Piqué acumula varios traspiés esta temporada. Desconozco las causas de que aquella jerarquía que hacía recordar a Beckenbauer se haya trocado en torpeza y desaliño, en intensidad mediana y tensión regular. A principios de temporada, la lesión en el gemelo parecía explicar esa mengua, pero el problema desapareció y las dificultades continúan. No obstante, su inicio de año 2012 estaba siendo prometedor: más vigilante y atento, más rápido e intenso, parecía regresar a su nivel. Quizás lo del miércoles solo haya sido un mal día en la oficina, un despiste en el frío inicio, un despeje desacertado, algunas decisiones precipitadas, y de inmediato volvamos a ver al imperial defensa de las dos últimas temporadas.
Su salida de balón es vital para el equipo, de ahí que Guardiola esté insistiendo en alinearle por lo mucho que aporta en el establecimiento de la cordada de ataque, incluso primando este factor por delante de la cara oscura que ha mostrado. Si algo han demostrado ambos es buena capacidad para gestionar bajas formas (Guardiola) y enorme talento para sobreponerse a las dificultades (Piqué). La cara oscura, probablemente, será pasajera.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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