El pasado lunes, el F. C. Barcelona comunicó que había decidido rescindir el contrato de Eusebio Sacristán como técnico del Barça B. Junto a él también fue despedido Carlos Hugo, segundo entrenador, aunque continuará el resto del equipo técnico: Gabri García (ayudante de entrenador), Antonio Gómez (preparador físico), Carlos Busquets (entrenador de porteros) y Javi Molina (analista técnico).
Curiosamente, aunque el técnico vallisoletano siempre ha sido acusado de carecer de aptitudes como formador, no ha sido el nulo progreso de sus jugadores lo que le ha condenado, sino los resultados del equipo. La gota que colmó el vaso fue la derrota del pasado sábado frente al Zaragoza, que supuso el duodécimo partido perdido de los 24 disputados hasta el momento y que dejaba al filial con 26 puntos, a dos de los puestos de descenso.
Eusebio llegó al Barça B en 2011 para sustituir a Luis Enrique, al que muchos aficionados aún etiquetan como el mejor entrenador del filial. No fue sencillo lidiar con eso y convencer al público del Mini Estadi. Mientras Lucho era un hombre de carácter y competitivo hasta el extremo con el que la afición conectó rápido, al vallisoletano se le criticó desde el principio por su parsimonia, así como por un déficit de ambición y una mentalidad perdedora y conformista.
Aunque los resultados acompañaron en la clasificación (en la temporada 2011/2012 el Barça B quedó en una cómoda octava posición y en la 2012/2013 fue noveno clasificado, con solo dos puntos menos que el curso anterior), lo cierto es que las dos primeras campañas del técnico al cargo del equipo no fueron demasiado positivas por lo que respecta a las sensaciones a nivel futbolístico. No logró implantar esa identidad futbolística a la que el aficionado del Mini Estadi estaba acostumbrado antes de su llegada. El equipo ganaba y sobrevivía gracias al talento individual de sus futbolistas, aunque estos tampoco parecían estar siguiendo las fases de formación adecuadas.
Contra todo pronóstico, Eusebio inició una tercera temporada que apuntaba más que nunca al sufrimiento, debido a la pérdida de los futbolistas clave para el equipo (Deulofeu, Rafinha o Sergi Roberto) y a una plantilla renovada. Muchos esperaban a un equipo conviviendo a diario con el descenso, pero la realidad fue muy distinta. Aunque el Barça B concluyó el año 2013 en la zona de descenso, con solo 23 puntos, el equipo jugó en aquella primera vuelta mejor de lo que lo había hecho hasta el momento, con un plan y un juego reconocibles incluso en los días malos. Si algo se le estaba criticando a Eusebio era su escasa confianza en los más jóvenes, pero a principios de 2014 al vallisoletano no le quedó otra que encomendarse a algunos de los recién ascendidos del Juvenil para tratar de revertir la dinámica de resultados, y estos respondieron con creces. Los unos salvaron a los otros y viceversa. A partir de ese momento, el equipo se mostró mucho más sólido y encarriló una muy buena racha de resultados que lo catapultaron hasta el tercer puesto de la clasificación.
Así que la última renovación de Eusebio Sacristán no fue motivo de polémica entre los (escasos) asistentes al Mini Estadi, puesto que se intuía tras la buena clasificación en la campaña anterior.
De esta manera, el de La Seca encaró en agosto pasada su tercera temporada al mando del Barça B, con una plantilla más joven que nunca: apenas superaba los 19 años de media. Varió la política de fichajes y desaparecieron aquellos futbolistas conocidos como vertebradores, los jugadores ya formados que hasta entonces habían ayudado a completar plantillas y a dar un plus de competitividad al equipo. El pasado verano, ninguno de los fichajes superó los 20 años y el cuerpo técnico parecía haberse convencido de que la madurez no está en la edad, sino en la experiencia. Y esta la debían aportar los jóvenes con experiencia ya probada en la división de plata.
Pese a que la temporada se intuía complicada, también ilusionaba la abrumadora materia prima que había en las filas del equipo y esa juventud casi insultante. Sin embargo, en estos meses, Eusebio y sus ayudantes no han logrado mezclar bien en el césped a tanto talento joven. El Barça B es ahora mismo un equipo al que no se le vislumbran mecanismos ofensivos que asienten el juego ni controlen las transiciones: es un conjunto vulnerable en defensa, inofensivo en ataque y, sobre todo, hundido psicológicamente.
Más allá del juego, el panorama a nivel formativo no es diferente que en temporadas pasadas, y el proceso formativo de muchos de estos futbolistas está lejos de culminar, pero esta vez los resultados acompañan menos que nunca y han acabado con la paciencia de la directiva. En un año en el que, además, hay elecciones a la presidencia y no se puede dar un paso en falso ante los socios.
El elegido para sustituir a Eusebio es Jordi Vinyals, quien encarará su primera experiencia en Segunda División. Le acompañará Pep Muñoz, segundo entrenador del Juvenil A, equipo que venían dirigiendo desde hace dos temporadas y media.
En las últimas dos temporadas el Juvenil ha conquistado dos ligas y la última UEFA Youth League, pero esta campaña Vinyals deja al Juvenil A en una posición delicadísima: quinto a 17 puntos del líder, que es el Espanyol, y por detrás de equipos como el Mallorca o el Manacor, además de tener al Cornellà (sexto clasificado) pisándole los talones a un punto.
