"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
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1.- Todo empezó y terminó en Vela. Un jugador descomunal que se eleva con la pelota, que levita superando rivales y que es la punta de lanza del nuevo proyecto de Moyes. A él se ha abrazado el técnico escocés para marcar su suerte. Pleno de confianza el mexicano dio un recital mientras estuvo enchufado. La gasolina le duró 45 minutos, tiempo suficiente para haber decantado el derbi vasco. No lo hicieron los realistas y el Athletic resucitó en la segunda parte a partir del dominio de la pelota. Cuando Rico e Iturraspe tuvieron tiempo para levantar la cabeza, el partido se tiño de rojiblanco. La expulsión de Laporte fue el giro de guion que volvió a despertar a Vela. Los últimos ¡uy! fueron donostiarras.
2.- El inicio fulgurante de la Real Sociedad se explica desde las entrañas de ese equipo. Ahí gobierna con puño de hierro Markel Bergara, pulmón y escoba. Algo más: pulpo pescado directamente en la Concha. A partir de sus ayudas, de su compromiso y de sus robos crece un equipo que disfruta corriendo. Lo hizo mucho y bien por el carril izquierdo, donde Chory Castro y De la Bella descubrieron el primer agujero de la zaga rojiblanca. Sufría De Marcos ante las combinaciones en esa zona del campo, por la que también caía Vela, con libertad para moverse por donde quiera, como hacen los niños en el parque. A los tres minutos de partido, en la primera jugada elaborada de los realistas, el mexicano dejó claro su estado de gracia. Por sorpresa, apareció en el corazón del área para picar el balón a la red.
3.- Tras el gol no recularon los donostiarras. Se ahogaban con su presión los de Valverde, que no encontraban a Iturraspe y Rico por abajo, tampoco a Aduriz por arriba. En esa empresa no solo cuenta Moyes con Bergara, también con las ayudas de Xabi Prieto, el Chory Castro y sobre todo Granero, más comprometido en defensa. Al fin y al cabo en sus pies deben nacer los contragolpes realistas, el primer pase que supere líneas rivales. El vendaval donostiarra bien pudo llevarse por delante al Athletic en esos primeros 15 minutos, pero Finnbogason en una ocasión e Iraizoz en otras lo evitaron. A los rojiblancos solo les quedaba las salidas por las bandas, pero Susaeta o Muniain se encontraban demasiado aislados.
4.- Precisamente fue Susaeta el primero que probó a Zubikarai con un tiro lejano que se marchó por poco. La respuesta la dio Carlos Vela, con una conducción que fue atrayendo rivales hacia la banda mientras generaba el espacio por dentro para la incorporación de Carlos Martínez. Su preciso centro fue hasta la cabeza de Finnbogason, que no supo dirigir a gol. En Anoeta se acordaron de Agirretxe. El recital del mexicano siguió con un par de faltas provocadas en tres cuartos de campo. Corría el minuto 25 de partido y los dos centrales rojiblancos estaban ya lastrados con tarjeta amarilla. En esos minutos Vela se sabía un superhéroe y no le importó irse de frente contra el mundo.
5.- Cada arrancada suya sembraba el pánico entre la zaga rojiblanca, inoperante y dubitativa en exceso incluso antes de las amonestaciones. La agitación del mexicano reflejaba la iniciativa y también la contundencia del resto de compañeros que se imponían en todas las zonas del campo al Athletic. Cuando no lo hacían, como en ese esperpéntico intento de despeje de Zubikarai con los pies a un centro lateral, la fortuna les guiñaba un ojo. Aunque en el arco rival Iraizoz le seguía negando la puerta grande a Vela. Tanto perdonar le pudo costar caro a los donostiarras antes del descanso. Iñigo González se jugó una estúpida expulsión tras una entrada desmedida a Aduriz cuando el del Athletic ya había caído en fuera de juego.
6.- Lo mejor para el Athletic hasta entonces había sido el resultado, y el descanso se le hizo a corto a Valverde. Había muchas correcciones que hacer. Sus chicos lo entendieron todo a la primera. Ayudó también los dos pasos atrás dados por la Real Sociedad. Prefirieron replegarse los de Moyes tras su paso por los vestuarios y buscar los contragolpes que certificaran la victoria en el derbi. Mikel Rico e Iturraspe empezaron a controlar la pelota, a levantar la cabeza y a conectar con Susaeta y Muniain. Este último dio el primer aviso tras recoger un rechazo dentro del área que quiso ajustar en exceso a la escuadra. Se fue alto.
7.- Parecía cómoda la Real en su nuevo traje. Bergara se multiplicaba y Xabi Prieto y el Chory Castro achicaban espacios. De ellos salió un nuevo contragolpe que volvió demostrar el guante que tiene por pie el capitán donostiarra. Tras sajar la espalda de la defensa rojiblanca, el Chory Castro puso el esférico perfecto a Finnbogason. El islandés es hoy por hoy una de esas escopetas con las que es imposible conseguir el peluche para tu novia. Más atinado se mostró De Marcos para marcar el golazo que puso las tablas en el marcador. La incorporación desde atrás del polivalente ’10’ rojiblanco fue vista antes que nadie por Susaeta. El balón le llegó a la altura exacta para golpear el larguero y hacer diana. Los de Valverde ya tenían su botín.
8.- El gol dejó grogui a la Real Sociedad, que cuando quiso recuperar protagonismo con la pelota encontró su espacio vital ocupado por Rico, Iturraspe y Susaeta. A partir de ellos dio la vuelta al partido el Athletic, hasta difuminar bajo la lluvia el buen recuerdo de la Real. Desconectado Vela, los atacantes locales vivían demasiado lejos del área rival. Ni siquiera los cambios de Moyes, que dio entrada a Canales y Zurutuza por un mermado Bergara y un fundido Chory Castro, surtieron efecto inmediato. Si lo hizo la roja a Laporte, enzarzado durante todo el partido en ese juego subterráneo que suele acompañar a todas las relaciones entre central y delantero. Con 10, el Athletic dio el punto por bueno. La Real, de repente, se encontró ante un nuevo paisaje que le obligaba a dar un paso adelante.
y 9.- Un par de fogonazos de Vela fueron suficientes para despertar a los suyos. Un recorte por aquí, una apertura por allá y los realistas se reactivaron tras media hora de navegación sin rumbo. De una falta provocada por el mexicano llegó el magistral lanzamiento de Canales. Su golpeo se estrelló contra el larguero ante la mirada impotente de Iraizoz. El meta todavía tuvo tiempo de salvar a los suyos en una nueva volea del mediapunta cántabro. Fue el último suspiro txuri urdin en un derbi marcado más por los errores que los aciertos, donde cada uno se reafirmó en sus ideas y ninguno terminó contento. Valverde sigue sin ganar en Anoeta y Moyes ahuyenta las sombras del Villarreal pero no pierde de vista el furgón de cola.
* Emmanuel Ramiro es periodista.
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