y atrevido para lo que se podía ver en Italia en esos años, el equipo entrenado por Zeman consiguió disputar competición europea durante varias temporadas, hecho que provocó el interés de clubes de un nivel superior. La SS Lazio contrató al entrenador checo con la intención de que la llevara al Scudetto. Poco tiempo estuvo en el club romano, ya que a la siguiente temporada volvió a cambiar de equipo, que no de ciudad. La Roma fue su nueva casa, pese a la polémica que suscitó el pase del Lazio a su mayor rival. Una temporada después, Zeman realizó una duras declaraciones contra el fútbol que había encumbrado su carrera. Declaró que en el fútbol italiano se suministraron fármacos en dosis peligrosas a algunos jugadores y clubes, poniendo nombres y apellidos a algunos de ellos, como fueron Vialli y Del Piero.
Sin poder cumplir las expectativas con la Roma, y tras la gran polémica levantada con sus acusaciones de dopaje, abandonó Italia para probar suerte en una de sus escasas aventuras fuera del país transalpino. Atravesó una dura etapa de malos resultados en sus equipos, entre los cuales podemos encontrar el Fenerbahçe, el Napoli, el Salernitana, Avellino, Lecce, Brescia, de nuevo Lecce, una nueva aventura fuera de Italia en el Estrella Roja de Belgrado y el Foggia. Los múltiples fracasos en sus equipos provocaron una gran dificultad para encontrar algún sitio en clubes de primer nivel, por lo que el técnico checo decidió fichar por el Pescara, club, que por aquel entonces militaba en la Serie B. Consiguió el ascenso a la Serie A contando con jugadores que actualmente son de primer nivel como Verratti, Ciro Immobile o Lorenzo Insigne.
Su gran campaña con el Pescara le dio otra oportunidad (su segunda etapa) como técnico de la Roma. Salió del club de la loba sin pena ni gloria tras una derrota en casa ante el Cagliari, club que sería su nueva casa y que lo es en la actualidad.
Su fichaje por el club rossoblù tenía como principal objetivo evitar el descenso en la temporada entrante. Pese a conseguir algunas victorias contundentes y de gran autoridad, como el 1-4 ante el Inter de Milán en el Giuseppe Meazza, el objetivo de eludir el descenso no parecía satisfecho, al menos así lo creyó el presidente del Cagliari. Gianfranco Zola se hizo cargo del club sustituyendo al destituido Zeman. El exjugador del Chelsea regresó al club después de ser su capitán hace nueve años. El nerviosismo parecía haberse apoderado de los directivos del club, ya que Gianfranco Zola trabajó con la presión de ser una de sus primeras aventuras como técnico y de cambiar el estilo de juego. Pese a mejorar los números defensivos, Zola acusó la falta de goles y cerró su primera etapa como entrenador con tan solo diez partidos disputados.
La destitución de Zola significó, pese a lo que pueda parecer, la llegada de Zeman de nuevo. El checo, mientras Zola se mantuvo como entrenador del club, siguió en nómina, por lo que su vuelta no fue un trámite demasiado complicado. La locura de apostar por un estilo de juego distinto a todo lo habitual en el calcio es uno de los atractivos de la contratación de Zeman. Lo que se buscaba con su nueva contratación son los goles que la etapa Zola no llegó a encontrar.
Zeman es un entrenador que refleja su carácter vital en el campo. No concibe el fútbol resultadista y aburrido. Cree que el mejor estilo de juego es el que ofrece espectáculo y goles, y es ese mismo modelo de juego su estandarte para conseguir la victoria en cada encuentro. No es un amante del toque y la posesión, pero tampoco es un apasionado de hacer daño al contragolpe. En este sentido es un técnico camaleónico, ya que apuesta en cada partido por el estilo de juego que más espectáculo pueda ofrecer. Los factores que determinan su elección pueden resumirse en equipo rival y disponibilidad en la plantilla. Pocas veces tiene en cuenta contextos como la clasificación o la racha del rival. Es un apasionado de sus propias ideas y las lleva hasta sus últimas consecuencias.
Por encima de todo, los equipos de Zeman suelen adoptar el sistema táctico basado en el 4-3-3, algo bastante inusual en el fútbol italiano actual. El fútbol holandés de la década de los sesenta y setenta fue una gran influencia para el entrenador checo. Sus planteamientos están basados en las ideas de Rinus Michels. Ha amoldado su propio fútbol total. Actitud ofensiva por naturaleza, marcaje zonal en casi todas las jugadas paradas y jugar con fuego con la táctica del fuera de juego son algunas de las principales características de las ideas plasmadas en el campo. Tras el gran problema anotador de la etapa Zola en Cagliari, la vuelta de Zeman respondió a la premisa de los goles anotados y el espectáculo ofrecido. Los directivos del club rossoblù prefirieron sufrir dando espectáculo y emoción a sus aficionados.
Sus acciones ofensivas se desarrollan, habitualmente, por las bandas. Aprovecha la presencia de hasta cuatro hombres, si tenemos en cuenta la tendencia atacante de los laterales. Los interiores se dejan ver en posiciones cercanas a su banda natural y combinan con los laterales en incorporación desde atrás. Esto armoniza perfectamente con la interiorización de los extremos, que pasan a actuar por dentro y poblar los carriles centrales para la transición central de la posesión desde la banda. Estos riesgos ofensivos son cubiertos por el trabajo del mediocentro posicional, al cual se le pueden observar escasas incorporaciones atacantes desde atrás.
La línea defensiva se aleja bastantes metros de su portería y está casi siempre más cerca del centro del campo que de la media luna de su propia área. Esta colocación es un riesgo muy grande, ya que se abre la posibilidad a desmarques a la espalda del rival si no se tira bien la línea del fuera de juego. La presión ofensiva también es una característica fundamental de los equipos de Zeman. Gran parte de los hombres sobre el campo se posicionan en el terreno de juego rival para intentar robar con pocos espacios por delante o recuperar rápidamente la posesión cerrando las posibilidades de salida al contrario.
Sus ideas son inamovibles. El fútbol que desarrolla ha evolucionado hasta su máximo exponente. Los partidos con Zeman dirigiendo a alguno de los dos conjuntos raramente se resolverán con un 0-0. Los goles, tanto en contra como a favor, están casi asegurados en cada cita. Un estilo de juego forjado con la experiencia de un fútbol donde siempre ha querido aportar su granito de originalidad. La salvación del Cagliari, en su segunda etapa en una misma temporada, depende del rendimiento del equipo, aspecto que no es seguro. Lo que es innegociable es que el espectáculo, en el Sant’Elia, está asegurado.
* Christian Sánchez.
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