Los males del equipo están siendo muchos y variados, partiendo de una plantilla descompensada que se reforzó muy torpemente el verano pasado. Jordi Vinyals tuvo una primera temporada prometedora, pero este curso ha pecado de inmovilismo (algo imperdonable en un entrenador juvenil a quien todavía se le supone responsabilidad formativa), alineaciones por decreto y una importante carencia de ideas tácticas.
A pesar de que, jugador por jugador, el nivel del equipo es bueno y cuenta con futbolistas de calidad contrastada, muchos de ellos están viviendo esta temporada cierto estancamiento, seguramente desquiciados por la situación y por decisiones que no entienden. Sea como fuere, y a pesar de los problemas que pueda albergar la plantilla y su planificación, lo cierto es que el trabajo táctico de Vinyals no ha ayudado en absoluto. Ni para hacer funcionar al equipo en el terreno de juego ni para lograr el progreso de los diferentes futbolistas.
El catalán tiene problemas similares a los que tanto se le achacan a Eusebio. A saber: tiene dificultades para crear e implantar mecanismos de circulación o salida del balón, alinea a futbolistas poco válidos e inadecuados en según qué roles o toma decisiones contraproducentes con el fútbol que pretende instaurar. Ambos pecan de diseñar esquemas con laterales bajos y que desconectan a los interiores, creando dificultad en el avance de líneas ante la presión rival y, en consecuencia, implantando más un fútbol de contragolpe que no tiene dominio sobre el rival.
En la campaña pasada los problemas en el Juvenil A eran parecidos y jugaba de igual manera que esta, aunque conquistara la liga y la UEFA Youth League. Entonces resolvían las individualidades, pero al ser de menos nivel este año que el pasado, el proyecto ha caído por su propio peso.
¿Qué aportará Jordi Vinyals al Barça B? Para empezar, un carácter fuerte que contrasta con el del anterior técnico y experiencia probada entrenando a jóvenes, a los que tratará de sacar el máximo partido. Es cierto que se puede discutir si su temporada actual en el Juvenil A debería abrirle la puerta del Barça B, pero no es cuestionable que Vinyals es de los técnicos que mejor conocen a la plantilla del filial, ya que anteriormente ha dirigido a la mitad de los jugadores.
La situación en el Barça B es muy delicada y Vinyals, aunque sea de manera temporal, deberá revertirla antes de que el filial se vea abocado al descenso que podría ser fatal, máxime cuando el equipo en verano no podrá reforzarse. Y sin eso, salir de Segunda B se antoja una proeza muy improbable.
Como consecuencia de la destitución de Eusebio y el ascenso de Vinyals se han producido toda una serie de promociones en los banquillos del fútbol base.
El encargado de suplir a Vinyals en el Juvenil A será García Pimienta, que esta temporada entrenaba al Juvenil B en la liga nacional. García Pimienta se formó como futbolista ya en la cantera del club (llegó en 1986 para jugar en el Alevín B) y actualmente lleva 12 temporadas como entrenador del fútbol base. En el curso 2009/2010 ya dirigió al Juvenil A en División de Honor. En aquel equipo estaban algunos de los canteranos que hoy son parte de la primera plantilla, como Montoya o Bartra.
Su principal misión en este Juvenil A será recuperar la mejor versión y rendimiento de sus futbolistas y volver a hacerles jugar como un equipo. García Pimienta tomará decisiones y no le temblará el pulso a la hora de corregir actitudes y alterar alineaciones, pues el técnico catalán no se casa con nadie.
La dinámica del equipo es muy preocupante, y a nivel clasificatorio la conquista de liga ya es imposible. Su objetivo a este respecto será clasificar al Juvenil A para disputar la Copa del Rey (se clasifican los dos primeros y los dos mejores terceros entre los siete grupos de la División de Honor), ya que si no lo logra será la segunda vez en casi 40 años que el F. C. Barcelona no la dispute. Además, el equipo está clasificado para octavos de final de la UEFA Youth League, donde defiende el título.
El hueco que García Pimienta deja en el banquillo del Juvenil B no lo cubrirá Quique Álvarez, ya que su Cadete A, que adelantó al Espanyol hace dos jornadas, está luchando por la liga. El elegido ha sido Fran Artiga, quizá el técnico del club que mejor trabaja el juego posicional y más partido saca de sus futbolistas.
Actualmente, el Juvenil B es el tercer clasificado a siete puntos del líder, que es el Espanyol. El principal problema de este Juvenil de primer año es seguramente la falta de un ‘9’ de garantías, ya que no se supo suplir a Dani Olmo el pasado verano. Además, el equipo ha tenido un par de bajas sensibles y, como siempre, es la plantilla más joven de la categoría. Históricamente el Juvenil B siempre mejora en la segunda vuelta, así que, con este equipo y en estas manos, hay motivos para ser optimistas.
Fran Artiga deja al Cadete B como líder destacado a 15 puntos del segundo clasificado, siendo un equipo extremadamente competitivo y goleador. Su relevo en el banquillo lo ocupará Cristian Catena, promoción que supone el reconocimiento a su gran trabajo hecho con el Alevín C y un merecido salto del fútbol 7 al fútbol 11. Su alevín de primera división es líder con 16 victorias de 16 posibles y seis puntos de ventaja sobre el Cornellà.
Aún está por ver cuáles serán los efectos de todos estos movimientos en los banquillos del fútbol base culé, y tendremos tiempo para comprobar si esta decisión es la más adecuada o solamente otra consecuencia más de la dramática planificación deportiva.
* Sita Aguilera.
– Fotos: FC Barcelona – Valenti Enrich (Sport)
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