La copa de Barry Copa

por CHRISTIAN SANCHEZ el 9 febrero, 2015 • 0:56

1.- Costa de Marfil ganó a Ghana y se llevó su segunda Copa de África de Naciones en una final que estuvo marcada por el respeto deportivo. Sin embargo, bien pudo perder el partido antes de llegar a una tanda de penaltis de locura absoluta. La única emoción que tuvo el partido estuvo en los lanzamientos desde los 11 metros. Costa de Marfil volvió a ganar una final a Ghana sin marcar ni un solo tanto, en la tanda de penaltis y lanzando casi tantos como en la final de 1992: se lanzaron 21, tres menos que hace 23 años. Ghana mereció algo más, pero no concretó. Llegó a una final perdida en el punto de penalti tras dejar en casa a jugadores clave como Essien y Boateng y apostar por jugadores mucho más jóvenes. Por otro lado, la generación de oro de Costa de Marfil obtuvo su premio ante la ausencia ya de su mayor estrella: Didier Drogba.

2.- Renard continuó con el once titular que solo le había dado victorias. El equipo se organizó sobre un 5-3-2 que, con el balón, incorporaba a los carrileros al medio, lo que otorgaba gran profundidad al equipo. TiéNé y Aurier llegaban a línea de fondo y también se metían por el interior para crear superioridad. Todos los jugadores de banda eran móviles en ataque y realizaban movimientos de fuera adentro y viceversa. En el centro del campo, Serey Die y Yaya Touré se hicieron fuertes (el del City tuvo mayor influencia en ataque). Gervinho y Gradel formaron como extremos, pero pudimos verlos con total libertad de movimientos por todo el flanco de ataque, sobre todo al jugador de la Roma.

3.- Avram Grant formó con el sistema de juego que se esperaba, el 4-4-2 que tanto había rendido en los encuentros anteriores. La duda estaba en la punta de lanza. En los anteriores encuentros, las rotaciones habían sido constantes en esa zona del campo, por lo que cualquiera de los delanteros podría formar en el once titular de la final. El exentrenador del Chelsea se decidió por formar con Gyan y Appiah arriba y dejar en el banquillo a Jordan Ayew. Su hermano, Andre Ayew, y Atsu formaron en las bandas, donde la velocidad sería prioritaria para buscar los contragolpes cuando el contrario dejara espacios.

4.- La superioridad en las eliminatorias anteriores no se hizo notar al comienzo del encuentro. Ghana salió al terreno de juego con la cabeza puesta en otra parte: no consiguió controlar el balón y, cuando lo hacía, lo perdía con facilidad y otorgaba unas opciones muy claras de contragolpe peligroso a los marfileños. Le costó ubicarse en el terreno de juego, ya que en bastantes ocasiones se pudo ver un conjunto muy partido en el medio. La línea defensiva tuvo que hacer frente varios atacantes del rival sin la ayuda de los centrocampistas. Ni Wakaso ni Acquah marcaban bien a los jugadores rivales, y eso pudo costarle caro.

5.- El respeto fue la norma imperante durante todo el partido. El respeto y el miedo a perder. Los dos conjuntos conocían perfectamente las armas del contrario, por lo que decidieron esperar en su campo e intentar aprovechar las salidas veloces por las bandas atacando los espacios en la defensa del rival. Así las cosas, ninguno se lanzó de forma atrevida a por el otro. Es cierto que Ghana llevó el mínimo peso que tuvo el partido. Conforme fue avanzando el encuentro, los cuatro veces campeones de África fueron haciéndose dueños de la posesión y consiguieron trenzar algunas jugadas peligrosas que normalmente finalizaban con centro desde la banda. También se pudo ver bastante el recurso de los balones largos desde la defensa para encontrar el control de Gyan o Appiah y que aprovecharan la llegada desde atrás de sus compañeros.

6.- Pese a presentar un mejor plantel en cuanto a nombres, Costa de Marfil decepcionó. No consiguió trenzar casi ninguna jugada fluida en ataque y ninguno de sus mejores jugadores estuvo acertado a la hora de generar algo de peligro y dudas sobre el rival. Los laterales fueron entrando en juego muy poco a poco y acabaron siendo los mejores de un conjunto muy apagado y que pudo haber encajado algún gol durante el tiempo reglamentario. Aurier fue importante en la derecha, llegando con potencia para atacar los espacios a la espalda de Baba, pisando la línea de fondo y mostrando una gran capacidad de colgar balones peligrosos desde los costados. TiéNé tuvo menos influencia, pero sus constantes internadas por dentro y por fuera generaron algunas ocasiones de gol.

7.- Gervinho estaba llamado a ser la estrella del encuentro. El jugador romanista llegaba a la competición en un estado de forma espectacular y lo demostraba en cada carrera con balón, ganando casi todas las acciones a sus marcadores. De cara a puerta tenía acierto, pues marcó algún gol y sus conducciones eran letales para aprovechar los contragolpes con el rival muy adelantado. Además, su capacidad para posicionarse en el campo rival provocaba una constante vigilancia al extremo marfileño. No sería muy exagerado aseverar que debe ser el jugador que recoja el testigo de Drogba como jugador clave de su selección. Sin embargo, estuvo ausente durante toda la final, incluida la prórroga. Tampoco lanzó ningún penalti de la tanda, ya que fue sustituido. Fue la decepción del campeón.

8.- Los ataques de los dos equipos se basaron en los envíos desde las bandas. Pese a la gran cantidad de balones laterales lanzados, pocos encontraron un rematador claro. Era la forma de ataque más segura, la que menos gente requería incorporar a las zonas adelantadas. De ahí se que ambos equipos se beneficiasen de los espacios a la espalda de los laterales. Esa misión la explotó perfectamente Christian Atsu. El ghanés explotó, con su velocidad, los espacios que los marfileños dejaban en la banda. Sus constantes diagonales desde la derecha hacia dentro generaron ocasiones de peligro. La mejor ocasión del partido la provocó él mismo, en un zurdazo desde la frontal que se estrelló en el palo izquierdo de la portería de Barry Copa.

y 9.- El partido tenía un destino claro: la tanda de penaltis, lo que más juego y emoción presentó. Cuando Costa de Marfil, tras dos lanzamientos, no había logrado anotar ningún lanzamiento, Ghana se veía ya con su quinto título como campeón de África. Sin embargo, el penalti de Acquah fue parado por Barry Copa y la juventud de Acheampong se hizo visible tras su fallo. Tras los dos fallos de Ghana, todos los lanzamientos fueron anotados. Con una dramática lesión de Barry Copa de por medio, la tanda prosiguió con el portero marfileño tocado. Hasta que llegó el momento de la verdad. Los porteros debían lanzar su penalti y Barry detuvo el lanzamiento de su homólogo ghanés y se volvió a hacer daño. Minutos después, el portero de los elefantes golpeó con total tranquilidad un penalti perfecto que supuso la victoria para los marfileños. Un golpe de suerte, a modo de lesión del portero titular del torneo, le había dado la titularidad en la final. El destino le tenía guardado su momento de gloria.